Parte 9; Barracuda

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Nota:

"La gente hace locuras por amor" si, puede ser, no digo que lo que yo hice fue la locura más grande del mundo, claro que no, sería ridículo, pero si, hice algo... "Grande"? Grande pero no tan grande.
En fin, ya sabemos que caí muy bajo por el, perdería mucho tiempo contando cada una de esas cosas, seguro ni siquiera las recuerdo todas, pero aquí va una.

Fin de la nota.

Algún día de diciembre, 2019 (hace dos años)

Faltaba poco para Navidad, me encantan esas celebridades, recibir presentes, que mejor que eso? La verdad es que nunca le hice un regalo a nadie, o bueno, a veces algún dibujo tonto a mis padres, pero no lo cuento, aunque tengan peso sentimental si alguien me llega a regalar un dibujo pensaría "que mierda es esto?". Obvio no lo diría en voz alta, tampoco soy grosera, a veces se puede elegir no ser un hijo de puta.

En fin, este año era diferente, estaba enamorada, tenía alguien a quien hacerle un regalo, nada me hubiera hecho más feliz que verlo a el alegre quitando el papel de envoltura con una sonrisa en la cara.
Creo haber mencionado antes que en mi casa el dinero no es algo que sobre y déjenme decirles, una adolescente enamorada sin plata con ganas de hacer un gran regalo a su pareja no es algo muy bueno.
Tampoco voy a justificar con que "no tenía dinero y lo hice por el" no fue la primera vez, aunque si la última.

Entré al supermercado de mi barrio, ahí todos me conocían a mi y a mi madre, siempre ibamos a comprar.
Caminé por los pasillos yendo a la góndola de dulces y al pasar por ahí agarré una barra de chocolate, así de veloz, ni siquiera me detuve mientras lo hacía y cuando estaba por doblar al otro pasillo de un segundo a otro la metí en mi riñonera, nadie lo había notado, era muy rápida. Seguí caminando y volví a hacer lo mismo con un paquete de galletas, sabía que el las amaba, eran sus favoritas, no podían faltar.
De nuevo, otra barra de chocolate y lo siguiente fueron dos paquetes de galletas juntos. La riñonera era más grande de lo que parecía, entraban realmente muchas cosas y nadie me había notado todavía.
Vi unas trufas de chocolate, salían demasiado caras, eso me hizo sonreír, me iba a llevar todo eso sin gastar un peso, casi sin esforzarme y oh, no voy a mentir, me encantaba la adrenalina, me sentía imparable y tan veloz.
Tomé el pequeño paquete y seguí caminando, solo venían tres de esas bolitas de chocolate y aún así costaban demasiado, era un robo total. Reí levemente, que buen chiste, un "robo total", irónico.

Recuerdo perfectamente ver al gerente mirándome justo antes de cambiar al siguiente pasillo. Se había dado cuenta? Lo había notado? No me detuve. El bolsillo grande ya estaba lleno así que guardé rápidamente las trufas en el más pequeño, eso era todo, era el último premio, iba a salir de ahí cuánto antes y cuando estaba a punto de regresar al pasillo principal ese viejo apareció frente a mi de la nada, viéndome con esos desagradables ojos malhumorados. Frené en seco. El bajó la mirada a mi riñonera.

- Abrí el bolsillo.- Dijo firme y yo lo miré con cara de idiota, asustada? No, no asustada... Una mezcla de sentimientos... Arrepentimiento por un segundo, enojo, miedo, y también me sentí inútil, atrapada por ese viejo idiota que seguro ahora se sentía un hereo, así es viejo, bien hecho, salvaste este supermercado de un estúpido "robo", seguro tu mayor logro en tu triste vida, pero adivina qué? Sigo siendo más inteligente que tú.

Así lo hice, abrí el bolsillo, el pequeño, dónde solo estaban las trufas que no valían para nada que me hayan descubeirto. El metió la mano en el bolsillo y las saco. Las vio y luego subió la mirada a mi.
Porfavor viejo, no te des cuenta que hay otro bolsillo, se tan inepto de pensar que ya ganaste.

- Vení conmigo.- se dió la vuelta y empezó a caminar. La verdad estaba petrificada, solo mi cuerpo, mi mente trabajaba rápido a pesar del shock de "mierda, me atraparon, esta vez de verdad me atraparon".
Llamo a la otra gerente y en ese momento sentí vergüenza de verdad, yo la conocía, era la madre de una de las chicas que iban conmigo a la secundaria. Escuché al viejo contarle que me había atrapado robando y mostrándole las trufas casi orgulloso de si mismo.
Recuerdo tan claramente cuando ella levantó la mirada a mi y sus ojos se llenaron de decepción al notar que era yo de quien hablaba.

- Es una ladrona.- Dijo con su voz rasposa, seguro de fumar tabaco cada día de su vida.
Ella se quedó en silencio por unos segundos mirándome, la verdad es que no me intimidaba, pero me transmitía respeto así que ante la presión de sus ojos solo pude bajar la mirada, ella me vencía.

- Ladrona.- dijo de nuevo el viejo ente dientes, como si yo fuera despreciable, eran solo unas estúpidas trufas, o bueno, eso creían, pero de todas formas, soy solo una adolescente de 15 años, no debería ser tan duro conmigo. La gerente suspiró.

- Retirate del local.- Dijo sin dejar de mirarme, la verdad no tenía intenciones de quedarme, pero el viejo no quiso salir de mi camino, me siguió hasta la puerta casi pegado a mi repitiendo una y otra vez;

- Ladrona, sos una ladrona.- y cuando por fin crucé la salida y comencé a caminar lejos de ahí no pude evitar sentir una amargura en el estómago, no quería volver a ese lugar nunca más, jamás... Pero de todas formas casi contra mi voluntad sonreí.
Viejo imbécil, en mi riñonera tenía al menos siete paquetes de dulces que se te escaparon y te juro que nunca vas a volver a verme la cara, yo gané y tú no siquiera lo sabes, me pregunto qué tan satisfecho estarás contigo mismo, que pena debes dar.

Llegué a casa, tomé una bolsa de regalo y guarde todo, estaba llena, no entraba nada más. Sonreí, ahora podría hacerlo feliz. Tomé un pequeño papelito y una lapicera negra para hacerle una nota.

Espere hasta Navidad, el vino a mi casa y al ver el regalo me abrazó y me besó y me dijo que me amaba.
Luego se fue con la bolsa y al regresar noté que se había olvidado de la nota, la había visto y leído pero había quedado en el piso tirada, pero no importaba, el era feliz.

Nota de Barracuda para el regalo de su ex-pareja, Navidad de 2019.

"Gracias por hacerme tan feliz, te amo hasta la luna y de vuelta"

Firma: BarracudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora