Capítulo 5: Caja de Cerillas

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A pesar de ser muy impropio de su elegante personalidad, Alastor maldice cuando el demonio se abalanza sobre él, desatando sus colosales mandíbulas al tiempo que la espesa saliva sale de sus encías sangrantes.

Por suerte, logra esquivarlo. Sin embargo, las garras del extraño se engancharon en su hombro, cortando su carne como un cuchillo caliente a través de la mantequilla.

Sus astas se alargan en respuesta. El dolor cruzó a través de su cráneo, estallando con una aceleración monstruosa. 

Se sintió como ser atravesado por mil espinas afiladas.

El dolor agonizante recorre su brazo, extendiéndose como un fuego eléctrico por todo su cuerpo en tanto sus ojos vuelven a la normalidad, recuperando su orientación.

El dolor agonizante recorre su brazo, extendiéndose como un fuego eléctrico por todo su cuerpo en tanto sus ojos vuelven a la normalidad, recuperando su orientación

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Se apresuraba en terminar de adoptar su forma demoníaca, pero algo andaba mal. 

Por lo general, se adopta fácilmente su forma apical; ya que el infierno se trata de la supervivencia del más apto. 

Aprendió esa lección por las malas cuando llegó por primera vez aquí, siendo un alma eternamente estropeada en un cuerpo inferior en la cadena alimentaria. 

Evadió por poco el desmembramiento y consumo al aprovechar las atávicas profundidades de su verdadera naturaleza bestial; se despojó de lo poco que quedaba de su humanidad y lo reemplazó con algo mucho más siniestro.

Así que, después de haber pasado por todo eso, no entiende el por qué esta situación está saliendo mal.

El demonio lo golpea de nuevo, pero, esta vez, lo detiene. 

Un sonido metálico suena en el aire cuando el soporte de su micrófono se encaja en una de las grietas de las garras.

Gruñendo, el lagarto tira su mano hacia atrás; o al menos, intenta hacerlo, pues sus uñas permanecieron encajadas en la barra.

Sin inmutarse, usa su otro brazo.

Alastor predice eso, logrando esquivar las garras cubiertas de sangre que pasan silbando junto a su rostro, casi perdiendo su ojo expuesto por milímetros.

Con su cuerpo cadavérico agitándose desequilibrado, el demonio cae hacia adelante, dándole paso al Overlord para enganchar sus garras en sus intestinos y extenderlas por la zona.

Se escucha un leve chasquido húmedo. El ciervo siente una ligera resistencia al principio, pero luego, desapareció.

El gemido lastimero es música para sus oídos, registrándolo con su micrófono diligentemente, tal y como lo hizo con todas las desventuradas almas que se encontró antes.

Siendo honesto, nada de esto fue culpa suya. Claro, pudo haber accionado de una forma estúpida y arrogante frente al extraño, pero, ¿quién no lo ha hecho alguna vez?

Celebrity Skin [RadioDust]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora