𝟏𝟑-𝐃𝐞𝐭𝐫𝐚́𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐞𝐝𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐯𝐞𝐥𝐨.

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-¡Estoy tan emocionado! - Po murmuró una y otra vez después de subirse a uno de los barriles.

Era casi al mediodía cuando Hangfan llegó con un carro al pueblo como había prometido. Pero se necesitaba algo más que persuasión para persuadir a Shen de que se subiera al interior del transporte primitivo. Especialmente después de que Hangfan contó su método de camuflaje, que superpondría una placa de madera para rellenar el material, de modo que si los guardias del castillo controlaban el contenido, nunca verían a los polizones.

Xia los miró desde la distancia. Por supuesto, nadie quería llevarla consigo, sería demasiado peligroso para ella, lo mismo para Adivino que prometió vigilarla a ella y a su hermano.

-Está bien,- Shen se rindió y metió un pie dentro del barril.

Po, que ya se había sentado en su escondite, no trató de mirar en su dirección. Pero antes de que Hangfan pudiera cerrar su barril, Xia se acercó.

-Buena suerte Guerrero Dragón.

-Oh, gracias y no te preocupes. Traeré a tu madre, viva y bien.

Xia forzó una sonrisa - Cuida de ella, por favor.

Ella le dio a Shen una mirada preocupada.

Po saludó - No hay problema, todo está bajo mi control.

-Pero ten cuidado con Xiang.

-Och, había tratado con muchos tipos antes, llegaremos a un acuerdo con él.

Xia negó con la cabeza lentamente - No lo conoces, tuve la impresión de que el ataque de los hunos tenía sentido.

Po hizo una pausa - ¿Un ataque y un secuestro un sentido?

-No es más que un sentimiento.

-Ajá.

-Tenemos que irnos - dijo Hangfan.

Po se agachó y la oveja puso la placa de madera sobre él y cerró el barril de modo que entre Po y la abertura quedaran algunos centímetros de aire libre hasta que Hangfan llenó el espacio vacío con pescado.

Po arrugó la nariz - No hablaste de eso, está bien. Un escondite sucio es quizás el mejor refugio para esconderse ante los ojos de los enemigos.

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Po se frotó las palmas de las manos. Hacía frío, pero estaba feliz por su espeso pelaje. De vez en cuando miraba a través de un pequeño orificio en el barril para poder observar el entorno exterior.

El carro atravesó colinas y nieve hasta que el bosque nevado se volvió más sombrío, las rocas y las colinas más altas cambiaron el paisaje. Po no supo cuánto tiempo, pero en algún momento Hangfan golpeó contra los barriles.

-Ten cuidado, llegamos a la primera estación de control de los hunos en la frontera entre China y su tierra.

-Estoy listo para todo y para todos - murmuró Po en respuesta. Shen no dijo nada, pero a nadie le importó.

-Silencioso como el viento - pensó Po y se tapó la boca con las manos para estar seguro.

No tomó más de unos minutos y el carro se detuvo.

Unas voces profundas llegaron a los oídos del comerciante y del polizón, los guardias hunos no parecían muy amistosos. Ya no más y rodearon el carro, acompañados de Hangfan que les enseñó sobre sus bienes. Po miró a través del agujero del barril y alcanzó a ver dos grandes bueyes.

𝐋𝐚 𝐮́𝐥𝐭𝐢𝐦𝐚 𝐆𝐮𝐞𝐫𝐫𝐚 [𝐄𝐧 𝐄𝐝𝐢𝐜𝐢𝐨́𝐧] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora