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Nuestra protagonista con Grimm en brazos se dirigía a la Cámara del Espejo, mientras Ace y Deuce la seguían sin más.
— ¿Entonces el plan es usar el espejo para llegar a la Mina de los Enanos, buscar esa piedra y volver aquí antes del amanecer?
— Efectivamente.
— Vale, muy fácil, muy facil.
— Yo no estaría tan segura si fuera tú, Grimm. —se burló mientras rodaba los ojos con diversión—. Cualquier cosa puede estar dentro de esa mina, talvez hasta fantasmas.
— ¡¿F-F-F-Fantasmas?! —chilló con terror el pequeño, haciendo que la contraria soltara una pequeña risa—. ¡N-No te burles del Gran Grimm, humana tonta! Sabes que no le tengo miedo a los f-f-fantas-
— Boo.
— ¡¡¡¡AAAAAAAAAAHHHHHH!!!!
La joven soltó una gran carcajada ante el agudo grito de su compañero causado por Ace quien de igual forma reía fuertemente mientras que Deuce los miraba y trataba de aguantar la risa.
Los tres aún así no pudieron evitar mirar la gran sonrisa de su compañera, apenas la conocen pero por primera vez la veían sonreír en grande.
Deuce y Ace aunque no se dieran cuenta, en sus labios había una pequeña y boba sonrisa, cosa que Grimm noto y le hizo gracia.
— Ok, ok, hay que concentrarnos en nuestro objetivo ¿Quieren? —continuo _______ limpiando las pequeñas lágrimas de sus ojos.
— ¡Si señorita! —dijo Deuce con una sonrisa.
Ace solo pudo rodar los ojos mientras miraba la escena que armában.
— ¿Por qué tuvo que terminar así? Tuve tanta mala suerte hoy... —murmuró para si mismo con la cabeza baja mientras por su mente todos los sucesos de la mañana.
Al escuchar esas palabras, _______ se le acercó lentamente y colocó una de sus manos en su hombro mientras le dedicaba una dulce sonrisa. Acción que dejó sorprendido al de corazón.
— No eres el único que tuvo mala suerte, pero tampoco uno puede desanimarse. —dijo mientras lo miraba fijamente a los ojos—. ¿Y quién sabe? Probablemente halla un final feliz al terminar el día ¿No crees?
El corazón de Ace dió un vuelco al ver su sonrisa y el cómo se suavizaba su mirada para él solamente. Sintió como sus mejillas se calentaban lentamente mientras más miraba sus ojos color chocolate.
— ¿Por qué eres así después de todo lo que hice?... ¿No estás enfadada? —se preguntó mientras se perdía en su mirada, al darse cuenta de lo que hacía se avergonzó más de lo que estaba.
