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El camino hacia la heladería se mantuvo en un agradable silencio entre ambos. El parque donde lo había citado Souya era realmente lindo, podía observar a varias personas recorrerlo, desde familias disfrutando de un momento tranquilo hasta grupos de amigos divirtiéndose y riéndose mientras vagaban por todo el parque.
Rindou volteó a ver a Souya caminando a su lado, su expresión seguía estoica como siempre aunque podía sentir cierto nerviosismo proveniente de él. Había intentado buscar algún tema de conversación, para llenar el silencio entre ambos, sin embargo, ninguno se le vino a la mente en ese momento.
Tal vez habría sido buena idea el pedirle consejos sobre citas a Ran, ya que era el que más experiencia tenía en ellas, también estaba Kokonoi aunque probablemente le cobraría si le pidiera algún consejo.
Sabía que hoy sería el día en el que conocería cuáles eran los verdaderos sentimientos de Souya sobre su lazo, y cuál sería el siguiente paso que tomarían ambos. Rindou estaba dispuesto a aceptar lo que fuera que Souya eligiera, más no desistiría si este lo rechazaba. No soportaría el tener que ver cómo el nombre de Souya, al que ya se había acostumbrado a ver en su muñeca izquierda, se desvaneciera hasta hacerse ininteligible.
Viendo cómo la mirada azul de Souya se dirigía hacia un pequeño grupo de niños que jugaban con un papalote, Rindou trato de hacer un poco de conversación, tratando de hacer mucho más ameno el ambiente entre ambos, mencionó lo primero que se le vino a la mente:— Veo que ya te quitaron los yesos.
Okay, eso fue estúpido.
El menor de los Haitani quería ser atropellado por un autobús en ese mismo instante, ¿por qué rayos le diría al chico con el que está en una "cita" (recalquemos las comillas, por favor), que le habían quitado los yesos, que si no fuera por la culpa de si mismo, no tendría en primer lugar?
— Si, sano rápido, dijo el doctor que fue una fractura limpia por eso no demoró tanto en sanar.
Rindou no sabía si sentirse bien o no con la respuesta de Souya, después de todo, junto a su hermano tenían años de práctica en romper huesos, lo que los hacía unos expertos en romper extremidades de manera limpia. Aunque nunca imagino que su alma gemela sería víctima de ello.
— Bueno...
— Mira, ahí está la heladeria—. Señaló Souya interrumpiendo el incómodo momento que se había formado ante la pregunta de Rindou.
El local era bastante bonito por fuera, se veía que era conocido, ya que se podían observar a varias personas sentadas, en las mesas de afuera o en las de adentro del mismo. Rindou abrió la puerta del local, escuchando la típica campana que anunciaba la llegada de alguien, mantuvo la puerta abierta para que entrara Souya quién venía atrás de él. Este le dió un leve asentimiento en forma de agradecimiento y juntos entraron al local, sintiendo rápidamente el aire acondicionado trabajando a máxima potencia.
