Consejo Final. Hazlos muy felices

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BaekHyun siempre planeó todo a la perfección.

Desde que era pequeño pensaba muy bien cada cosa y movimiento realizado, así era él, demasiado perfeccionista para funcionar y buscando que todo quedara tal cual a él le gustaba. Era complicado, demasiado, en especial porque las personas no parecían entenderlo así que era realmente desesperante, los niños muchas veces preferían no jugar con él, pues tardaba demasiado organizando todo y señalando las reglas por cumplir, por lo que al final se volvía tedioso, aburrido, nada que ellos quisieran soportar así que mejor iban a divertirse a otro lado. No le importaba, en lo más mínimo, creía que eran muy tontos y que en verdad si planeaba todo bien las cosas saldrían mejor.

Su vida parecía ser una interminable lista de opciones, que más allá de lograr satisfacer a otras personas solo buscaban poder hacer feliz a él mismo; graduarse con honores, obtener un buen empleo, destacar en su puesto, conseguir un bonito apartamento. Lo que fuera, no importaba, porque eran cosas que BaekHyun deseaba, y por lo mismo se esforzaba por conseguirlo. Recibía muchas opiniones, quejas, y en especial cuestiones acerca de lo que quería, ¿no trabajas demasiado? ¿No piensas divertirte? ¿Cuando vas a casarte? ¿Acaso no deseas tener hijos? Todos parecían tener algo que decir, y aunque era cansado, no sobre pensaba todo ese tipo de situaciones porque al final no le importaban, no si no estaban en sus planes.

Con ChanYeol todo era similar, su novio era magnífico, lo entendía tan bien que eso solo hacía que Baek lo amara mas. Le daba su espacio, lo apoyaba, y buscaba sus propias metas sin importarle el resto, era perfecto, y lo eran aún más juntos. Cada momento, por más complicado, solía funcionar para ellos, a pesar de que Yeol no era idéntico, para nada, era tan desordenado que en ocasiones acababa con su paciencia, pero lo intentaba por él todo el tiempo.

En cambio, con MinHyun las cosas eran muy distintas. Porque era un niño, hermoso, sano, con demasiada energía, así que intentar mantener algo en orden con él era imposible. Era demasiado inquieto, le gustaba comer sin importarle embarrarse todo y dejaba galletas regadas por todos lados, porque mordía las de chocolate solo quitándole las chispas, y cuando ya no tenían más dejaba el resto por ahí, tomando un nuevo paquete hasta que se cansaba, así que buscaba algo nuevo que probar, como dulces, gelatinas, jugos, lo que fuera que mantuviera bien llena su pancita, que siempre estaba redondita, él era feliz comiendo y se mantenía bien entretenido con eso, pero no siempre, porque en ocasiones tenía tanta energía que solo ocasionaba desastres, muchos, y la cabeza de BaekHyun no daba para tanto. En especial, porque con un bebé mantener todo en orden era imposible, no había manera, y de alguna forma todo eso casi lo sacó de quicio más de una vez.

Se sentía agotado, pero había demasiada felicidad en él también. Porque todo eso había salido sin planear, de hecho, en su momento pensó que en definitiva eso sería un desastre, y probablemente lo era, la mayor parte del tiempo, pero aún así le gustaba, porque sentía mucha satisfacción de su pequeña familia, viendo a su guapo esposo cargando a su bebé y pensando que todo eso había salido bien a pesar de todo.

Así que no esperaba mucho más. Con un niño de cuatro años ya todo era muy agotador, su trabajo era enorme, y no perdía tiempo con ChanYeol de ninguna manera, tampoco. Por eso quiso sorprenderse, en verdad que si, pero una parte de su cabeza decía que siendo como era de exagerado estaba buscando todo eso, porque lo disfrutaba, porque lo había pensado, y porque tal vez anhelaba algo nuevo, aumentar toda esa satisfacción, darle un poco más de locura a sus ya ajetreados días, así que solo estaba intentando tomarse las cosas con calma, la más posible, si es que eso era posible cuando no podía alejar su cabeza del retrete, porque había mucho que vomitar, demasiado, y su cabeza parecía darle vueltas, de una manera que no le era del todo desconocida.

—Dios, esto es horrible, espantoso —susurró, lavándose la boca y mojando todo lo posible su cara, como si eso cambiara algo, pero no podía concentrarse demasiado, ni perder mucho tiempo, porque su hijo lo miraba preocupado, preguntándole si le dolía mucho la pancita.— No mi amor, estoy bien, solo que papi comió mucho —le explicó, no queriendo preocuparlo de más, a lo que MinHyun asintió no muy convencido, dándole un beso en la frente como si eso lo hiciera sentir mejor, y aceptando un bote de yogurt que le extendió de inmediato, queriendo distraerlo.

Manual de supervivencia paternal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora