Consejo 7. Crea recuerdos

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El primer año de Minhyun llegó con extrema rapidez.

Demasiada en opinión de BaekHyun. Le era incomprensible el como su bebito había crecido tanto en ese poco tiempo, sentía que apenas unos días atrás lo sostenía entre sus brazos, envuelto en su mantita y con su piel tan rosada y sensible que no podía hacer mucho más que llenarla de tiernos besos, inundado de amor.

La nostalgia lo consumía, en especial cuando caía en cuenta de lo mucho que había cambiado. MinHyun era un niño hermoso, con demasiada energía y tan brillante como un sol. Reía todo el tiempo, caminando a tropezones por la casa y manchando sus manitas y mejillas gordas de comida cada que intentaba alimentarse solo.

Aún era muy pequeño, tanto que ni siquiera era capaz de caminar por sí mismo a la perfección, no obstante eso no cambiaba que en definitiva ya no era el pequeñito bebé que Baekhyun podía mantener en sus brazos todo el tiempo, y aunque eso lo hacía feliz lo llenaba de nostalgia y tristeza también. Por lo mismo, los últimos días había estado en extremo cariñoso, abrazando a su pequeño todo el tiempo, llenándolo de mimos y dejando que comiera de su pecho cuanto quisiera porque Minhyun era libre de atiborrarse de lechita si así lo quería.

—Siempre dijiste que yo sería quien mimaría a nuestro hijo... y mira —dijo Chanyeol una de esas noches, cuando Baekhyun se negó a dormir sin su bebé junto a ellos.

Era sorprendente su actitud, quizás. Después de todo BaekHyun era una persona en ocasiones demasiado fría, alguien tan independiente que no era para nada común verlo comportarse de esa manera tan amorosa, pero no podían culparlo, su hijo era su mayor adoración en el mundo y solo él merecía sus besitos y toda su atención. Además de ChanYeol, por supuesto.

Para su cumpleaños BaekHyun se esmeró en hacer un buen trabajo aunque en realidad era bastante pésimo en ello. No le gustaban las celebraciones tradicionales, eran complicadas y tenía que preparar demasiada comida en su opinión.

Al principio no lo quería, prefería algo más simple, estaba cansado, atareado con su regreso al trabajo, por lo que tener un momento simple en casa le parecía bien. Minhyun aún era muy pequeño, no recordaría nada, tener un momento junto a sus papis estaría bien para él y mucho más para ellos, quienes amaban pasar tiempo con su pequeño, admirando cada uno de sus rasgos e intentando deducir lo que decía entre balbuceos.

Habían mirado algunos pasteles bonitos y Chanyeol planeó decorar la sala para tomar un par de fotos que mantendrían de recuerdo. A BaekHyun le gustaba la idea, lo hacía sentir cómodo. Estar rodeado de sus dos granitos de azúcar lo hacía muy feliz, no necesitaba más.

Sin embargo, su suegra no pensaba lo mismo, y tras escuchar su larga cátedra de dos horas acerca de porque era importante mantener las tradiciones, el mayor solo decidió ceder. Al final su relación con sus suegros jamás fue buena, quizás porque era demasiado frío, directo y malhumorado. Nunca con ellos, al menos no al inicio cuando en verdad esperaba que las cosas fueran diferentes, no obstante no hubo manera en la que la madre de Chanyeol dejara de pensar que BaekHyun era una mala opción, y él lo que menos quería era discutir de nuevo.

—No es necesario que te agobies por esto, amor. Está bien si le decimos que no —le dijo ChanYeol cuando vio a su esposo demasiado estresado al leer la lista de compras que su madre había mandado. Y es que en definitiva, comprar tanta fruta les costaría una pequeña fortuna.

—No, no. Está bien, esto no es de siempre... supongo.

Pero no fue sencillo. En especial porque Injae era algo cansona y bajo el pretexto de querer ayudar se entrometía demasiado, para opinión de BaekHyun. No podía decir mucho, era la madre de su esposo, y dentro de todo la mujer amaba a Minhyun tanto como él a ella.

Manual de supervivencia paternal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora