°Harry Potter-One Shots°

George Weasley

Pedido de 

-¡Ayzel! ¡Ven aquí!- la chica rio y siguió corriendo. Su mejor amiga, Helga Beaumont, la había estado persiguiendo a causa de que había tomado lo que parecía ser un diario de vida.

-¡Oh, querido diario! ¡Qué lindo sentirse enamorada!- Ayzel se burló leyendo el diario- Su cabello, sus labios, los ojos color de mar en los que te puedes perder...

La chica siguió leyendo y burlándose de su amiga en medio del bosque sin saber que dos cabelleras pelirrojas la miraban.

-Georgie, ¿Estás seguro que es bueno espiarla? Puedes simplemente ir y pedirle que salga contigo, o una cita.

-No, no, Fred, no podría. Además, tú fuiste el que me dio la idea de espiarla.

-Hermano, esto es acoso- el chico se cruzó de brazos.

-¿Qué?

-Llevamos como dos meses siguiendo el rastro de Ayzel MorningStar, vamos a dónde ella va, la miras siempre en el GC, parecemos su sombra, ¿No crees que eso es sospechoso?

-Tal vez, pero Freddie, ¿Qué más puedo hacer? Ayzel MorningStar está fuera de mi alcance. Creo que me hago mucha ilusión creyendo que podría llegar a tener algo con ella.

-A ver hermano, no te tires al suelo haciéndote la víctima. Tú no le has dicho que te gusta.

-¿Decirle? Pero yo...

-No George, nada de peros, vas a ir allá y le dirás la verdad.

-¿Qué verdad?- sintieron una voz a sus espaldas. George sabía perfectamente quién era la propietaria de aquella hermosa voz.

-Ayzel, que bueno verte- dijo Fred disimulando su nerviosismo.

-No intenten engañarme, Weasleys, sé que me han estado siguiendo- la chica se cruzó de brazos.

-George- Fred le dio un pequeño golpe en el codo.- Él te explicará todo.

Dicho eso, el pelirrojo salió corriendo y desapareció entre los árboles, dejando "solo" a su enamorado hermano.

Las dos chicas, Helga y Ayzel, lo miraron expectante a lo que diría.

Pasaron unos minutos, y George no decía nada. Cuando en ocasiones habría su boca, la cerraba inmediatamente sin articular ni una palabra.

Las chicas se miraron, y Ayzel suspiró impaciente.

- Mira Weasley, si tienes algo que decir, dilo. Porque pareces un niño pequeño que lo descubrieron haciendo una travesura. Yo quiero que me digas porqué me estabas espiando, perdón, acosando.

George escuchaba cada palabra, sintiendo algo amargo y dulce por dentro.

- George, no tengo nada en contra tuya, pero no puedo seguir si me miras todo el tiempo sin explicación. Me está matando la intriga por favor, dime.

-¿Por qué?

-¿Por qué qué, George?

-¿Por qué te intriga tanto que te mire todo el tiempo?

-Primero, pareces un asesino escogiendo a su víctima. Segundo, porque... Bueno porque...

Hubo un silencio incómodo, donde Helga se fue alejando unos pasos atrás, hasta que se encontró con el gemelo escondido en un árbol.

-¿Puedo espiar contigo?- le susurró la chica. Fred asintió y se apartó un poco. Helga se puso a su lado.

Por otro lado, el otro gemelo estaba decidido a confesarle sus sentimientos a la chica que lo había enamorado completamente.

-Ayzel...

-George...- ambos dijeron al mismo tiempo, lo que causó una risa nerviosa en los chicos.

Se quedaron en silencio un momento más. Tanto como Ayzel y George habían estado planeando e imaginando situaciones para declararse, pero en ese segundo no sabían cómo actuar.

Sólo se miraron, sonrojados hasta las orejas, con el nerviosismo corriendo a toda velocidad de arriba abajo y el corazón latiéndoles a mil por hora.

Tomaron un poco de valor y simplemente gritaron al mismo tiempo.

-¡Me gustas!

-¡Me gustas!

Ambos impresionados, volvieron a decir al unísono:

-¡¿Qué?!

-¡¿Qué?!

Y tan coordinados que estaban, se quedaron mirando un segundo, para después besar sus labios. Sus corazones latían en el mismo ritmo, sus respiraciones se mezclaban, sentían una extraña electricidad recorrer su cuerpo, como una suave cosquilla.

A los minutos se separaron débilmente, como si hubieran gastado toda su energía en aquel beso.

-Ayzel tú...- George no pudo terminar la frase.

-Sí, me encantaría ser tu novia.

Helga y Fred chocaron los puños, hace tiempo que habían planeado eso.