04 ¦ Bebidas

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Plan B: B̶a̶j̶i̶ ̶K̶e̶i̶s̶u̶k̶e̶   Bebidas

El alfa estaba indignado.

Mientras hacían la lista con los planes y sus nombres, le había surgido la idea de utilizarse a sí mismo para la B. Sin embargo, Mikey lo obligó a descartar esa idea de inmediato, alegando que no saldría nada más que caos si se atrevía a hacer algo por su propia cuenta.

No lo entendía.

Él era el maestro de las acciones, de las improvisaciones y de la buena suerte. Todo lo que viniera de la mano de él, con Saturno de Pablo Alborán de fondo, estaba destinado a salir victorioso sin mucho esfuerzo. No había margen de error, con treinta de treinta casos favorables y una probabilidad del cien por ciento de acierto.

Lo había sacado en clase de matemática y aún no podía terminar de creérselo.

Kazutora sólo le había dicho que estaba siendo demasiado escéptico y optimista, antes de reírse de él y seguir con su propia tarea. Baji estaba seguro de que eso no era por nada más que envidia, siendo el otro alfa el rey de la mala suerte y un experto en mandarse cagadas sin siquiera intentarlo.

Pero de los celos de su amigo es que nace su buena racha.

Volviendo al tema principal, Mikey no lo había dejado ser parte de su propio plan, y finalmente tuvo que optar por invitarlo a unas bebidas mientras veían orange.

Aún le dolía haber cambiado su tono de llamada.

Pero daba igual. Todo por Chifuyu, su amor y su felicidad.

Sonrió y elevó el brazo cuando el omega apareció en su campo de vista, con un short café que le llegaba a la rodilla y una camisa de manga corta. Bendito sea el calor y su sofocante mierda, porque le daba la vista del rubio siendo tan lindo como siempre, pero un poco más fresco de lo normal.

Lo malo es que Chifuyu se aturdía cuando la temperatura subía mucho, dándole un inmenso riesgo de caer desmayado o contraer fatiga. Maldito sea el verano y toda su estúpida estación de tres meses, que ahora parecen seis por culpa del jodido calentamiento global. Ni siquiera la naturaleza tenía derecho de hacerle mal a su omega.

Cómo sea.

Chifuyu le sonrió de vuelta, mostrando sus blancos dientes superiores (que, curiosamente, tenían caries en las muelas traseras). Baji agradecía esto, porque tendría la oportunidad de acompañarlo al dentista en los próximos días, en una especie de cita mientras el omega está con la boca dormida, adolorida y con la imposibilidad de poder comer.

Debía admitir que estaba emocionado por ese día.

En cuanto el rubio llegó a su lado, su corazón comenzó a latir con fuerza.

—Perdón por el retraso —se disculpó el menor—. Se me había olvidado rellenar el plato de comida de Peke J y tuve que devolverme.

¿Que por qué no se habían ido juntos? Él estaba en casa de Kazutora, buscando consejos (de los peores que se pueden recibir) para seguir con su plan.

Baji movió la mano derecha, restándole importancia a la impuntualidad del omega.

—No te preocupes.

Tampoco es como si él fuese alguien para juzgarlo.

Entraron juntos al pequeño supermercado, con calma y charlando cosas sin mucha relevancia. Recorrieron los pasillos del lugar a paso lento, escogiendo algunas galletas y bolsas con papas fritas. Una tarde de anime no era nada sin algo de comida chatarra de por medio.

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⏰ Última actualización: Nov 02, 2021 ⏰

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