Parte 12; Dulce noche

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3:00am, sábado 16 de octubre, 2021 (actualidad)

Estábamos demasiado borrachos en la plaza del barrio, sin saber que hora era, con Wally junto a Maxi que estaba a punto de vomitar.
Dominic me llevaba en su espalda hacia una de las mesas, donde nos acostamos porque creíamos que así veríamos mejor las estrellas.

Y ahí tirados boca arriba puso el cigarro de marihuana en su boca -ni siquiera recordaba que se suponía que yo no debía fumar- y acerqué mi encendedor a sus labios para prenderlo y apreciar como fumaba tan naturalmente que me quemaba el corazón.
Luego me lo dió en la mano y mientras pitaba pensé que tal vez ese cigarro sería lo más cerca que nuestros labios estarían nunca, porque ni aunque estuviera totalmente segura de lo mucho que lo amaba me atrevería a hacer algo al respecto, prefería mirarlo ahí, recostado tan tranquilo a pesar de que sabía que yo no estaba en condiciones ni de pararme, pero de todas formas el pretendía que estaba bien, y me hablaba como si fuera capaz de responderle, y me trataba como si fuera la única persona que existía en esa noche, y no quería arruinar eso ni en un millón de años.

Y luego de fumar, sin siquiera pensarlo dejé con cuidado el porro en su boca y me arrepentí enseguida, porque tal vez se daría cuenta de que ese acto de delicadeza significaba que lo quería, pero no pareció notarlo, solo volvió a fumar y mis ojos se iluminaron solo con su rostro, o tal vez por lo drogada que estaba.

Sonreí un poco, el no me amaba pero estaba bien. Y aunque nunca supiera en lo que el estaba pensando en ese momento, aunque ni siquiera supiera en lo que yo estaba pensando... estaba bien.

Ya aclararía mi mente al día siguiente, ahora no importaba para nada.

No hasta que me empezaron a quemar las ganas de olvidar todo el pasado y tomar sus mejillas como si me pertenecieran, apretarlas un poco y besarlo. Sabía que él no quería besarme ni la mitad de lo que yo quería, pero estaba tan borracha que por un segundo no me importó.
Pero de todas formas me mantuve en mi lugar, sin moverme ni un poco.

Un rato después me puse de pie y noté como Maxi vomitaba y levantaba la cabeza a nosotros casi festejando porque hacía rato que quería hacerlo.
Sonreí y di un aullido al cielo celebrando junto a ella, casi cayéndome para atrás porque todo daba vueltas y vueltas pero Dominic me agarró los hombros y me preguntó si estaba bien, sonreí y le dije que mejor que nunca.

Pero comencé a sentirme mal, no podía dejar de balancearme a los costados ni caminar bien. Cuando decidieron regresar a la casa de Wally tuve que pedirle a Maxi que me ayudara a pesar de no estar segura cual de las dos estaba peor.
Pasé mi brazo por sus hombros para que me guiara y mientras los chicos avanzaban nosotras de a poco nos quedábamos atrás.

- Dios, si no vomitaba me iba a morir.-

- Ya te sentís mejor?- pregunté.

- Si, lo mejor es que sigo borracha.- sonrió.

- Te juro que yo no puedo caminar.- dejé que mis ojos se cerraran y confíe en que ella no me dejara caer.

- No pasa nada, yo te ayudo.-

- Me alegra que hayas vomitado.-

- Si...- Se quedó en silencio unos segundos y luego me miró;
-Voy a aprovechar que estamos borrachas para contarte esto.- Abrí los ojos al escucharla y la vi, sonaba a que diría algo importante.

- Este año la pasé muy mal con el tema de... De comer.- Y entonces quedé aún más confundida.

- En que sentido?- me estaba esforzando demasiado por mantenerme en la conversación y no desmayarme.

- Es que...- Se detuvo por un momento porque su voz se quebró y yo seguía mirandola como una idiota.
- Tengo miedo... Porque siempre fui delgada... Muy delgada... Y eso fue algo que siempre se me celebró... Todos siempre dicen que "soy flaquita" como si eso significara que soy hermosa... Como si todo lo que yo soy se basara en mi delgadez... Como si me validaran por mi peso y ahora pienso que el día que ya no me vea así voy a ser totalmente rechazada... Y me siento tan mal... Porque se que no ser delgado no está mal, incluso me parece que hay gente que no es "flaca" y es hermosa... Pero ya no aguanto mas el peso de la gente casi devorándome con sus palabras.- Y sus ojos se humedecieron y los míos también.

Yo nunca fui delgada, en mis primeros años de secundaria incluso tenía sobrepeso y la pasé tan mal con las críticas y la presión social. Jamás me imaginé que Maxi se sentía así...
Nunca creí que esa clase de preocupación pudiera existir en alguien como ella pero ahí estaba, contándome algo tan íntimo que ni siquiera en nuestros nueve años de amistad pude sospechar. Y sentí que me pude haber enojado porque me estaba confesando que temía ser como yo fui... Pero nada negativo surgió en mi mente, porque lo entendía, la entendía mejor de lo que creía.

Me estaba llevando a su lado, cargando mi peso como si fuera el suyo y parada ahí éramos iguales... Con la misma cantidad de huesos y músculos... Era una persona, una persona de verdad, como yo y como tú y como todos... Igual de real y valida y nada me hizo odiar más este mundo que saber que seguro no éramos las únicas que se sentían así. Quise llorar y romper todo. Mandar todo a la mierda, pero ya estamos en la mierda, nos estaban quemando el alma y nos hacían temer por tan solo una apariencia. Mierda... De verdad quería llorar, en el fondo de mi cuerpo, en mi corazón sentía las lágrimas y hasta por un segundo quise dejar de vivir... O abrazarla tan fuere hasta desgarrar su carne.

Quise decirle todo, hace mucho quiero hacerlo, se que la necesito conmigo pero me hace sentir tan ridícula admitirlo en voz alta...

Pero Maxi... De verdad quiero decírtelo, quiero decirte algo de lo que ni siquiera estoy segura... Y en vez de eso solo estoy escondida en mis pensamientos, escribiendo una historia para que algunos desconocidos lean y se entretengan a pesar de que no lo entiendan.
Pero al final soy demasiado débil para levantar la mirada a ti y confesartelo... porque temo que si lo digo en voz alta entonces será verdad y no quiero que lo sea.


Firma: BarracudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora