Phoebe P.O.V
Debía de estar soñando.
Samuel estaba frente mío con un rostro demacrado, cansado pero a pesar de eso no dejaba se ser atractivo.
Llevaba dos malditos días llorando por él y ahora que lo tenía acá, todo rastro de dolor se esfumó.
Nuestras miradas no se apartaban para nada. Tenía ganas de lanzarme a sus brazos, de besarlo. Pero se que no era correcto.
Mi abuela nos miró a ambos.
- Oh vaya! Mira que hora es- me miró- no duermas tarde. Ya me voy.
Salió de la puerta sin antes dedicarle una sonrisa a Samuel, el la respondió casi sin ánimos.
Mi abuela cerró la puerta a espaldas de Samuel y sentí una corriente correr por toda mi espalda. Estábamos los dos solos, en una habitación, sin vernos dos días.
- Q-qué haces acá? - pregunté nerviosa.
Había un brillo especial en su mirada.
- Vine por ti- susurró.
Porqué? Trató de olvidarlo y él tiene que venir con sus palabras. A pesar de todo su voz me hizo temblar. Me quedé callada. Ahora no era el momento de que mi concentración flaqueara.
-Podemos hablar- dijo después de un rato.
Asentí y el recorrió la habitación.
- Que haces?
- Iremos a mi habitación.
Cogió mi maleta y vio que no había nada. Fue al armario y sacó ropas, las puso en mi cama formando un cuerpo y lo tapó. ¿Qué pretendía hacer?
- Vamos.
- Porqué no acá?
- Tu papá puede venir y me matará, en cambio si ve eso- señaló a la cama- pensará que estás descansando.
Me cogió de la mano y solté un suspiro, extrañaba esto. Me comenzó a jalar para salir del cuarto, fuimos al ascensor.
- Así que si tienes miedo a mi papá.
Volteó de golpe haciendo que chocará con su pecho. Alcé la mirada y allí estaba él con su mirada penetrante, con una media sonrisa pero de repente desapareció.
Quedó mirando mi labio inferior, el cual estaba mordiendo, y sentí arder el deseo en mis venas.
El ascensor sonó y el caminó conmigo. La electricidad corrió por todo mi cuerpo.
-Maldición.
Volteé a verlo y se abalanzó contra mi besándome. Tenía una mano en mi nuca y la otra en la parte baja de mi espalda. Estaba allí, acorralada contra la pared y su cuerpo.
Gemí en su boca. Esto llevaba necesitando estos dos días, lo llevaba necesitando desde que me fui de su casa.
- Sam.
Se apartó un poco de mi y apretó el botón de su piso.
- Te eh extrañado Phoebe.
Su aliento rozó con mi cara. Sabía que a pesar de todo, si volvíamos a vernos como ahora, no resistiría sin poder besarlo. Me mordí el labio inferior y él frunció el ceño.
- No.
Lo jaló con su dedo.
- Es sólo mío y yo sólo puedo hacer eso.
Su voz ronca hizo que ya estuviera lista para él. Me iba a acercar de nuevo pero el ascensor de abrió.
Me jaló otra vez de la mano y esta vez fui yo la que lo escuchó suspirar.
Abrió su cuarto, era casi igual que el mío sólo que este tenía dos camas, volteé a verlo con el ceño fruncido.
- Sebastian- explicó.
Oh.
- Los tres me trajeron acá.
En un momento me entristeció, él no había venido por él mismo.
Me miró y cogió mi cara en sus manos, obligando a que le mirara.
- Phoebe, estos dos días e estado encerrado en mi cuarto, no tenia ganas de nada.
Su mirada parecía sincera, bajé los ojos hacia sus labios. No era el único.
Lo besé con ansias guiándole a cualquiera que sea su cama, lo tumbé y él sonrió.
Tomé aire, cuando estaba en estas circunstancias con él, de vez en cuando solía llevar el mando.
Me puse a horcajadas de él, sintiendo sus manos recorrer por mi trasero.
- Hemos venido a hablar, Phoebe- dijo divertido, sin dejar de besarme.
- Hablaremos luego.
Se rió haciéndome temblar y deseando más y más.
Se apartó y estaba con una sonrisa diferente, una que jamás se la había visto. Parecía feliz, parecía... enamorado?
- Hablar.
- Acaso tu no...
