𝟐𝟕 - 𝐓𝐨𝐝𝐨 𝐨 𝐧𝐚𝐝𝐚 𝐜𝐨𝐧 𝐭𝐮 𝐯𝐢𝐝𝐚.

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Era por la tarde, pero el cielo estaba oscuro como al comienzo de la noche, nubes oscuras cubrieron el cielo y anunciaron nieve nueva.

La pavaja los miró a través de la ventana y deseó poder volar. Pasos de un pájaro sonaron a través del pasillo, firme y lento. Ella no se movió, no se dio la vuelta, ella conocía su ritmo al caminar.

Ellos pararon, podía sentir su mirada detrás de la puerta en su espalda.

Un fuerte golpe de la puerta la dejó estremecerse. Entonces alguien volvió a golpearlo, llevó a cabo sus movimientos bruscos deliberadamente, solo para ver su miedo.

Ella todavía no se dio la vuelta, pero su corazón se detuvo un momento en silencio. Sus pies empezaron a moverse de nuevo en su dirección. Mas y mas cerca, muy lento y relajado.

Trató de concentrarse en lo que sucedió afuera. Se acercó a su lado en la ventana y se detuvo, ella lo reconoció por el rabillo del ojo. Él también parecía mirar por la ventana, el pavo real azul levantó las manos y juntó las plumas de sus dedos.

-¿Estás mirando la nieve de nuevo? - preguntó burlonamente - Por supuesto, como siempre, ¿no?

Dio una sonrisa condescendiente.

-Siempre tuviste una sensación de cosas inútiles.

Él se dio la vuelta, pero ella sintió que le lanzó una desagradable mirada de reojo.

-¿Es esa la razón por la que el universo te trajo a ser un don nadie?

Con cuidado, limpió con su ala sobre una silla y se sentó en ella.

-¡Deja de mirar afuera! ¡Ven aquí!

Inmediatamente se volvió hacia él, pero no lo miró a la cara. Con la mirada baja, se acercó hasta alcanzarlo.

Saludó con su ala y señaló al suelo.

-Siéntate.

Sin protestar, se arrodilló en el suelo. Ella conocía sus órdenes.

Se reclinó en la silla y la miró con sospecha, sus alas en los apoyabrazos se contrajeron más.

-¡Mírame! - el ordenó.

Ella levantó la cabeza sin dudarlo.

Sus ojos azules entrecerrados se encontraron con los plateados de ella. Él, lleno de optimismo y rabia, y ella, triste y asustada.

-Estás buscando tantas cosas inútiles - Juntó las manos - ¿Soy tan inútil para ti?

Extendió la mano y le dio unas palmaditas en la mejilla.

-Siempre fuiste buena para cosas inútiles.

Luego sonrió.

-Pero útil para mi plan.

Xiang le dio una última bofetada y la soltó.

Luego juntó las puntas de las plumas de sus dedos, se reclinó en la silla y sonrió burlonamente, cuando se dio cuenta de su cara de asombro.

-¿De verdad pensaste que me dejaría pescar por nada? ¿Cómo quieres entrar en un castillo de una manera fácil?

Yin-Yu solo estaba mirando a su esposo.

-Lo sabía, el rey Wang nunca me mataría frente a tus ojos.

El pavo real se levantó y se alejó unos pasos de ella.

-No tengas tanto miedo, Por supuesto. Era mi deseo que los chicos hunos atacaran nuestra ciudad para arrestarnos a todos. Mi padre nunca logró tomar su castillo bajo control, pero lo lograría y lo logré, hizo suficientes provisiones para eso. Guo fue uno de los primeros que estuvo de acuerdo conmigo.

𝐋𝐚 𝐮́𝐥𝐭𝐢𝐦𝐚 𝐆𝐮𝐞𝐫𝐫𝐚 [𝐄𝐧 𝐄𝐝𝐢𝐜𝐢𝐨́𝐧] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora