Venti

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Título: Cecilias

Palabras: 2471

Aviso: un poco sad, spoiler de la historia de Venti

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No fue fácil para Barbatos convertirse en el Arconte Anemo, y sabía que la diferencia entre los demás Arcontes en cuanto a fuerza era abismal. Pero su pueblo confiaba en él, y Barbatos también confiaba en su pueblo, por lo que no podía permitirse dudar. Es por esto que había veces que escribía canciones en las que desahogaba sus inseguridades, después volvía a ser el mismo Barbatos de siempre, bromista y alegre, que no dejaba de molestar a Morax y se iba a beber muchas veces con Murata.

Murata era alguien espontánea, solía presumir de sus batallas ganadas y de la confianza que tiene en su pueblo, pero cuando se emborracha cambiaba por completo, primero hablaba del clima, pasando después por los libros que leyó hasta llegar a los tipos de flores que crecían en su hogar. Barbatos siempre soltaba alguna carcajada cuando le contaba sobre sus caídas, que más que torpes eran épicas, pues siempre terminaba arrastrando al enemigo en estas.

Pero en una de las reuniones para beber, Murata comenzó a hablar de su espíritu guardián. Le contó a Barbatos que ella era muy distinta a la Arconte, era fresca y bonita como una rosa, era inteligente y siempre visitaba al pueblo para cantar canciones y bailar con los aldeanos. Eso sin duda llamó la atención del Arconte Anemo, el cual se imaginaba que la joven que Murata describía bailaba al son de sus canciones. Ahí fue cuando tuvo una idea.

-¡Oye, Murata, preséntame a tu espíritu familiar!

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-¿Mmm? ¿El Arconte Anemo quiere conocerme?-miraste a tu amiga, quien se encogió de hombros.

-Al parecer le llamaste la atención, me dijo que posiblemente encontraría su inspiración en ti, que últimamente no se le venía ninguna melodía a la cabeza, pero que tú tal vez podrías ayudarlo, ya sabes, por lo de que los animales se quedan pasmados cuando cantas-te reíste ante la afirmación de tu amiga, quien observaba cómo ordenabas todos los libros de la biblioteca de Natlan con una expresión aburrida en su rostro.

-Que yo sepa los animales no se quedan pasmados cuando canto

-Animales, humanos, son lo mismo, no hay diferencia alguna-Murata de encogió de hombros, tú te diste un facepalm ante lo que dijo la Arconte Pyro.-Entonces, ¿aceptas? No te prometo que no te hará nada malo, pero si lo hace, lo disfrutarás, eso tenlo por seguro

-E-eso no ayuda en mi decisión...-respondiste con una gota estilo anime- Pero está bien, lo iré a ver. -enseguida viste que una llama se encendía en los ojos de Murata, tú la ignoraste- Dijiste que él componía, ¿no? Pues si me enseña alguno de sus poemas y logra convencerme entonces me convertiré en su musa, ¿está bien?-Murata asintió repetidas veces, para después chillar de la alegría y tratar de abrazarte, algo que técnicamente era imposible ya que estabas subida en una escalera-¡¡¡¡MURATA, BASTA!!!!-gritaste pero tu amiga te ignoró rotundamente

-¡AY, YA VERÉIS QUÉ BIEN OS VAIS A LLEVAR! ¡______, SEGURO QUE LO PASARÁS BIEN, TÚ TRANQUILA!

-YA LO PILLO, ¡¡¡PERO DEJA YA DE BALANCEAR LA PUTA ESCALERA, O SI NO YO...!!!

Antes lo dices, antes te caes.

-...Mmm...creo que me llaman por ahí...-Murata trató de escaparse de ti al darse cuenta de que te había tirado, pero tú le agarraste del hombro.

𝑮𝒆𝒏𝒔𝒉𝒊𝒏 𝑰𝒎𝒑𝒂𝒄𝒕: 𝖮𝗇𝖾 𝖲𝗁𝗈𝗍𝗌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora