Capítulo 4

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Narra Michael:

¡Ring! ¡RING!

Sentí que algo vibraba en mi pecho, era el teléfono de Mackenzie.

¡Joder Beckham!

Vi que papá se volteó, estaba preparándome para correr hasta que sacó su celular.

- ¿Sí? - era una llamada. Acabas de salvarte, Beckham - ¿No hay otra patrulla? - pasó su mano por su rostro- Está bien, voy para allá. 

Colgó la llamada y caminó hacia la salida del callejón. 

Mackenzie, se movía un poco porque estaba en una posición incómoda.

Cuando vi que no estaba y el carro tampoco, solté a Mackenzie.

- Joder, me asustaste. - dije.

- Lo siento, pensé lo mismo. - sonó un tono y nuevamente algo proveniente de la mochila de Mackenzie vibraba en mi pecho- Tal vez si sea mi madre llamando porque no he regresado a casa.

-Tenemos que irnos -dije moviéndome.

La chica no se movía.

- Espera, tú...no quieres ir a tú casa.- dijo. -¿Quieres ir a la mía?

- No creo que deba ser adecuado - dije - No quiero incomodar.

- No te preocupes, mi madre no es de... hacer muchas preguntas. - dijo con una sonrisa tímida.

- Bueno...

Me sentí incómodo, ya que Mackenzie seguía sentada encima mío.

-¿Te gusta el pescado no?

¡PÁRATE MACKENZIE! ¡PÁRATE! ¡MIS PIERNAS SE ESTÁN ENTUMECIENDO!

-No mucho, pero... el pesado empanizado con papas fritas es mi favorito.

- Eso cocinó mi mamá hoy.

- Bien... está bien. - dije.

Ella se colocó de pie y me dio la mano.

¡AL FIN! ¡NO PUEDO MOVER LAS PIERNAS!

- Vamos- dijo, tomé su mano y me levanté. Le entregué su mochila. - ¿Sabes?

-¿Sí?

- Te ves gracioso cuando te sonrojas.

SONROJARME ¿YO?

Ah! OK, entiendo...

Joder, lo notó.

Seguimos caminando rumbo a la casa de Mackenzie, era un poco alejada de la ciudad, era como en el centro de todo.

Mis piernas... estaban estables. Eso creo.

Llegamos a una gran casa crema que tenía un columpio en la parte trasera.

- Aquí es - dijo -Entraremos por atrás. 

Seguí sus pasos, al parecer no tenía mascotas porque no escuché ni un solo sonido de animal.

Dentro del pequeño jardín, caminamos hasta la puerta trasera que daba directo a su casa y vimos a su madre sentada en el sofá.

Mackenzie abrió la puerta y me ordenó a pasar.

-¿Qué horas son estas de llegar Mackenzie? - dijo su mamá mientras se ponía de pie y dejaba su revista a un lado.

-Lo siento por la tardanza. - dijo parándose en frente de su madre.

- Te estaba llamando y mandando mensajes. ¿Por qué no me respondiste?

- Perdón mamá, no... podía. - dijo Mackenzie y me miró.

Todo Termina En El Comienzo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora