Prólogo

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Alguna vez has escuchado la expresión, ¿Pueblo chico, infierno grande?

La persona que inventó esa frase tenía la boca llena de razón. Tal vez, porque vivió ese infierno en carne propia, el pan de todos los días en un pueblito de paso donde las familias se conocen por nombre y apellido, donde hay tan pocos habitantes que dos escuelas son suficientes para cubrir con sus necesidades, donde, si no huyes a tiempo, te quedas atrapado.

Cubrir, una palabra que distingue las raíces de cada uno de los pobladores, porque, cuando conoces cada uno de tus sucios y repugnantes secretos, cuidas con garras afiladas y violento recelo la verdad ante los ojos de forasteros, de manera que los pecados queden total o parcialmente ocultos, protegidos o si es necesario...sepultados diez metros bajo tierra.

Pero, también dicen que ante los ojos de Dios no hay nada oculto, por eso, una vez al año los secretos se desentierran, al final, siempre existirá alguien que le dé voz a los que ya no pueden gritar la verdad, esas son, Historias que los muertos cuentan.





Historias que los muertos cuentanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora