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- Jungkook, te puedo hacer una pregunta. - dijo Lisa, con los dedos jugando en su regazo, mientras que miraba toda la autopista.

Hace unos minutos atrás, los dos jóvenes se despidieron de la familia Jeon.

- ¡¿Que?! - respondió frío y cortante, levantando su tono de voz. ¿Acaso se ha molestado conmigo?

Ahora tengo tres preguntas...

- Me llevarás al departamento con mi unnie, ¿verdad? - dije mirándolo.

- ¿No te gusta vivir en la mansión? - dijo arqueando una ceja. - Toda mujer sueña vivir en un lugar tranquilo donde todos hagan caso a su pedido. Pero tú, tú eres alguien interesante. - dijo, esta vez disminuyendo su voz a un tono más leve.

- No es eso. Solo extraño a mi unnie - hablé, mientras que miraba las calles, evitando hacer contacto visual con Jungkook. - Además. Estar rodeada de personas es bastante incómodo y más si te hacen sufrir todo una semana, para que alcanses el perfeccionismo de una señorita con clase. - dije mientras arrugaba mi nariz inconscientemente.

- Si tanto quieres ir al departamento con tu unnie. Pues delante. - dijo él mientras que volteaba hacia el ala derecha de la calle.

- Sé que no es de mi incumbencia Jungkook, pero ¿por que no te quieres casar con Chou Itzuyu? Ella es tan encantadora fue muy linda conmigo, parece un Ángel.- sonreí inconscientemente.

El auto se detuvo en un brusco movimiento hacia un lado de la calle, haciéndome chillar por el golpe que me acababa de dar con la ventana de la puerta.

- ¿Ángel? - dio una sonrisa amarga y luego se puso a reír amargamente por lo que acababa de decir. - Escucha Lisa, si quieres mantenerte a salvo, lo único que debes hacer es no hablar con Chou Itzuyu. Esa mujer es una loca, ¿me entiendes Lalisa? Ella terminó con la vida de una de las personas que más amaba en este miserable mundo. - dijo mientras que me miraba con ojos penetrantes y frunciendo el ceño, sus ojos negros se tornaron más oscuros, y sus pupilas se empezaban a hacerse más pequeños. Como si se tratase de una fiera salvaje.

- Pero... - iba a continuar, pero solo baje la cabeza. Esta semana me permitió darme cuenta de que Jungkook, tenía un doble genio. Podía llegar a ser tierno y cariñoso, pero en varias ocasiones me demostraba lo contrario, haciéndome sentir mal.

Miré todo con cierto sigilo. El día no ayudaba mucho para hacerme sentir mejor. Las calles estaban escasas de personas y las tiendas se encontraban vacías. Solo quisiera llegar al departamento y estar recostada a lado de Jennie -que por cierto me debe de estar extrañando-.

Recoste mi cabeza en el espaldar del asiento del copiloto.

- ¿Quién te dio eso? - de nuevo la voz de Jungkook apareció.

Miro con sigilo en donde tenía puesto los ojos y estaban mirando hacia la dirección de mis tenis.

Oh vamos, el mundo me odia o es que el universo explotó.

- Me dolían los pies e Itzuyu me prestó sus tenis. - dije mirándolo. Su semblante se tensó.

Bien Lisa, ahora. ¡¿Como demonios sales de ésta?!

Esperaba un sermón de su parte diciéndome lo mala que es Itzuyu, tal como lo dijo hace unos minutos atrás. Pero no. Al contrario solo siguió manejando por la autopista. Estuvimos en un completo silencio hasta que llegamos al gran edificio que anhelaba llegar. Bajé rápido del auto.

- Te devolveré el vestido, no te preocupes y sobre los tenis, yo misma se los devolvere a la señorita Chou. - dije mientras que lo miraba - espero que algún día nos volvamos a encontrar joven Jeon. Dije dando una reverencia.

Mi novia es una niña// LiskookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora