02 ¦ ¿Plan infalible?

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Cuando Manjiro recibió una llamada de Keisuke a las doce de la tarde en punto, supo de inmediato el motivo de esta.

No había pasado por alto la cara con la que se había marchado el día anterior; completamente dubitativo y con aires de estar gastando sus últimas neuronas funcionales en pensar algo que era demasiado obvio. Así que le dio igual, le indicó que fuera a su casa para hablar de eso que comenzó a atormentarlo en la noche.

Claro que no le diría que debía cambiarse el nombre en su perfil de Yahoo!respuestas, porque vagando por internet había encontrado su pregunta junto a un «KEISUKE BAJI» en mayúsculas. Le sorprendió el nivel de respuestas que había recibido, y acababa de comprobar su calidad al ver cómo su amigo por fin abría los ojos.

Esto debía celebrarse. Con globos, piñata y confeti. No todos los días un idiota hace uso de su cerebro para volverse un cero coma un por ciento más inteligente.

Baji apareció una hora y media después, repleto de pelos de gato y un par de rasguños en las manos. El ceño del mayor se frunció, molesto al verlo llegar tan impuntual, incluso si él mismo era peor al momento de llegar a un lugar a la hora.

—Perdón —le dijo Baji—. Me distraje acariciando gatitos en la calle.

—Lo supuse.

Ambos entraron a la casa de Mikey, evitando pasar por el dojo para no molestar a los estudiantes. Baji iba detrás de él, en completo silencio y con la cabeza agachada. Su terquedad le impedía actuar en esta situación como una persona normal, completamente avergonzado por haberse equivocado al momentobdr darse cuenta de sus propios sentimientos.

Pero es que, estaba difícil y nadie podía negárselo.

¿Cómo iba a saber que le gustaba Chifuyu?

Si no se lo decían, jamás se habría dado cuenta.

Finalmente, llegaron a la habitación de Mikey, una de las más alejadas del resto dentro de la casa. Los impulsos oscuros necesitaban su propio espacio para sobrevivir con dignidad.

Se sentaron en la cama del mayor, con Keisuke mordiéndose el labio inferior.

Tras minutos de silencio, Manjiro habló.

—Entonces, ¿sí te gusta Chifuyu?

El azabache lo miró con la boca abierta por la sorpresa.

—¿Cómo sabes?

Mikey rodó los ojos.

—Te lo he estado repitiendo desde ayer —le dijo con tono ironico—. Que tú seas un idiota cabeza hueca no es mi problema, ¿sabes?

No iba a negar lo de cabeza hueca, porque sabía que lo era.

Pero es que, él no había pensado en ser algo más que amigo de Chifuyu, incluso cuando había caído por su olor a caramelo la primera vez que lo olió. Tampoco se dio cuenta de eso el día en que pensó que sus olores se mezclaban bastante bien juntos.

Porque, es pura lógica, ¿o no?

Él mantenía un aroma a chocolate amargo, tan característico de un alfa imponente e idiota como él. El chocolate y el caramelo formaban una deliciosa combinación de feromonas, increíbles y adictivas a más no poder.

Eso seguía sin dar señales de que le gustaba, en su opinión.

(Baji q eri denso por la re chucha)

—Sabes que mi inteligencia lógica no está exactamente por las nubes —se justificó inútilmente.

Hacer uso de sus 20 de IQ (que había sacado a mucha honra) era una forma de darle motivos a muchas de sus acciones.

Abecedario • BajifuyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora