Capítulo 8

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Nodoka

Han pasado ocho años desde que Ranma se fue, no puedo explicarme porqué lo hizo, Genma tampoco se lo explica. En todo este tiempo lo hemos buscado, estoy segura que no fue porque haya querido, no lo haría, y aunque solo conviví con mi hijo unos años, mi presentimiento de madre dice que él no abandonaría a su familia, no porque quisiera.

Nos fuimos del dojo Tendo dos años después de que Ranma no volvió, deviamos buscarlo, y ahí no podríamos. Ahora vivimos en un pueblo cercano a Nerima, hemos vivido en varios lugares estos años, seguimos buscando a nuestra hijo, y no importa cuánto tiempo pase, lo seguiremos buscando.

Visitamos a nuestro nietos muy seguido, los queremos mucho. Rokuro es idéntico a su papá, y cada vez se parece mas a él, no solo en lo físico. Rinda también es hermosa, ella tiene ya siete años, se parece mucho a su madre, a Akane, pero tiene los ojos de su padre. A ella mi hijo no la conoció, Akane se dió cuenta que estaba embarazada cuando él se fue, yo fui la única que se dió cuenta de su embarazo al poco tiempo, pero no dije nada, ella me lo pidió porque quería que Ranma fuera el primero que lo supiera al volver.

Akane comenzó a salir con alguien más, con Ryoga, él la apoyo mucho desde que Ranma desapareció. Antes de que comenzarán a tener una relación, ella hablo con nosotros, nos explico sus motivos y yo, aunque me doliera que ya no estuviera con mi hijo no me negué, le dí mi permiso para tener una nueva relación, Genma no estaba convencido él quería que Akane esperara a Ranma, pero yo comprendo que si mi hijo ya jamás regresa ella estará sola y no lo quiero,merece tener a alguien y ese muchacho siempre la ha amado. Esto fue solo hace unos meses atrás.

Tampoco me opuse, porque mis niños le tienen un cariño especial a Ryoga, han convivido más con él que con su padre, y aunque me duela aceptarlos ellos lo quieren más a él.

Pero, aún así, cada vez que los visito les hablo de mi hijo, no quiero que lo olviden; cuando comienzo a hablar de él, Rokuro se da la vuelta y se va, no puede perdonar a su padre, pero Rinda, Rinda siempre me escucha atenta, y ella aunque no conoce a su padre en persona, se que lo ama.

—Cariño —hablo Genma tras entrar a la cocina—, ¿Ya vamos a comer? —pregunto abrazándome por la espalda—. Tengo hambre.

—Ya, cariño —estaba por terminar de cocerse la sopa—, ya casi está.

—Que bueno, huele muy rico —los últimos años Genma y yo nos habíamos acercado más, eramos un matrimonio más unido, y yo estaba feliz con eso. Ya casi no recordaba mi Katana.

—Genma...

—¿Hm? —tenia los ojos cerrados y el mentón encima de mi hombro.

—¿Crees que podremos encontrar a nuestro hijo?

—Claro que sí, mujer no pierdas la esperanza —sonrio—, regresará, y sino lo buscaremos y daremos con él.

—Tienes razón.

Él me abrazo más fuerte; había llorado tanto por mi hijo, anhelaba tantas veces con su regreso que hasta había momentos en qué consideraba eso solo como un sueño, algo que jamás pasará.

La tarde siguió tranquila, acordamos que al otro día iríamos a visitar un pueblo vecino, y ver si Ranma podría estar ahí.

A la mañana siguiente, nos despertamos temprano alistamos algunas cosas estábamos listos para salir, pero, algo nos detuvo más bien alguien, el teléfono de la casa comenzó a sonar y antes de que pudiera salir regrese a contestar, tenía algún cierto presentimiento.

—¿Bueno? —respondí

—Tía, ¿tía Nodoka? —identifique la voz de Akane. Se escuchaba rara, exaltada.

—Hola hija, ¿cómo están? ¿Cómo están mi niños?

—Estamos bien tía, están bien.

—Oh que bueno, ¿qué pasa hija? Te escucho rara.

—Tía... lo que pasa es que, bueno... regreso.

—¿Qué? —pregunte sorprendida y aunque no había dicho su nombre sabía que hablaba de Ranma, mi hijo.

—Volvio Ranma tía, está mañana.

Me quedé callada, ya no pude hablar más, estaba completamente feliz, las lágrimas de felicidad salían solas, estaba feliz pero también enojada, ¿por qué nos hizo esto?

—¿Tía? —pregunto Akane al otro lado— ¿Tía?

No le respondí, apenas podía mantenerme en pie.

—Cariño, ¿qué pasa? ¿Por qué tardas tanto? —entró Genma que esperaba afuera— ¿Qué tienes, amor? ¿Con quién estás hablando?

—Regreso —pude decir—, volvió, Genma.

Él abrió sorprendido la boca y tomo el teléfono.

—¿Quién habla? —preguntó.

—Tío, soy yo, Akane—alcance a escuchar que le dijo.

—¿Ranma volvió? —preguntó sin más.

—Sí... tío, el regreso está mañana.

Se quedó callado, estaba sorprendido.

—Vamos para allá —dijo Genma, después de unos segundos—, llegamos en una hora —y colgó.

—Vamos mujer, no hay tiempo que perder. Tu hijo ha vuelto, nuestro hijo ha regresado—tomo mi cara entre sus manos y seco mis lágrimas con sus pulgares—. Vamos—repitió; al ver su rostro, el pañuelo que cubría su cabeza, y las pequeñas lágrimas que querían salir, pero que no las dejaba, me reconforto mucho.

—Vamos —le dije, mientras ponía mis manos sobre las suyas y sonreía.

No podría ser más feliz, al fin podría volver a ver a mi hijo y pedirle una buena explicación.

Salimos rápido hacía allá.

Continuará

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