La primera clase de Aparición se celebró un sábado por la mañana, en el Gran Comedor. Eira fue junto a sus amigos y Orión, ilusionada. Orión, por su parte, que estaba acostumbrado a rodearse de alumnos un año mayores, se había unido aquel día a los de su casa y edad, dado que los de séptimo ya habían aprobado el examen de Aparición.
—¿Creéis que será muy complicado? —preguntó Daphne.
—No creo que lo hagas peor que los demás —respondió Theodore.
Cuando llegaron al Gran Comedor, vieron que casi todos los alumnos de su curso, si no todos, estaban allí, y que las mesas habían desaparecido. Los cuatro jefes de las casas se encontraban allí, así como un bajo bajito que debía de ser el instructor de Aparición.
—Buenos días —saludó el instructor—. Me llamo Wilkie Twycross y seré vuestro instructor de Aparición durante las doce próximas semanas. Espero que sea tiempo suficiente para que adquiráis las nociones de Aparición necesarias...
—¡Malfoy, cállate y presta atención! —gruñó la profesora McGonagall.
Eira miró en dirección al rubio, que había estado discutiendo con Crabbe. Se preguntó si el motivo de aquella discusión sería algo relacionado con la misión de Voldemort. Tenía el presentimiento de que así era.
Orión, por su parte, le lanzó al chico una mirada amenazante.
—...y para que muchos de vosotros podáis, después de este cursillo, presentaros al examen —continuó Twycross—.Como quizá sepáis, en circunstancias normales no es posible aparecerse o desaparecerse en Hogwarts. Pero el director ha levantado ese sortilegio durante una hora, exclusivamente dentro del Gran Comedor, para que practiquéis. Permitid que insista en que no tenéis permiso para apareceros fuera de esta sala y que no es conveniente que lo intentéis. Bien, ahora me gustaría que os colocarais dejando un espacio libre de un metro y medio entre cada uno de vosotros y la persona que tengáis delante.
Los alumnos se colocaron como les indicaban. Eira, que estaba junto a sus compañeros de casa, quedó lo suficientemente cerca de Draco como para ver cómo Harry recorría el Gran Comedor y se situaba detrás de él, donde podía escuchar perfectamente su conversación.
Eira siguió las instrucciones del instructor cuando les dijo que se fijasen en su destino, que era el aro que estaba ante ellos. Centró su decisión en aquello, en que quería estar dentro de aquel aro y, a la señal del profesor, giró sobre sí misma, con desenvoltura, deseando estar dentro de aquel aro.
Sintió una extraña sensación en el estómago, se vio un par de pasos a la derecha de donde se encontraba antes, aunque lejos del interior del aro, donde tenía que estar. Por su parte, Orión también se había movido un poco, pero se encontraba un paso por detrás de su posición inicial.
El resto de los alumnos no habían conseguido nada, más que algunos, perder el equilibrio o caer al suelo. Por lo que todos los profesores quedaron impresionados con lo que habían logrado los dos primos.
—¡Continuad así! —les animó Snape, aún impresionado—. Solamente debéis concentraros un poco más en vuestro destino...
Para cuando la clase terminó, una alumna de Hufflepuff había sufrido una despartición, y Eira y Orión habían logrado aparecerse en el interior del aro, pero no había ocurrido nada más interesante.
—¡Muy bien los dos! —les dijo el instructor—. Parece que necesitaréis menos clases que los demás... no había visto nunca nada igual.
Cuando salieron del Gran Comedor, varios compañeros les preguntaron cómo lo habían hecho, dado que nadie más lo había conseguido.
—Debe de haber algún truco —insistió Ron.
—Orión y yo solamente hemos seguido los pasos del instructor —le explicó Eira, que tampoco sabía cómo había logrado aparecerse.
El mes de febrero pasó rápidamente y, para disgusto de los alumnos, suspendieron la excursión a Hogsmeade, después de lo sucedido con Katie Bell y de las desapariciones de varios magos, incluidos algunos familiares de alumnos de Hogwarts.
Eira estaba molesta por la suspensión de la excursión, dado que iba a poder volver a ver a Luke en el pueblo.
—Tranquila, seguro que no se irá con otra bruja —se burló Orión.
—¡Eres un... ! ¡Claro que no se irá con otra! Pero lo echo de menos.
—Si tener pareja es esto, creo que estoy bien solo —replicó su primo, poniendo los ojos en blanco.
Con marzo, llegó el cumpleaños de Ron. Pero no fue un cumpleaños normal. De hecho, Eira no había tenido aún tiempo de felicitarlo cuando Hermione fue a buscarla para informarle de que el chico estaba en la enfermería, pues había sido envenenado y había estado a punto de morir.
Orión, que estaba con Eira en el momento de recibir la noticia, había fruncido el ceño, como si tuviese alguna idea de lo que podía haber ocurrido, pero no había dicho nada.
—¿Qué ha pasado exactamente? —preguntó Eira a Harry cuando llegó a la puerta de la enfermería.
No podrían pasar a ver a su amigo hasta las ocho, pero la señora Pomfrey les había dicho que Ron se recuperaba bien.
—Estábamos en el despacho de Slughorn. He llevado a Ron porque, accidentalmente, ha ingerido un filtro de amor que iba dirigido a mí. Slughorn le ha proporcionado el antídoto y, después, nos ha dado hidromiel para brindar. Ron lo ha tomado antes y, de pronto, no podía respirar. Por suerte, he logrado darle un bezoar. De lo contrario...
—...estaría muerto —terminó Hermione.
Eira apenas podía creer lo que estaba escuchando. No sabía cómo había podido ocurrir aquello. Estaba claro que Ron había resultado afectado por error, pero no sabía quién era el verdadero destinatario de aquel veneno.
—¿El hidromiel era de Slughorn? —preguntó Eira.
—Iba a regalárselo a Dumbledore —le explicó Harry.
—Tal vez alguien quisiese envenenarlo a él...
Ginny llegó entonces, y tiempo después, los señores Weasley y Fred y George. Viendo que estaban muchos para ver a Ron, Eira se marchó, no sin antes asegurarse de que su amigo se recuperaría.
Nadie en Slytherin parecía saber qué había ocurrido cuando Eira preguntó, pero Eira sospechaba de que había sido un alumno. Y, si había sido así, debía de haber sido alguien de su propia casa.
No sabía si podía confiar en alguien, más que en Daphne. Porque estaba casi segura de que Blaise y Theodore sabían más de lo que parecía e incluso Orión, a quien confiaría su vida, debía de saber algo que no le había contado.
La casa de Slytherin estaba llena personas que escondían secretos.
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Eira y el misterio del príncipe ✔️
Fanfiction[EeH #5] Portada por @-itspauxma @bandanaranja Eira, consciente de cuál es su familia y del peligro al que se enfrenta el Mundo Mágico, se debate entre su amor por su familia y sus ideas.