01 ¦ Los amigos no se gustan entre sí

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Desde su caótico encuentro con Chifuyu, Baji se ha comportado como una verdadera sanguijuela detrás de él. El omega ya no lo apartaba, es más, ahora aceptaba su compañía como si realmente le agradara. El alfa quería creer que sí, que lo hacía por gusto y no por sus interminables insistencias.

Sus intentos de clases de lengua y ortografía acabaron por volverse sesiones de charlas. Empezaban como una tarde de estudio normal y acababan con Chifuyu molesto porque Baji no lo pescaba ni en bajada. Todo perfecto.

Con el tiempo, el omega se fue acostumbrando a su presencia infaltable. Sin embargo, el alfa comenzó a notar que había algo más ahí. ¿Era normal que su corazón se acelerarse cada que lo viera? Posiblemente. Chifuyu era muy bonito, con un montón de atributos y rasgos agradables a la vista. Ser suave no era parte de su personalidad, pero sí era pasivo y amable con quiénes lo merecerían. Él, por muy obvias razones, no entraba en ese grupo la gran mayoría del tiempo.

Solía hacerlo enojar inconscientemente, sin llegar a querer hacerlo en realidad. Pero sus personalidades no encajaban el noventa y nueve por ciento del tiempo, así que no había mucho que hacer ante eso. Si Chifuyu estaba tranquilo, Keisuke era una auténtica bala. Si Keisuke estaba de acuerdo con algo, Chifuyu pensaba lo contrario. No podían mantener conversaciones reales y llevar la guerra en paz, porque uno siempre estallaba (generalmente ese era Baji) y llevaba todo a una batalla brutal y sangrienta.

De todas formas, disfrutaba su compañía igualmente, encontrándola amena y refrescante.

El olor del omega era relajante, de los mejores que existían en su opinión de alfa. Le gustaba acercarse a Chifuyu y enterrar la nariz en su nuca, incluso si las primeras veces había acabado con una mejilla morada y un labio roto (o la nariz sangrando, en el peor de los casos). Ahora el rubio se dejaba, completamente acostumbrado a la sensación de tener al alfa encima suya la mayoría del tiempo.

Takemichi solía burlarse de él en silencio cuando esto pasaba, mientras que Manjiro no se aguantaba las risas y simplemente soltaba alguna que otra estupidez en sus caras. Keisuke normalmente le respondía con algo mucho peor (dígase mucho peor en el sentido de utilizar tan mal las palabras que Chifuyu sentía que sus bonitos oídos sangraban), sólo para hacerlo enojar y revolcarse en su propia mierda. Chifuyu siempre le daba un zape en la nuca luego de eso.

También cabe recalcar que no volvió a usar el jodido haiga. Por lo menos no en frente del omega.

Ahora mismo, Chifuyu estaba visitado a unos parientes en muy muy lejano. Keisuke se habría metido en su equipaje para ir con él, pero habían dos grandes impedimentos: 1. El omega no lo había dejado y 2. Chifuyu no quería comprarse una maleta más grande para que cupiera.

¡Incluso cuando le había ofrecido pagarle el ochenta por ciento!

En ese momento, Baji se dio cuenta de que además de bonito (hermoso y radiante), Chifuyu era diabólico. Un diablo disfrazado de ángel. Pero no le importaba, porque tanto la pinta como la actitud le quedaban diez de diez.

Soltó un bufido por diezmilésima vez en el día, ignorando la voz de su intento de mejor amigo hablándole de fondo. Mikey alzó una ceja en su dirección cuando notó que la atención no iba dirigida a él. El omega se preguntó porqué el idiota de Keisuke no lo escuchaba, era el centro de la mesa, la única flor en un mundo de pescados muertos y olorosos (claramente, Baji entraba en esa clasificación). El azabache debía idolatrarlo como a nadie.

Pero si Mikey no iba a escucharlo hablar de Chifuyu, él no iba a llenarse el corazón de envidia al oír como su relación con Draken prosperaba cada día más.

Chasqueó los dedos frente a sus ojos plateados con un toque de amarillo meado. El alfa por fin lo miró a la cara después de eso.

—Deja de pensar en Chifuyu —gruñó, como si fuera un omega territorial y Baji fuese parte de su manada (en su cabeza eso era así)—. Va a volver pasado mañana, no vas a morir sólo por no verlo dos días.

Abecedario • BajifuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora