Después de que Souya hablará con Rindou, habían estado teniendo conversaciones banales todo lo que resta de la semana, solo se deseaban buenos días o buenas noches, sin hablar de un tema en concreto, simplemente tratando de que la incomodidad entre ellos por no saber exactamente qué decir, fuera disminuyendo poco a poco.
Souya vigilaba de cerca a Nahoya, preocupado por si algún otro incidente como el suscitado cuando los visito Mitsuya ocurriera, podía observar como Nahoya trataba de ocultar las ojeras bajo sus ojos que cada vez se iban haciendo más profundas, y como su tez se volvía un poco más pálida (Souya era realmente observador cuando era necesario).
Nahoya le repetía una y mil veces a su hermano menor que se encontraba bien, que no le ocurría nada. Souya sabía lo terco que podría llegar a ser su hermano, así que decidió tratar de cuidarlo y vigilarlo desde lejos, observando cualquier pequeño signo que pudiera ser sospechoso en su hermano. Dispuesto a intervenir en el momento en el que fuera necesario.
El consejo de Mitsuya había ayudado a Souya a aclarar más sus pensamientos, sin embargo, los de Nahoya parecían estar más revueltos que antes. No sabía que es lo que debería hacer, ni siquiera quería tener que volver a pensar en Ran Haitani. Todas las noches, miraba su muñeca izquierda fijamente, tratando de obtener alguna respuesta a las dudas que tenía en su mente. El Kawata mayor trataba de no prestarle atención a como sus horas de sueño se reducían, o como se sentía más cansado y su tez se iba haciendo cada vez más pálida.
Nahoya Kawata no podía perdonar tan fácilmente como su hermano.
No poseia un corazón tan noble como el de Souya.
El sábado llegó más rápido de lo que Souya pensaba, y cuando menos lo esperaba, se encontraba frente al espejo de su habitación, después de mirar una y otra vez el reloj con nerviosismo.
— ¡Está bien Souya, puedes hacerlo!—. Se animaba el peliazul mientras se veía al espejo por cuarta vez, le había pedido alguna que otra recomendación discreta a Mitsuya sobre el conjunto que debería llevar hoy.
No es que quisiera impresionar a Rindou, solo quería lucir bien.
Si claro...
Sintiéndose cómodo con el conjunto, y viendo que ya pasaba de las hora que se había auto asignado para vestirse e ir a su cita. Tomo su celular del buró junto a su cama, y el pequeño llavero que tenía un lindo peluche que le había regalado Nahoya, los dos tenían el mismo peluche en sus llaveros, aunque de diferente color para no confundir sus llaves.
Al recordar a su hermano, Angry se quedó helado, con su mano elevada en el picaporte para abrir la puerta.
¿Qué le diría?
No es que Nahoya le prohibiera salir solo o algo así, pero debido a su pésimo comienzo con los Haitani, era obvio que Smiley se opondrá rotundamente a qué Souya saliera con uno de ellos. El menor de los Kawata, soltó un tembloroso suspiro antes de tomar valor para abrir la puerta de su cuarto, creyendo que Nahoya estaba en su cuarto (que estaba al lado del suyo), casi fue de puntillas por todo el pasillo para no alertar al mayor de su escapada. Una vez estuvo en el rellano de las escaleras, pudo respirar un poco más tranquilo al notar que no había señales de movimiento por parte de Smiley. Comenzó a bajar las escaleras suavemente, y cuando se vio abajo casi da saltitos de felicidad.
Sin embargo, su celebración fue cortada por una voz:— ¿Dónde vas, Sou?
Souya sintió su corazón casi detenerse al escuchar la voz de su hermano proveniente de la sala, había estado tan nervioso por no hacer ruido que no escucho el sonido de la televisión cuando bajaba sigilosamente las escaleras. Su hermano se encontraba abajo, en la sala, viendo la televisión.
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Soulmates «Ringry & Ranley»
FanfictionLos hermanos Haitani conocen a sus almas gemelas de una manera muy particular. AU Soulmates RindouxAngry RanxSmiley