Capítulo 1

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Aquel verano, Eira tampoco pudo ver a sus amigos de Gryffindor. Su madre no le permitía ir, pues tal y como estaba la situación, no quería que se metiese en problemas. De modo que Eira supo, desde el primer día, que tendría que quedarse cerca de su familia, y juntarse solamente con sus amigos de Slytherin, quienes no intentarían vencer a Voldemort y, sin duda, evitarían los problemas.

—Sé que quieres ir con Harry, Ron y Hermione, hija, pero son tiempos complicados, y aunque no te guste lo que hace tu tío, no quiero que comiences a luchar contra él. No quiero que te ocurra nada.

De modo que, tras aquella explicación, a joven había aceptado no ir con sus amigos de Gryffindor durante el verano, aunque sabía que los vería durante el curso.

La mansión de la familia Riddle estaba siendo utilizada a modo de punto de encuentro de Voldemort con sus mortífagos. Eira insistió en ir hasta allí durante su primera semana de vacaciones, antes incluso de haber visto a tu tío en casa, para poder hablar con él acerca de lo sucedido en el Ministerio de Magia y poder darle las gracias por lo que había hecho.

—No creo que sea una buena idea ir precisamente hoy —había comentado Orión, un tanto preocupado, cuando su prima le había contado sus planes.

Pero, como no había aportado ninguna razón, Eira se había limitado a ignorarlo y había decidido ir hasta allí. Y Orión la había acompañado.

Melody sabía que ambos iban, y no había puesto ningún impedimento. Sabía que su hermano no le haría ningún daño a su hija, y le había advertido de las consecuencias que habría si volvía a hacer daño a Orión.

—Lo siento, pero el Señor Tenebroso está ocupado —dijo un mortífago cuando los dos primos llegaron a la puerta de la mansión.

Dos mortífagos se encontraban en la entrada, vigilando que no entrase nadie sin autorización. O que no apareciese ningún auror o mago de aspecto sospechoso. Eira no comprendía por qué los habían detenido a ellos, sabiendo que Orión era hijo de Voldemort, pero al chico no le importó demasiado que lo detuviesen.

—No nos importa; esperaremos —había dicho Orión, tranquilo, dispuesto a pasar.

—No quiere que pase nadie a quien no tuviese previsto ver...

—Es mi padre —soltó Orión, impacientándose—. Así que, os guste o no, vamos a entrar a verlo.

Eira y él avanzaron y entraron en la mansión sin que los mortífagos hiciesen nada para detenerlos. No estaban dispuestos a dejar que los parasen. Estaban en la mansión de la familia Riddle, que era también su familia y, por lo tanto, la mansión era suya también. Los dos mortífagos tuvieron el sentido común suficiente como para no intentar nada en su contra, tal vez comprendiendo que sería en vano.

Melody le había hablado a Eira acerca de aquella casa. Allí había vivido su padre con sus abuelos durante muchos años... hasta que Tom los había matado. Melody le había guardado algo de rencor por ello, por quitarle la posibilidad de conocerlos, pero lo había terminado perdonando, y había ido con él a conocer la mansión, que era ahora propiedad de ambos hermanos.

Orión llevó a Eira hasta la puerta del despacho de su padre, ubicado en el primer piso, y ambos se quedaron esperando a que el hombre terminase de hacer lo que estaba haciendo. Se enfadaría si se atrevían a interrumpirlo, aunque se tratase de su hijo y su sobrina. Por tanto, no tocaron siquiera a la puerta para hacerle saber que estaban allí.

—Dime qué te ocurre —pidió Eira.

—Es solamente que creo que has escogido un al día para venir a verlo —comentó Orión—. Me dijo Luke... que Graham y él se convertirían hoy en mortífagos. Puede que esté con ellos ahora mismo.

Eira y el misterio del príncipe ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora