A veces me tengo ganas de llorar y no puedo...
¿Eso es fortaleza?
No lo sé, solo sé que a veces llorar es una forma de purificar nuestra alma de tantos pensamientos nocibos que se nos pueden estar formando y limpiarlos, es mejor, con el agua del llanto antes de que comiencen a pudrirnos y contagiar hasta el corazón.
Porque también somos como el río que solo necesita un poco más de agua para purificarse, nuestra agua es el llanto y nuestra naturaleza, Dios, nos demuestra, en Su grandeza creativa y nos invita a razonar sobre Su Misericordia y así de nosotros brota el agua purificada.