6- Cartas o notas de amor

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Ayer no puedo traerles capítulo por causas de fuerza mayor, pero hoy no quise fallar. Aquí se los dejo, tarde pero seguro. Las palabras de hoy fueron Cartas o notas de amor.

.:6:.

—¿Tienes admiradores secretos? —me preguntó Ariel cuando llegó a la mesa que nos aparté en la cafetería de la universidad.

—No, creo que alguien las está dejando por error en mi lugar.

Sobre la mesa tenía 5 papeles doblados en forma de corazón, no había abierto ninguno porque me parecían muy íntimos aunque la curiosidad estaba matándome.

—¿Cómo alguien puede dejarlos por error? —preguntó acercándose más a mí.

Pasé mi brazo derecho sobre sus hombros para abrazarla y con la reciente excusa de que yo era una persona muy friolenta y ella era cálida, aunque la razón real era que simplemente quería abrazarla.

—Antes de mi clase, hay dos más —empecé a explicarle—. En mi loca imaginación la historia va que en la clase de las 8 de la mañana hay una persona que tiene un crush con alguien de la siguiente clase, entonces le deja estas notas de amor entre la mesa del asiento y uno de los fierros que llega a la silla, de esa forma solo quien se siente ahí puede ver la nota. Pero la parte triste es que la persona de la clase de las 10 ya no se sienta en ese lugar o tal vez ya no viene a la universidad y por eso nunca recoge las notas y a las 12 que es cuando entro yo ahí se quedan y es muy triste.

Ariel sonrió de lado y la sentí sacudirse levemente entre mis brazos, como si se hubiese reído en silencio.

—Y qué tal si las notas son para alguien que entra hasta la clase de las 2 de la tarde, pero como tu las tomas aquella persona destinada no puede encontrarlas nunca.

Me quedé congelada al escuchar eso y empecé a reunir cada una de las notas rápidamente con la intención de regresar en ese mismo momento al salón de clases y dejarlas todas pero Ariel me detuvo riendo a carcajadas.

—Solo bromeaba —siguió riendo mientras sostenía mis manos—. Estoy segura que son para ti.

—No, no creas que tengo muchos pretendientes solo porque soy extrovertida.

—¿Y qué pasa con el chico que te llevó un café la semana pasada a pesar de que tú no se lo habías pedido? —me recordó y sacudí mi cabeza ante ese incómodo momento y luego empecé a molestarme de que ese compañero se hubiera acercado justo en el instante que había tomado valor para besar a Ariel.

—Eso fue muy espeluznante, no quiero pretendientes de ese tipo.

—¿Y aquella chica que se te declaró estando ebria? Cuando íbamos saliendo de la fiesta de tu mejor amiga.

—Otro incómodo momento que no deseo recordar.

—Tal vez este es otro admirador más esperando que funcione.

—Pues si es para mí no lo hará —le indiqué dedicando mi completa atención a ella—. Porque mis ojos, mi mente y corazón son de alguien más.

Deslicé mi mano de sus hombros hasta su espalda para acercarla más a mí y aunque estábamos sentadas lado a lado y las bancas de la cafetería no eran nada cómodas, siempre conseguíamos acomodarnos y encajar a la perfección.

Me parecía sencillamente maravilloso como a pesar de estar rodeadas de cientos de estudiantes el mundo parecía no existir cuando estaba a su lado. Sabía que me estaba enamorando muy rápido y era la primera vez que me sentía así por una mujer, pero Ariel lo valía todo.

Tenía mi rostro tan cerca del suyo que con solo un mínimo movimiento podía tocar sus labios y mi principal intención era esa.

—Disculpa... —alguien nos llamó interrumpiendo el mágico momento y estuve a punto de hacer caso omiso a su llamado y continuar con mis planes de besar a Ariel, pero las siguientes palabras me hicieron levantar la vista—, esas notas...

Ariel y yo nos separamos —solo un poco pues aún la tenía abrazada— para poder ver a la dueña de la tímida voz que nos había interrumpido.

—¿Una de ustedes dos en el salón 102 de humanidades? —me preguntó la castaña envuelta en una bufanda café y con mirada ansiosa.

—Yo —levanté la mano a modo de saludo.

—¿En el horario de las diez de la mañana? —volvió a preguntar y negué con la cabeza.

—Tomo clase hasta las 12 del mediodía —respondí y a pesar de que su cara estaba cubierta con la bufanda pude ver como su rostro se encendió de inmediato—. No te preocupes, no he leído ninguna.

—Qué pena —cubrió su cara con ambas manos—. No puedo creer que llevo estas semanas equivocándome de día.

—Te dije que no eran para mí —murmuré en el oído de Ariel para que la apenada chica no escuchara.

—¿Puedo tomarlas? —preguntó y empujé el montón de notitas hacia ella.

—Son tuyas.

Tomó todas las notitas dobladas en forma de corazón con manos temblorosas y quise tener palabras adecuadas para hacerla sentir mejor pero no sabía qué decir.

—Es un detalle hermoso —habló Ariel rompiendo el silencio—. Pasar notas o mandar cartas son cosas que ya no estamos acostumbrados a hacer, pienso que la persona que las reciba será muy afortunada por la dedicación que tienes desde el principio.

El rostro de la chica se iluminó al escuchar las palabras de Ariel y pareció armarse de determinación en ese mismo momento, estrujando las notitas contra su pecho como si hubieran tomado más valor.

—¡Muchas gracias! —exclamó en voz alta—. Se las entregaré todas para la próxima vez.

Se giró de inmediato pero cuando intentó echarse a correr chocó contra un chico y tardaron unos segundos en estabilizarse.

A mí ese momento me recordó a aquella vez que conocí a Ariel. Curioso que ahora estábamos siendo espectadoras de una situación similar.

La chica castaña volvió a ponerse colorada cuando vio al chico y presa de los nervios empujó las notitas en forma de corazón sobre el pecho del confundido que no supo qué más hacer además de sostener los corazones de papel.

La castaña salió corriendo de la cafetería mientras el muchacho extendió uno de los corazones y empezó a leer. Él abrió los ojos y sin dudarlo o terminar de leer las demás notas salió corriendo en la misma dirección que la dueña de aquellos sentimientos.

—Wow —soltó Ariel volteando hacia mí—. Sentí como si hubiese visto un drama en netflix. Al final ayudaste a que se encontraran.

—Resultó una buena idea tomar esas notas, tal vez tenga futuro uniendo corazones.

—¿Qué crees que puedas hacer con el mío? —preguntó acercándose a mi rostro.

—Ya tengo algunos planes para el tuyo.

Me acerqué de nuevo a ella, con la esperanza de que nadie nos interrumpiera.

* * * * * * * * * 

Sería una lástima que la autora sí interrumpiera el capítulo ahí xD

Espero que les haya gustado aunque no haya tratado 100% de Mara y Ariel. 

El tema del relato de mañana me llama mucho la atención y si no fuera tan tarde ya estaría escribiéndolo, pero ni modo, hasta mañana lo empiezo jaja.

¡Muchas gracias por volver!

Lobiu 

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