1. la droga en la habitación 27

109 2 1
                                    

Cegado por las luces nocturnas Dante tomo una parada para fumar un cigarro, al bajar de su auto pudo observar a lo lejos el refinado cartel de luces parpadeantes, invitando a los incautos a entrar; sean bienvenidos a "el extranjero" un burdel de clase alta en el cual pagar una habitación era signo de respeto. Se acercó a la puerta dudoso de lo que podía esperar al pasar por un pasillo repleto de vestidores, acomodados en línea recta donde reposaban los abrigos de piel, tela y algodón. Unas prendas de tal porte no podían estar solas, posaban en las puertas dos guardias, de lentes oscuros esperaban quietos la entrada de los invitados. El hombre de piel morena pudo observar un enorme cartel a las entradas, normas tales como no entrar con objetos de grabación las cuales eran ley para un establecimiento de ese estilo, pero el noto algo; una nota extra, grabada con plumón se posaba bajo el reglamento de color rojo. "respira con cautela, que la droga del 27 tan rápido como sale, vuela" una leyenda sin lugar alguna curiosa la cual causo intriga a nuestro amigo, que entro sin rechistar para ser testigo de que pasaba en esas grandes salas. Al entrar fue abrazado con el calor y el sonido del interior, abriendo sus ojos tras un parpadeo se mostró inerte al ver cara a cara la belleza del lugar: Un bar decorado de luces blancas y toques dorados en copas y mesas, con música proveniente de una banda al centro de todo, con una hermosa cantante intoxicando el alma de todos los presentes con leves melodías, tonos tan perfectos que se asemejaban al canto de un pichón. Tan pronto como entro fue invitado a pasar por una elegante mujer de aspecto joven, con una pipa en mano y un vestido morado hasta las rodillas, el acompaño a la fémina en su intuición, esa vestimenta tan fina la hacía notar entre todos los hombres, ella era la encargada del lugar, y sería su guía en la noche que nos reúne aquí.

Una leve sonrisa fue el detonante de una conversación entre ambos, con datos simples para completar el registro y unas cuantas preguntas para los gustos de su cliente, un lugar de fina clase no solo enviaría a su fuente de ingresos con una chica bonita y por eso, el local tenía una política basada en los deseos. seleccionando específicamente unos trabajadores los cuales disfrutarían de verdad el momento, garantizaban una satisfacción autentica. Por los filtros pasaron la habitación 54, 15 y 27 como candidatas para las fantasías románticas de un trovador como Dante. Estaba intrigado a la par que decidido, es obvio que aquel anuncio en la puerta se refería a una de las habitaciones, pero ¿esa misma fue la que le toco? Eligio sin siquiera pensarlo dos veces, tenía que ver quien estaba ahí, el destino lo trajo y tal vez al entrar, la suerte le daría una cálida bienvenida al mostrarle la mujer de sus sueños.

Llego a la habitación deseada, donde le esperaba un cuarto decorado con estética departamental moderna y a los pies de la cama, estaba una joven de largo pelo hasta la cintura, un tono pálido en la piel y unos labios intensos, rojos como la sangre de un pichón. Temeroso se posó en la cama y saludo a su dama, la cual estaba mirándolo con unos ojos expectantes. Cedió a la cama, lo miro y repitió las palabras que tanto repetía -soy toda tuya, castígame- fueron los susurros que se formaron en los labios de Michelle al tenerlo encima, él estaba confundido, su deseo nunca fue ese, pero el perfume que salía de sus poros lo atrapo, una colonia francesa lo hizo caer por completo ante sus encantos y con un leve beso marco el inicio. Se detuvo para voltearse, su posición de control ahora era una de igualdad, y con una voz, gruesa y confiada, mostro el camino que él quería seguir -no soy quien, para castigarte, no soy quien para mandar sobre ti. Soy tu igual, soy tu cliente y tú eres mi vendedora, venir aquí no solo asegura mi placer, asegura el tuyo. No tienes que seguir con el juego de dominancia, esta noche la luna será testigo de nuestra unión, de cómo devoro tu piel, al mismo tiempo que tu consumes mi alma- y mientras nuestra vista se nubla, aquellos jóvenes renuncian a la castidad y se dejan consumir por el deseo que provoca la noche, marcando consigo el final de esta historia. La habitación 27, donde la fragancia de una flor es la que cubre a Michelle, una joven que cada noche trabaja en su habitación, y deja que sus clientes salgan con la mayor satisfacción posible del lugar. lo que no saben, es que su fragancia, esa mezcla de especias les hace ser sinceros, conectarse con sus fantasías más profundas que reflejan el verdadero yo. Un hombre común que entra a la sala puede encontrarse con una sumisa y usarla, sin embargo, Dante la trato como a él le gusta ser tratado. Un migrante de Asia que todas las noches va a las calles de su ciudad para cantar sobre amores pasados y ya olvidados, esperando paciente el día donde una fémina de su agrado logre flecharlo. No sabe que tras esa noche no solo encontró pasión, si no que libero el alma atormentada de Michelle, la cual, en un casual encuentro después de conseguir un nuevo empleo en una cafetería, escucharía esa voz que la trato tan bien la semana anterior.

La vida no se trata de lamentos, entre muchas personas que tal vez ignoren tu voz abra alguna que te escuche maravillada. Y entre tanta gente que quiera lastimarte para sentirse superior a ti, habrá una que no necesitara denigrarte, porque sabe lo que es ser abandonado. Esta historia te sonara, tal vez la conozcas o sufriste una igual, pero eso no importa, esta historia no te paso a ti. es una leyenda de cajón, una historia de burdel.

Cuentos de burdelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora