Capítulo 1

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Después de varios años de calma matrimonial, el culto al dios de la chatarra y el rey del Inframundo se volvió símbolo de prosperidad, de los momentos difíciles y de superar los obstáculos. Aunque los adoraban como una dualidad, algunos creyentes comenzaron a plantearse si eran pareja.

Décadas después, ya tenían leyendas y algunos decían que Xie Lian tal vez era una diosa.

Para Xie Lian fue otra vergüenza más que debía resistir. No cambiaría de forma como la señora del viento, eso era seguro.

Hua Cheng lo animó la primera vez que se enteraron. Incluso le propuso que él podía crearse una piel femenina para que ambos estuvieran en las mismas condiciones, pero Xie Lian se negó.

Con el tiempo dejó de tener importancia en la veneración, pero no en la configuración de su cuerpo.

Pensó que Hua Cheng había sido extremadamente dedicado en las últimas semanas. Siempre estaba cansado y se levantaba corriendo de la cama de sábanas rojas para vomitar en el baño.

—gege, regresemos al santuario. Le hará bien la comida mortal.

Hua Cheng estaba preocupado. Los dioses no se enfermaban. La respuesta debía estar en que llevaban mucho tiempo en la Ciudad fantasma. Con el invierno, los adoradores se mantenían en casa y sólo había algunas emergencias por desastres naturales. En ese caso, los rezos iban hacia los dioses de la naturaleza, no a Xie Lian.

—Nunca antes había ocurrido.

—Tampoco había un dios que pasará tanto tiempo entre la energía fantasmal.

Xie Lian le sonrió.

Ambos acordaron ir a Puji y verificar que todo estuviera bien.

A su llegada al templo Xie Lian se dió cuenta de que estaba mucho más limpio y ordenado de lo que lo recordaba, incluso habían muchas ofrendas en el altar.

—No pensé que volverían aquí en un buen tiempo —se escuchó la voz de Shu Qingxuan que tenía una escoba entre sus manos.

—Señor del viento que alegría verle, realmente agradezco que mantenga el lugar limpio.

—No es nada, es lo menos que puedo hacer por dejarme quedarme y obtener alguna de las ofrendas para comer, su alteza y lluvia sangrienta son muy amables.

—¿Tenemos una nueva estatua en el templo? —Hua Cheng vio una estatua en la entrada del templo que no había sido evidentemente tallada por él, aún así era muy buena, el príncipe heredero que se veía retratado ahí parecía más una princesa y a él se le había esculpido con una figura un tanto exagerada, quizás más musculoso de lo que se recordaba y hasta tenía un bigote.

—Eso es un aporte de los creyentes del pueblo, entre todos encargaron una estatua para adorar a la pareja del cielo y reino fantasma, aunque lucen algo diferentes.

—¡Ah! ¿Soy una chica? San Lang no luce mal con bigote—dijo Xie Lian un tanto sorprendido.

—¿Gege quiere que me deje crecer el bigote?, podría intentarlo —dijo Hua Cheng con un tono burlón.

—Como son pareja, a las personas les es más fácil creer que son un matrimonio de hombre y mujer, tal y como pasaba conmigo y mi hermano, aunque su alteza es muy fuerte ahora, seguro en su forma femenina sería aún más poderoso—agregó Shi Qingxuan.

—No creo que sea para mí, estoy bien así.

—No tan bien Gege —le recordó Hua Cheng.

—Quizás solo necesitaba cambiar de aires...

—¿Pasa algo con su alteza? —preguntó Shi Qingxuan preocupado, pues ahora que lo detallaba bien se veía algo pálido como sus túnicas blancas.

—Creemos que Gege necesita alejarse un poco del reino fantasma, además que comer la comida fresca del reino humano podría ser bueno para él, su estómago ha estado algo delicado últimamente —explicó Hua Cheng tomando una de las manzanas de la cesta de ofrendas.

La bendición de la bendición del cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora