capitulo 13

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Incómodo, incomodo, incómodo, súper incomodo

Esos momentos de silencio pesado que todos hemos vivido tantas veces está pasando ahora en la cocina, lo único que se escucha es el sonido de los cubiertos y el ladrido de los perros de los vecinos. Lo único que puedo mirar es mi plato y a Emi ya que ella se sentó frente a mí

LO ÚNICO BUENO

Lo malo: quedé sentada entre Gastón (que se encuentra a mi derecha) y Daniel (que está a mi izquierda), ¡¡Ambos demasiado cerca!! Al punto de que sus antebrazos rocen con los míos

Dios, llévame...

—¿Y... Se divirtieron anoche?—pregunta Emi tomando de su café y mirándolos a ambos

—Un poco— responden al unísono incómodos como si les costara decir algo más que esas dos palabras

¿No te parece raro?

Lo que me parece es que tendrás que llamar a tu papá antes de que él te llama porque sabes como se pone cuando no das indicios de vida y él te tiene que estar buscando

Buen punto

Gracias

—¿Alguno vió mí celular?— reviso mis bolsillos con la esperanza de encontrarlo pero nada

Ambos me miran y niegan con el ceño fruncido

—Capaz que lo déjate en la habitación, pero ahí en la sala hay uno que puedes usar—

Me da una pequeña sonrisa y se la devuelvo antes de levantarme y salir hacia la sala

—Hola, papá. Sí, estoy bien, solo perdí mi celular pero una amiga me prestó el suyo, se me hizo tarde y no quería despertarlos llegando a esas horas así que me quedé en donde Paula, ¿Quién es Paula? Una amiga que conocí hace un año ¿Por qué nunca te hablé de ella? Porque me olvidé...— me detengo frente al teléfono y me le quedo mirando un largo rato, doy un largo suspiro y me muerdo el labio —Me va a matar de igual forma en unos meses capaz—

Tomo el teléfono y marco el número rogando que atienda mi tía y que me ayude en ésto

-¿Hola?- ya cagué, quiero tulipanes para mi funeral, mi testamento está bajo mi cama

-Hola, papá- suelto sin más

Un gusto haberte conocido, mi ciela

-Pero miren quién decidió llamar por fin, la señorita Kasandra, ¿Qué desea, usted apareciendo de repente luego de horas de salir de casa?-

Caray, me da miedo cuando habla así

Titubeó pero tomo aire y decido hablar -Se me perdió el celular y me quedé dónde Paula junto con Emily-

-¿Y se puede saber quién es esa Paula?- ya me lo imagino recargado en la pared de brazos cruzados y el ceño fruncido

Vamos, como practicamos

-Una chica de la prepa, entró hace un año- me como las uñas rezando para que se la crea

-¿Y Paula tiene algún padre con el que pueda hablar?- tragame tierra

-S-sí, ahora te lo paso- dejo el teléfono ahí y corro a la cocina interrumpiendo la charla de los tres individuos quiénes me miran confundidos

—¿Qué pasó?— Emi se levanta confundida

—Quiere hablar con los padres de Paula— suelto desesperada

—¿Quién es Paula?— preguntan los tres más confundidos

—La chica dueña de la casa en la que supuestamente me quedé anoche por ser muy tarde y no querer despertar a mi padre— ahí entienden

—Yo hablaré con él— se ofrece Emi pero niego

—Ya conoce tu voz por teléfono y en persona ¡¡Me va a matar!!— camino de un lado a otro imaginando mi muerte

Soy muy joven, ¡¡todavía ni siquiera e comido dos kilos de helado yo sola!!

-Hablo yo- miro incrédula a Gastón mientras él se levanta de su asiento con el rostro serio y una mirada determinante

Ufff, se ve tan sexy cuando se pone serio

Concentración

—No es broma ¿cierto?— niega y doy un saltito de alegría

Me acerco corriendo a él y lo tomo de la mano llevándolo a la rastra al teléfono, él lo agarra y se lo coloca en el oído bajo mi atenta mirada

-Hola... Me llamo Marcos, soy el padre de Paula... No, su hija está bien, solo que llegaron muy tarde y le insistimos para que se quede y no se vaya muy tarde, ya sabe lo peligrosas que son las calles en la madrugada- frunce el ceño y traga grueso -No, tranquilo, está en perfecto estado. Por cierto, con mi esposa la invitamos a almorzar ¿Le da permiso de quedarse?- confundida observo como sonríe, se despide y corta

—¿Almorzar?— asiente sonriente

—Para que se vallan más relajadas y de paso les doy ropa y pongo a lavar esa— apunta la que llevo puesta, que, recién noto lo sucia y arrugada que se encuentra

Que vergüenza...

Por inercia desvío la mirada en un ridículo intento de esconder el rojo de mis mejillas

—Gracias... Por todo— agradezco sin poder mirarlo

—No es nada, son mis amigas, es mi deber ayudarlas— auch

Me considera una amiga...

No te vas a poner a llorar, cuando llegues a casa lo haces

Tienes razón, más rato una lloradita y a seguir existiendo

Exacto

(...)

—Ya te lo dije, le gustas— ruedo los ojos

—No, me llamó amiga y no llamas así a la chica que te gusta ni en pedo— bufa colocándose una de las camisetas que nos dio Gastón para que nos cambiemos

—Te miró todo el tiempo desde que se volvieron a sentar en la mesa...— se queda callada unos segundos como si estuviera pensado -Aunque no fue el único que te estuvo mirando DEMASIADO, Daniel tampoco te quitaba los ojos de encima— sube las cejas en un "te lo dije"

—A él tampoco le gusto y deja de pensar que todo chico a mi alrededor se puede enamorar de mí— suelto una risa irónica colocándome el pantalón

—No todos, pero éstos dos, te juro por mis amados libros que les encantas— exagera acercándose a mí y agarrándome de los hombros

La miro unos minutos —Si no me sueltas te voy a dar un beso con lengua— le advierto y se aleja de inmediato arrugando la nariz

—No gracias, las chicas no son mi tipo—

El mío un poco sí...

Un simple CrushDonde viven las historias. Descúbrelo ahora