La cara de la verdad

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Al final, me parece que Brayan se buscó que lo terminaran despidiendo. Si le busqué trabajo en la empresa, era para que por fin se pudiera ganar el pan de cada día con esfuerzo y en un lugar en el que seguro le pagaban lo suficiente. Pero igual se puso a andar de perezoso mientras nadie lo veía... A pesar de que me esforcé tanto por lograr meterlo, y hasta mentí para que creyeran que era mi primo (por más difícil que fuera), pero no hubo caso... Parece que después de todo lo que he hecho, no le importa demasiado. Me parece a mí que yo no le importo demasiado.

Lo hablé con Lizeth, que aunque no es la mejor dando consejos, me di cuenta que para ella Brayan siempre fue como una "pérdida de tiempo" para mí, o que por lo menos no era el indicado o la mejor opción de hombre; incluso me llegó a contar que en más de una ocasión le dio unas cuantas miradas muy desagradables, y peores todavía el día en que la novia del Doctor Andres lo vino a ver a la oficina un día después del despido de Brayan.

—Ay Rosmery querida, ¿qué no te das cuenta? El Brayan ese es un vago y un cochino.

—Liz, ya te he dicho que no hables así de él, no seas maleducada.

—Pero es que no tiene nada que ver con ser maleducada mi niña, simplemente te estoy diciendo las cosas como son. La mayoría de los hombres son así, mirones y babosos, pero el tuyo ya se pasa un poquito, aun sabiendo que estás esperando a que te pida casarte con él.

—Bueno, si, en ese último punto es cierto... pero es que yo todavía me niego a creer que mi Brayan de verdad hace esas cosas... Yo quiero pensar que él me es fiel y que me respeta en todo lugar y en todo momento... No sé, Liz, no sé... Preferiría tener pruebas a que moverme mal por lo que podría ser una mala interpretación tuya. No te lo tomes a mal, sabes muy bien que eres mi mejor amiga y que te confiaría mi vida entera, pero a lo mejor no viste bien y bueno, eso nos puede pasar a todos...

—Entiendo, entiendo. Bueno, Ros, no te preocupes, si así quieres que hagamos las cosas, entonces lo vamos a poner a prueba mientras no nos vea.

—No, tampoco me parece bien... —dije, aunque estuve a punto de decirle que si, y aunque se me empezaron a ocurrir mil y un ideas para planes —No está bien tampoco andar espiando y engañando a las personas.

—Bueno, tampoco entonces, pero ya usted mírelo nomas, téngale bien puestos los ojos, que en cualquier instante se da vuelta a mirar a una de esas mujeres que andan por la calle o por la televisión o las revistas, y va a ver que no se va a poder ni aguantar la saliva de la boca.

***

Iba camino a la oficina del Doctor para entregarle unos papeles que me había pedido hace ya rato, cuando me detuve a escuchar detrás de la puerta: conversaba con alguien, que no demoré mucho en identificar como su novia, la modelo Fernanda Sanmiguel. No quise entrar para no interrumpirlos, pero también me pareció correcto quedarme a esperar para darle los papeles lo antes posible (que de seguro ya me va a cargar con otra cosa más para hacer).

— ¡Andy, my dear, no puedo dejar de agradecerte por lo espectacular que es este anillo!

—No es nada, baby, sabes que haría cualquier cosa por ti.

Era la primera vez que lo escuchaba hablando de esa manera, así como si no fuese un robot. Por lo general siempre trata a todos con muchísima frialdad, y solo se dedica a dar órdenes y más órdenes; en mi vida se me hubiese ocurrido que era capaz de decir cosas como esas. Aun así, no puedo evitar pensar que Fernanda suena un poco muy vacía. Tal vez el Doctor... No, no se ya ni qué cosas estoy pensando. Dejé de intentar escuchar y me hice a un lado de la puerta, hasta que Fernanda salió, caminando igual de ostentosa que siempre, sin siquiera dirigirme la mirada. Entre al instante.

AU Nuevo Rico Nuevo Pobre: Rosmery x AndrésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora