3. Casa de los Campbell

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9 de mayo, 2017.

Apenas me desperté solo podía en pensar en que iba a estar toda la tarde con Dallas.

Ya el día empezaba tenso.

Sólo vamos a discutir la información de la exposición y hacer la presentación, más fácil imposible.

— Sólo tú te crees esa mentira — murmuré mientras me levantaba de la cama para ir al baño y ducharme.

La ducha me relajó un poco, el agua fría calmaba el calor que sentía en el cuerpo cuando desperté, mientras el agua caía en mi pelo, era como si deshicieran mis preocupaciones y el olor a vainilla del jabón desvaneció la tensión de mis hombros, muy terapéutico todo.

Salí de la ducha y fui hacia el cuarto a vestirme, busqué el uniforme, quería ponerme la falda azul marina y la camisa blanca de mangas cortas porque está haciendo calor, planché ambas prendas y me las puse, busqué mis medias blancas que eran un poco más arriba de mis rodillas y mis tenis blancos. Luego sequé mi pelo y me maquillé con un poco de corrector, polvo compacto, rubor color durazno, iluminador, mascara de pestañas y labial hidratante.

Hoy me veía particularmente bien, tenía un aire radiante.

No tuve que irme caminando al instituto; Myranda me llamó diciendo que podía llevarme ya que su tía había salido más temprano de lo habitual para el trabajo.

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— ¡Pero que bella mi mejor amiga favorita! — me gritó Myranda desde el auto mientras yo me despedía del guardia de seguridad.

— Soy tu única mejor amiga ¿sabías? — le digo en un tono burlón.

Se ríe y me saca la lengua y yo saludo a su tía.

— Hola Stella, gracias por llevarme — le decía Stella porque sólo tenía 25 y odiaba que le dijeran señora.

— Hola Lena — dice arreglando su cabello —. Menos las llevé a las dos, con esas faldas todos los hombres en la calle se las hubieran comido con los ojos.

— Es que hace demasiado calor hoy — digo mientras me abanico con la mano —. Además ¿crees que en el instituto ya no lo hacen?

— De eso si tienes razón, los hombres y su mente enferma — expresa ella burlándose.

Hablamos un rato sobre el cuerpo que habíamos desarrollado Myranda y yo, cuando empezamos en el instituto, nuestra morfología era la de unas niñas recién salidas de la primaria pero durante las vacaciones para pasar al 2do año; apareció la maravillosa pubertad que nos hizo un milagro, hicimos ejercicio un tiempo, así que en un abrir y cerrar de ojos ya teníamos cuerpo de chicas de 18 años.

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— Estoy colapsando — le digo a Myranda mientras subimos las escaleras al salón.

— Cálmate, se ve que es tranquilo.

— Pero es que me causa cosquilleo en todo el cuerpo y me sonrojo con que sólo me hable, ¿cómo quieres que esté? — le digo un poco frustrada, de verdad Dallas descontrola todas mis emociones.

— Accedió tranquilo a que fueras a su casa, no te preocupes ¿ok?,

— Tienes razón — le digo con un tono un poco más relajado.

Entramos al salón, Dallas estaba allí sentado de último con su cara seria, sus labios perfectamente carnosos y sus audífonos puestos.

¿Por qué tenía que verse tan sexy con el sólo hecho de existir?

¿Realmente amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora