Minhyun no dejaba de llorar.
El sonido estridente de su llanto era lo único que se escuchaba en la habitación, con su carita roja y los ojos apretados parecía incómodo, desesperado.
Llevaba horas de la misma manera, apenas logrando descansar un poco, sin embargo, era entendible. Después de todo no podía hacer mucho más para expresar su malestar. A sus cortos once meses era un bebé lleno de energía, curioso, con sus ojitos atentos a cualquier ruido mínimo que captara su atención y tan risueño que era imposible no sonreír con solo ver su tierna carita, por lo que verlo de esa manera, apagado, con sus cachetes rojos y ojitos cansados era una verdadera tortura para sus padres.
Desde el día que nació ciertamente, ni BaekHyun ni ChanYeol habían tenido una noche completa de sueño. Tener un hijo no era para nada una tarea sencilla, era agotador y terriblemente demandante, un trabajo de tiempo completo que lograba dejarlos tan agotados que juraban ser capaces de dormir días enteros si les fuera posible.
Los primeros días junto a su bebé fueron una completa locura. Ninguno de los dos tenía idea de que hacer, estaban asustados, temerosos de ocasionarle cualquier mínimo daño por más tonto que sonara todo aquello. Y es que su MinHyun era simplemente precioso, el bebito más lindo que alguna vez pudieran llegar a ver, los tenía atontados, maravillados ante cada mínima mueca y sonidito que fuera capaz de hacer.
BaekHyun lo mantenía entre sus brazos casi todo el tiempo, amaba observarlo, sentir el calor de su pequeño cuerpo junto a su pecho mientras era inundado por ese leve olor a lavanda que le fascinaba.
Darle de comer era su actividad favorita del día, adoraba contar cada una de sus pestañas y perderse en sus rasgos mientras su bebé succionaba su pecho con emoción, a veces incluso parecía desesperado queriendo sacar más de su delgado cuerpo, pero no le importaba la molestia que eso causara, porque ver como MinHyun quedaba dormido con su boquita abierta y su pancita llena de leche era la imagen más bonita que podía ver.
ChanYeol no era muy diferente, a pesar de que tenía que trabajar con normalidad saliendo todos los días temprano a la oficina, cada minuto libre se lo dedicaba a su hijo. Se entretenía por horas simplemente observándolo dormir, se sentía con la necesidad de cuidar su sueño, atento ante cada queja y mínimo malestar que pareciera aquejarlo.
Parecían un par de locos, turnándose para cuidar a Minhyun durante la noche mientras el otro descansaba, aunque de todas formas ambos cargaban con increíbles ojeras imposibles de ignorar, ya que escuchar el más mínimo quejido de su hijo era suficiente para que se levantaran y le dieran toda su atención.
No les molestaba, ni siquiera era un sacrificio, no obstante, si que no pudieron mantenerlo por demasiado tiempo, ya que se sentían agotados, y con suerte, de a poco fueron dándose cuenta de que tampoco era necesaria esa paranoia excesiva.
Conocer a Minhyun fue simple, en realidad. Dentro de todo, su bebé era un niño bastante tranquilo. Sus vidas se fueron acoplando a la rutina de su pequeño, BaekHyun dormía en los pequeños momentos que podía aprovechando también el descanso de su hijo para cocinar, ordenar un poco y procurarse a si mismo, al igual ChanYeol intentaba apoyarlo en sus tiempos libres, dividiéndose el trabajo lo suficientemente bien para lograr tener un par de horas tranquilas más.
Minhyun lloraba poco, solo quejándose cuando tenía hambre, calor o se encontraba algo incómodo, eran pocas las ocasiones donde realmente no sabían que hacer, pues normalmente su bebé se calmaba apenas lo tomaban en brazos, muy dispuesto a dormir.
Los primeros tres meses pasaron como un borrón, y con ello tanto BaekHyun como ChanYeol fueron capaces de decir que la peor etapa había pasado. Fue un gran golpe caer en cuenta de la realidad, un día simplemente se miraron, con el cuerpo empapado al terminar de bañar a su pequeño y tan cansados que no pudieron hacer nada más que llorar. Y es que era increíble, a pesar de todo se sentían demasiado felices, por más que se amaran y se prometieran muchas cosas en el pasado nada los había preparado para tal momento, para darse cuenta de que el fruto de su amor estaba ahí, entre sus brazos, enrollado en una pequeña mantita de patitos y que estaría junto a ellos para toda la vida.
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Manual de supervivencia paternal
Novela Juvenil❝ La vida como padres primerizos no es para nada sencilla, con cientos de dudas y miedos en tu cabeza, travesuras escondidas entre tiernas sonrisas y llantos interminables que te hacen temblar se lleva toda tú energía existente. ChanYeol y BaekHyun...