La joven y el director Crowley estaban frente al dormitorio que antes había mencionado el mayor de edad. Este era "algo viejo" según describió Crowley, pero jamás se imaginó que fuera así de antiguo en realidad.
— Nada mal... Es un lugar de muy buen gusto. —dijo ella mientras acomoda sus anteojos.
— Lo es, bien ¿Entramos? —con una pequeña sonrisa el director le abrió la puerta, dándole paso—. Después de usted, señorita.
Ella asintió con la cabeza sonriendole en agradecimiento para luego decir:
— Muchas gracias, Señor Crowley. —respondió educadamente mientras pasaba por su lado.
La sala estaba a oscuras, el piso rechina con cada paso, el papel tapiz de las paredes se caía, habían telarañas en cada esquina, unas cuantas goteras en el techo que estaba algo agujereado, muebles cubiertos por una tela blanca llena de polvo y las escaleras estaban algo inestables.
— Estoy conciente de que no es mucho, pero-.
— Es perfecto...
Crowley observó a la joven con sorpresa ante sus palabras ¿De verdad no le importaba?
— Muchas gracias por darme un techo donde pueda resguardarme. No me molesta en absoluto el hecho de limpiar este lugar.
Él le sonrió amablemente, aliviado de que sea de su agrado.
— No fue nada...
Ella camino hasta el centro de la sala mirando todo a su alrededor, alzó su mirada al techo viendo una cúpula de vidrio y de ella colgaba un candelabro de cristal algo viejo
"Creo que puedo cambiar eso... Y unas cuantas cosas más... Pero..."
— ¿Será que dejo el candelabro o hago el truco de las velas flotantes? —murmuró para si misma confundiendo al director.
Siguió observando a su alrededor. Sus ojos tenían un brillo particular...
Una sonrisa se había escapado de los labios de la joven al imaginarse cómo sería el dormitorio una vez terminado.
— Voy regresar este lugar a su antigua gloria. —dijo la joven con determinación mientras acomodaba sus anteojos.
Él la miro entretenido, jamás había conocido a un estudiante como aquella jovencita. El espejo tenía razón, ella era peculiar.
Crowley carraspeó su garganta, llamando la atención de la joven.
— Ya que estarás aquí te traeré comida, ropa, lo que necesites para estar cómoda. Cualquier duda que tengas estaré dispuesto a ayudarle, no quiero poner más peso sobre sus hombros sabiendo es la única mujer en la academia y eso puede causar un...
