†Capítulo doce†

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La amistad se vuelve fuerte cuando el miedo se hace presente.

Volví con los demás y vi a Evolet enfadada, Arvel no era persona parecía un fantasma andante y Juls y Nett estaban juntos.

Juls andaba bien pero Nett no entonces bajé ma mirada a sus piernas y vi como un punto de otro color como blanco clavado en su pierna, corrí a él.

— Oye Nett —dije y no me hizo ni caso entonces miré que era—. Nett tienes algo.

— No tengo nada Mara —me contestó.

Me agaché a su pierna y agarré ese blanco,  se lo arranqué y él pegó un grito. Me quedé mirando eso que tenía en la mano y todos lo miraban.

— Dios santo —dijo Juls.

Sonó un pitido agudo y apareció un cronómetro en cuenta atrás de cinco segundos. Estábamos cerca de la puerta pero la llave no sabíamos donde estaba. Miré el cuchillo que tenía en la mano, Arvel me lo quitó de un manotazo, corrió a la puerta y lo introdujo en la cerradura. Miré el reloj estaba a cero, corrimos a la puerta que estaba abierta.

Madd se quedó el último y vio a unos guardias corriendo a nosotros.

Entramos todos y cerramos de golpe cuando escuchamos un fuerte golpe que hizo retumbar toda la habitación.

Nos giramos a la vez.

Oh, mierda.

— ¡NO!

Julissa corrió hasta Barnett, se arrodilló y le agarró de la cara.

— No, no, no por favor, no me dejes sola en este infierno.

Barnett estaba lleno de sangre por todos lados con una herida profunda en la pierna, se estaba desangrando, lo estábamos perdiendo.

Necesitábamos ayuda de los Superiores.

Las cámaras.

Las busqué por toda la sala hasta que las encontré. Me dirigí a ellas, sabía que Baltrán nos estaba viendo.

— Por favor —susurré delante de ella y con una pizca de súplica.

De repente el pequeño cuadrado que había debajo de esta diminuta cámara se abrió y me dejó ver una especie de vendas y cremas.

— Gracias.

Me giré y corrí de nuevo a ellos. Me agaché y le di las cosas a Evolet que es la que más sabía de medicina y esas cosas.

Ella me miró y se puso manos a la obras.

Sentí como unas manos en los hombros y solo por su tacto sabía de quién se trataba.

Ese chico que desde que empezamos las pruebas me volvió loca.

Maddox.

Aquel chico que me sacaba una cabeza y media. De ojos azules como el hielo y pelo negro como la noche misma. Esa piel que más de una vez me dieron ganas de tocar o rozar.

Ese ser humano que me ponía la piel de gallina, y me hizo llorar bastantes veces.

— Chi-chicos, mi-miren eso —dijo Arvel señalando a la puerta que lentamente se abría.

Estábamos en un pequeño cuarto donde habían dos puertas.

Una detrás cerrada con candado que la pusimos nosotros para dejar atrás aquel monstruo de tres cabezas y la de delante que se abría poco a poco dejando escapar una especie de niebla.

— Levanta —me dijo Madd, le hice caso.

— Chicos Evo no ha acabado, le falta poco.

— ¿Qu-qué es eso? ¡¿Qué mierda está saliendo de ahí?! —gritó Arvel y me miró.

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⏰ Última actualización: Apr 08, 2022 ⏰

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