Alta, pelinegra, sonrisa encantadora, ágil y una personalidad que por naturaleza es demasiada peligrosa y atrevida.
Hirai Momo, la chica conocida como la belleza inminente, la cuál, gracias a la gran y enorme belleza que posee, logra aniquilar a su enemigo en menos de un minuto.
Fue detenida a sus dieciséis años, por faltas a la autoridad, asesinato en segundo grado y desaparición de personas con gran estatus social.
El juez le asignó cadena perpetua, a lo cual sólo cumplió un año en prisión. Ella es prófuga de la justicia. Se dice que se encuentra en China, pero no hay informes que validen esa información.
...
Chan: ¡Hagan sus apuestas, la carrera está por comenzar! - aquel chico alto y con un lindo rostro, gritó, llamando la atención de algunas personas. -¡Hoy se enfrentará la mejor de las mejores! - fue entonces que le prestaron atención, estaban todos eufóricos porque aquella chica se presentará a competir contra su rival. -¡Hirai Momo!
La mencionada apareció montando un hermoso auto, color negro, en el capo había unas hermosas turbinas, que parecían como propulsores para el nitrógeno, en la parte de atrás, una hermosa cola que hacía ver si auto como un verdadero auto de carreras, en la puerta del piloto unas palabras estaban escritas con tinta: "Lo siento, perra"
Chan: iContra su oponente más reñida! - volvió a llamar la atención.-¡Park Sooyoung! - la chica apareció montada en un auto rosa, en el capo un dibujo de una deidad latinoamericana estaba dibujada con grafitti, en la parte de atrás una cola del mismo color daba el toque perfecto a un carro de carreras, y para terminar en la puerta donde ella entraba, había una muñeca estilo anime, mostrando el dedo de en medio. -¡Les pedimos a ambas conductoras, que pasen a la línea de salida! - volvió a gritar.
Momo sonrió de lado, y manejando con una sola mano, hizo lo pedido. Su día básicamente se basada en ir a este tipo de actividades. Por el día era una dulce y tierna chica que escapaba de las garras de la justicia y por la noche, corría por el pavimento de la ciudad, importándole poco cuántas patrullas tuviera detrás de ella. Era toda una maldita delincuente.
A pesar de haber asesinado a más personas de las que podría contar con los dedos, aún le quedaba un poco de cordura en su pequeña e inestable cabecita suya, la cual, estaba cociente que ganar dinero asesinando personas por órdenes de otras; no era la única forma, así que, al momento de enterarse sobre las carreras, supo que también debería ir, no sólo por el dinero, sino también por su fanatismo ante los autos.
Así que eso era lo que se apostaba ahí; los autos y un poco de dinero.
Al llegar a la meta de salida, giró su cabeza hacia la derecha, teniendo la mirada sería de su contrincante, sonrió con mucha burla.
Park Sooyoung, hija de un alto candidato y próximamente presidente, desde que Momo llegó a el lugar de las carreras, una pequeña (gran), rivalidad se desató con aquella castaña clara, que por algunos problemas y desacuerdos, han llegado a los golpes, pero nada que Momo no pueda soportar para no asesinarla. Pero ese día, Momo tenía otros planes.
Asesinarla
Así que primero, debería de encontrar el momento perfecto para llevar a cabo su plan y orden de alguien que había acordado pagarle una cantidad bastante considerable.
Vió como una chica con un short súper corto, un top negro y unos tacones bastante altos para el gusto de Momo. Una bandera de cuadros negros con blancos estaba siendo tomada con su mano derecha. La chica señalo a Momo, quien para afirmar que estaba lista, aceleró, causando ruido pero sin avanzar. Después señaló a Sooyoung, y está hizo lo mismo que Momo.
La chica sonrió mirando hacia enfrente, subió ambas manos y las bajo de golpe, dando por iniciada la carrera.
Momo no perdió el tiempo y aceleró a fondo, al igual que Sooyoung, pero Momo llevaba ventaja por un pequeño tramo.
Momo sonreía con tanta autoridad. Su mente máquina una y mil formas de asesinar a la chica que le cagaba su vida de una y mil formas, porqué tan solo de verla respirar y sonreír, le daban ganas de clavarle una navaja en su yugular y verla desangrar. Pero tenía en mente algo más divertido.
Bajo la velocidad intencionalmente, haciendo que una muy emocionada y eufórica Sooyoung, pasará por su lado, burlándose de su "descuido", para pasarla y ponerse delante de ella. Aquello fue un grave error.
Momo miró hacia la izquierda y vio una gran montaña de tierra, la cual detendría el golpe y la dejaría viva.
Momo se pasó al carril contrario, claro, revisando que no viniera ningún auto, aceleró y se puso a la misma altura de Sooyoung, quién la miró sorprendida, Momo sonrió y levantó sus hombro, antes de darle un giro a su volante, llendose de lleno hacia el auto de Sooyoung, quien no pudo controlar el volante ante el golpe, haciendo que se fuera de lleno a la gran montaña de tierra que estaba a un costado de la carretera solitaria.
El auto chocó y se detuvo al momento, ya que Sooyoung freno para no golpearse tan duro. Momo giró para regresar, escuchó algunos pitasos de los autos que pasaban por ahí, pero no le importo mucho, salió de la carretera y se estacionó a un lado de ésta.
Se giró hacia los asientos de atrás, sonrió y tomó su bate personalizado, aquel que había sido regalado por un amigo cercano en su cumpleaños. Abrió la puerta y salió de su auto, camino por la orilla de la carretera, escuchando las piedras crujir debajo de sus zapatos de cuero negros.
Vió la puerta de el auto abierta y una pierna afuera de éste, para después ver como una aturdida Sooyoung salía del auto, tomando su cabeza con una mano, mientras trataba de entender que había sucedido recién.
Levantó su vista y la vió.
Sooyoung: Maldita perra.- insultó. -Eres una maldita tramposa, casi me matas - reclamó.
Momo: Tienes razón, casi te mato - afirmó con una voz falsa de culpa. -No hubiera sido divertido si hubieras muerto. Gracias por frenar a tiempo - Sooyoung estaba a punto de preguntar de que rayos hablaba, pero un fuerte golpe en su frente, la hizo caer al suelo, aturdida, demasiado adolorida y sin saber qué demonios había pasado.
Uno, dos, tres golpes se le fueron dados en su abdomen con aquel, duro, lindo, y muy pesado bate naranja. Incluso en un golpe que se le fue dado, pareció escuchar como su costilla se rompió.
Gritaba pero al parecer nadie quería ayudarle.
Momo: Que pena que ya no vaya a existir alguien que me joda la existencia, la verdad, era muy divertido -sonrió. -Pero bueno. Espero y te pudras en el infierno - tomó su bate con ambas manos y lo levanto en el aire.
Sooyoung: M-Mi pa-padre te m-matará- hablo con voz entrecortada, gracias al dolor no podía hablar adecuadamente.
Momo rió.
Momo: Estúpida...¿Quién crees que me envió?
Sooyoung: N-No puede...- Y el bate le rompió el cráneo, causándole la muerte al instante.
Momo: Pobre estúpida.