Se volvió a reír y apretó mi trasero haciendo que mi intimidad rozara con su bulto.
- Sí, pero primero tenemos que hablar. Aparte a Sebastian no le gustará que lo hagamos en su cama.
Me sonrojé y en ese instante salté de la cama mientras él sonreía, haciendo imposible que me enojara con él.
Nota mental: Comprarle una bolsa de cara cuando quiera amargarme con él. Apuntado.
Me eché en la otra cama y el se echó a mi lado, me besó en la punta de la nariz.
Buenos, hablaremos pero sería sobre lo que yo quería saber.
Por un momento nos quedamos mirando y el comenzó a acariciar mi mejilla y luego pasó a un mechón. Era tan tranquilo estar así, quería que ese momento se quedará paralizado para siempre.
-Porqué viniste?
Rió sin gracia.
- Por ti.
Phoebe, calma las malditas mariposas. Me ordené mentalmente.
- Porqué?
- Porque fui un imbécil al dejarte cruzar la maldita puerta de mi casa.
Me mordí el labio pero lo solté cuando la mirada de Samuel cambió.
- Lo siento.
Negó pero sonrió.
- Phoebe, quiero que me entiendas- suplicó- nunca e tenido que decirle a una persona mis sentimientos y mucho menos demostrárselo. No sé como hacer eso.
- Nunca? - me sorprendí.
- Nunca.
Fruncí el ceño.
- Y la chica con la que tuviste tu primera vez.
Se rió amargamente.
- No la recuerdo, fue en una fiesta en la cual estuve ebrio y al día siguiente amanecí desnuedo en un cuarto rosa.
Estaba consciente de la cara que tenia ahora. Dios santo! Samuel no se acordaba de su primera vez.
-Puedo hacerte una pregunta? - dije con la duda de que si me gustaría la respuesta o no.
Asintió lentamente.
- Cómo te metiste en ese mundo de...?
No quería decirlo.
- Quieres saberlo? En serio?
¿Quería saberlo? Asentí.
- Conocí a una mujer que ya tenía experiencia en esto.
- Cuántos...
- Calculando- pensó- debe tener la edad de tu abuela, ahora.
Qué? Mierda. Samuel se había metido con una maldita pedófila.
Samuel maldijo en voz baja, tal vez por mi cara que tenia ahora.
-Phoebe. ..
- Sentiste algo por ella?
- Jamás- respondió automáticamente.
- Porqué se dejaron de ver?
Samuel torció el gesto.
- Se obsesionó conmigo. No quería a una mujer que me atará y ella lo quería hacer. Me hacía una escena cuando hablaba pro teléfono con Sophie y mi otra amiga.
Vaya.
- No me gustaba eso. Así que decidí cortar todo lazo con ella.
- La sigues viendo?
- No. Debes en cuando me la cruzo por eventos pero, sólo la saludo por ser educado. Ella intenta acercarse a mi pero... no me gusta tenerla cerca.
Pude percibir que se estremeció una poco. Oh Dios! Tenía ganas de buscar a esa mujer.
-Me volvió adicto a eso- dijo como si estuviera confesando un crimen.
Tragué duro.
- Nunca pensaste en dejarlo?
Por medio minuto se quedó colgado, y por su mirada me decía que estaba recordando algo. Algo malo.
- Hubo una vez. Con una sumisa. Quería atarme a ella y casi lo logra.Me congelé por un momento.
- Me dijo que estaba embarazada.
Fruncí el ceño.
- Dejó de tomar las pastillas. Pero no llegó a ser mío, era de su esposo.
- Esposo?
- Te juro que no estaba enterado de eso. Pensaba que era soltera. Y cuando me enteré de que no era mío- su mirada se oscureció- exploté.
- Que pasó?
- Phoebe antes para mi era demasiado difícil contener mi ira, comencé a gritarle, a votarla porque no la quería más tiempo conmigo- su mandíbula estaba tensa- y ella era nerviosa, así que se le vino el bebé.Mi corazón se paralizó por un momento.
- No pude hacer nada. Cuando la ingresaron al hospital ya era tarde- me miró y su mirada era torturada- maté a su hijo.
Oh Samuel. Parecía tan destruido, parecía un pequeño que buscaba refugio. Lo abracé mientras negaba con la cabeza.
- No te sientas culpable Sam.
- Phoebe, antes tenía miedo a que algo así me pasara contigo- su voz se le quebró- nunca antes me había sentido tan mal cuando me dijiste que me tenias miedo. Cuando vi tu mirada asustada. Maldición.
Lo apreté contra mí. No podía negar que ahora sabiendo eso, sentía el mismo miedo que él. ¿Qué pasaba si algún día a él se le iba todo de la mano?
- Pero - cogió mi cara obligando a que lo mirase- mi miedo se fue. No necesito calmarme contigo. Porque se me hace imposible enojarme contigo. Cuando te veo, me relajo, así hagas lo que hagas se me es imposible molestarme contigo.
Parpadeé varias veces. Supongo que tal vez jamás me diría un "te quiero" pero esas palabras eran suficientes para mí.
Lo besé, lo besé con las ganas que tenía aguantando. Me respondió el beso.
Al fin y al cabo esto era lo que ambos necesitábamos. Necesitábamos perdernos en el otro.
Se puso encima mío y miró mis ojos, se le formó la misma sonrisa de antes.
-Se me hace imposible creer que sigas aquí. Debo de ser bueno en lo que hago.
Me reí.
- No me iré a ninguna parte, Sam.
Cerró los ojos y me dio un pequeño beso en la nariz.
- Me encanta cuando me llamas así.
Me estremecí un poco.
Comenzó a besarme de nuevo. Mientras su mano recorría ansiosa por todo mi cuerpo. Extrañaba tanto sus caricias.
Bajó el short de mi pijama, hizo un camino de besos de una cadera a la otra.
Oh Dios. Yo ya lo quería dentro pero el quería hacerse esperar.
- Sam.
Y solté un gemido cuando me besó justo allí. Levanté mi cadera instintivamente, no era justo que sólo el lo haga.
Volvimos a estar cara a cara, me había dejado totalmente desnuda de la cintura para abajo. Rodé para quedar esta vez yo encima.
Samuel sonrió, al parecer le gustaba que tomara el mando. Comencé a sacarle la camisa y con cada botón iba dejando besos.
Me senté a horcajadas de él viendo su torso en todo su esplendor. Me mordí el labio y el ladeó la cabeza.
- No hagas eso.
Miré sus ojos, estaban en llamas.
Así, a lo que iba.
Desabotoné su pantalón. Ya estaba listo.
Tomé aire. Esta iba ser la primera vez que iba a hacer esto.
Bajé mí boca hasta estar a la altura de su miembro. Lo metí en mi boca. No estaba tan mal, sabía raro.
Comenzó a bajar y subir mis labios al rededor de su erección mientras escuchaba los gruñidos de Samuel. No imaginé en ningún momento los excitante que sería escuchar a Samuel perdiendo el control.
- Phoebe - gruñó.
Y de un momento a otro estábamos sentados, yo a horcajadas de él.
Ya no podía aguantar más. Me quitó el polo a tiras y yo su camisa.
Lentamente entró en mi, hundí mis uñas en sus hombros mientras el apretaba mi trasero.
- Dios.
Gemí, no recordaba como se sentía esto, definitivamente mis recuerdos no le hacían justicia para nada.
Me mordí el labio cuando me alcé y bajé de nuevo.
- No- gruñó.
Me besó mientras salía y entraba en mi. Mordía mi labio, y solamente el sabía hacerlo bien para que me excitara más, mucho más.
Comencé a cabalgar encima de él, sintiendo como algo iba creciendo en mi interior.
Me desplomé encima de él cuando llegué al orgasmo. Junto con él.
Caímos en la cama, estaba tumbaba en su pecho y mis piernas ya no me daban.
- Tengo que irme- susurré a penas.
El me apretó contra su cuerpo haciendo que sonriera.
- No, por favor- me besó la cabeza- quédate. Quiero dormir contigo.
- Está bien. Pero hasta las seis de la mañana.
Sentí como asentía.
Tenía bastante sueño, y mi consciente se me iba apagando pero antes pude escuchar algo.- Te quiero Phoebe- susurró.

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Hermanos Grey
FanfictionTheodore y Phoebe Grey tienen todo lo que desean, lujos, dinero, viajes y sobre todo el amor incondicional de sus padres. Pero todo cambia cuando una chica cercana a la familia llega de viaje y hace que Theodore se encuentre en un amor que por más...