†Capítulo tres†

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Tren de las desgracias.

No sabíamos a dónde íbamos. Nunca nos dijeron donde se situaba miedo, solo sabíamos que estaba muy lejos de nuestro pueblito.

— Sentaros por favor —nos dijo la de voz chillona—. Como sabréis mi nombre es Eloísa y seré vuestra guiadora por el concurso.

Todos se sentaron menos yo y otro chico, que se puso a mi lado.

— Mmm, oiga —inició la chica de cabello rubio y ondulado—. ¿A dónde vamos? ¿Dónde estamos?

Eloísa la miró con una gran sonrisa en la cara. Una sonrisa falsa.

— No te lo puedo decir cariño, es secreto —dijo y se llevó el dedo índice a la boca.

La chica, que más tarde supe que se llamaba Julissa, suspiró y asintió.

Nadie dijo nada durante un rato, así que mi instinto curioso me dijo que observará todo por si esto era una de las pruebas.

Estábamos en el comedor. Era un rectángulo enorme para estar dentro del tren.

Era todo una mezcla de color dorado, plateado, blanco y granate.

Había un reloj antiguo de pie, pero ancho, de color granate. Al lado había una mesilla blanca con los bordes dorados. En la esquina, al lado de aquel mueble dorado y blanco, se posaba una planta que llegaba hasta el techo.

Luego estaban las butacas granates también, donde estaban sentados. La mesa rectangular con un fino mantel blanco, dorado con rosas granates y sillas de los mismos colores.

Y más muebles de los cuales no me acuerdo muy bien.

En esa mesa grande había muchísimas comidas, mezclas, colores, texturas, sabores y de todo.

Llegué a pensar que todo eso hermoso, era venenoso.

También quise salir de aquella sala, solo para no escuchar la voz de aquella mujer horrible y ponerme a investigar más sobre el tren.

Si era una prueba, debería situar a los contrincantes, las salidas normales y de emergencia, las ventanas y el lugar en donde estábamos o si estábamos parados.

Puntos clave para un escape.

Misión fallida.

— Cielo...la que está al lado de aquel muchacho de pie.

Me llamaba.

¿Sospechará de que sospecho de que esto es falso? ¿O a lo mejor sospechará de que yo estoy sospechando de que ella está sospechando sobre de que yo estoy sospechando de esto es una prueba?

Ay, en ese momento no sabía nada.

— Mi nombre es Amarantha.

— Amarantha. Amar. Que bonito es el amor ¿no? —dijo y el pequeño pelirrojo sonrió y asintió muy rápido—. Te quería preguntar si te pasa algo. Estás muy quieta, no te mueves, ni parpadeas y estás mirando a la salida todo el rato ¿Ocurre algo?

Negué con la cabeza ¿Cómo le iba a decir mi posible hipótesis? No podía.

El chico de al lado mío me miró, sonrió y estiró su mano.

— Barnett, encantado.

— Amarantha.

— Yo soy Julissa —dijo la rubia alegre.

— Arvel —el pelirrojo por fin tenía nombre.

— Evolet —la morena de ojos oscuros habló.

Miedo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora