Los nervios terminarían matándolo, mucho antes de que fuera el momento. Ahora mismo estaban realizando su atraco al Banco Central, como se había planeado desde hace días.
Agradecía llevar aquella máscara dorada, de lo contrario sería bastante más visible su nerviosismo.
¿Y si todo salía mal? ¿Qué tal si pillaban a alguno? ¿Y si le pasaba algo a Toni o Carlo?
No quería ni imaginarlo. Temía a que se separaran, sabía que si atrapaban a uno, no se iban a quedar de brazos cruzados e irían a rescatarlo. Sinceramente quería huir de allí lo más pronto posible.
─ ya tenemos el dinero, sólo queda hacer negociaciones ─llegó a avisarle el mayor de los Gambino, pues él junto a Raúl se habían quedado a vigilar a los rehenes.
─ genial. ─
─ Toni, ¿puedo hablar contigo? ─sujetó con fuerza su arma.
─ claro, ven. ─
Ambos se alejaron para una mejor privacidad cuando todos llegaron. En un espacio más solo, ________ empezó a hablar.
─ ¿me aseguras que todo saldrá bien? ─gracias a la máscara no lograban verse sus ojos llenos de preocupación.
─ te lo prometo, confía en mi y en que todo saldrá bien ─le toma ambas manos, acariciándolas con los pulgares.
─ dejad vuestras guarradas, estamos en un puto atraco ─intervino Carlo claramente celoso.
Ambos mayores soltaron una risita.
─ oye, Carlo ─llamó el mexicano.
─ ¿qué quieres? ─
─ quiero que sepan una cosa ─los hermanos le dirigieron la mirada prestándole atención─. Pase lo que pase, salga bien o mal este robo, quiero que sepan que los amo... a los dos. ─
─ ¿eso a qué viene? Todo va a salir bien, Gómez ─se acercó para poner su mano sobre el hombro del mayor.
El latino sólo asintió, tenía el presentimiento de que no sería así. Al menos no del todo.
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─ ¡no podemos dejar a Toni! ─gritó desesperado ________-. Igor, para el puto coche. ─
─ yo no poder, el amo Hai me lo ordenó ─respondió con su singular acento.
─ me cago en las re mil putas que te parieron, pedazo de chatarra oxidada. Me importa una verga que ordenó el chino ese de mierda, ¡te dije que deruvieras el puto coche! ─estaba por partirle el cuello al androide.
─ ________, ya rescataremos a Toni. Hay que saldar cuentas con Hai ─Carlo trató de tranquilizarlo, aunque él también estuviera ardiendo en rabia.
Indignado hizo caso. Se cruzó de brazos tratando de regular su frenética respiración debido al coraje. Pronto un tic en la pierna derecha se haría presente dando a emtender su desesperación.
