Encerradas

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Una enorme habitación con paredes reforzadas por concreto de mejor, una cabina que había desde arriba, con cristal polarizado para evitar cualquier daño o percance. 

Jihyo: ¿Aún no despiertan? - pregunto mirando hacia abajo, dónde estaban tres sillas, cada una mantenía aproximadamente un metro de distancia, ahí, se encontraban tres chicas, una pelinegra, una pelirosa y la última, una castaña, las tres, tenían una venda cubriendo sus ojos, sus muñecas y tobillos estaban atados a la silla de concreto a la cual estaban sentadas. 

Daniel: No, aún no...¿Crees que fueron muy rudos? - el pelinegro se cruzó de brazos, mirando a las chicas.

La chica que mantenía una taza de café en su mano, se acercó, y apretó un botón, haciendo que un horrible sonido se escuchara por todo el cuarto, excepto la cabina dónde estaban ellos. Las chicas al sentir terrible sonido empezaron a moverse y a gritar sobre dicho sonido. Jihyo dejo de provocar el sonido, viendo que ya estaban completamente despiertas. 

Daniel: Siempre funciona - sonrió de lado el pelinegro. 

Jihyo: Llama a las demás, diles que bajen al cuarto de castigo- asintió a las palabras de la chica, y salió del la cabina, para ir a los dormitorios, dónde estaban las demás. Jihyo dejo la taza de café en una mesa donde no pudiera caerse y provocar algún accidente, después, se dio la vuelta y salió de la cabina, abrió una puerta y bajo las escaleras de metal, hasta llegar a abajo, dónde había cuatro guardias cuidando la puerta de metal de aquel cuarto. 

Xx: Señorita - hicieron una reverencia.

Jihyo: Abran la puerta, y dejen que pasen las chicas cuando lleguen- ellos asintieron, los guardias abrieron la puerta, dejándola pasar. 

Jihyo entro calmada, mirando a las tres figuras femeninas mover solamente sus cabezas, pero no emitir palabra alguna. 

Cuando estuvo enfrente de ellas, carraspeó, haciendo que las tres girarán su cabeza hacia su dirección. 

Jihyo: Un gusto conocerlas, mi nombre es Jihyo, y quiero decir algunas cosas, antes de que se quiten la venda - las chicas escuchaban atentamente. -Primero que nada, realmente necesito su ayuda, en segundo, tal vez esto sea la mayor estupidez que haya hecho en toda mi vida, pero era y es, necesario - un guardia, que estaba en una esquina de la habitación, recibió la señal de que le quitaran la venda que cubría los ojos de las chicas. 

Cuando se les fue retirada, ellas se miraron y abrieron sus ojos sorprendidas.

-¿¡Qué hacen aquí!? gritaron al unísono. 

Jihyo: Yo las traje- las tres miraron a Jihyo, quién estaba cruzada de brazos, mirándolas. 

Momo estaba confundida, lo último que recuerda es haber estado en el garaje puliendo su hermoso auto, un Mustang GT500, cuando un dardo fue clavado en su nuca, dejándola inconsciente en el suelo. 

Sana recuerda haber estado en su cama, abrazando a su enorme peluche, que le había puesto por nombre Tzuyu, sí, el nombre de aquella Chica que le robaba suspiros, realmente ella no tenía ni siquiera contacto con dicha mujer, de ser así, ya tuviera muchos hijos suyos. Era una lastima. Despertar aquí era muy confuso. 

Y luego estaba Mina, quién había sido detenida a mitad de carretera, y siendo noqueada desde atrás con un arma. Su cuello dolía. 

La puerta de la enorme habitación se abrió, por ella entraron 5 chicas, vestidos de diferentes formas, pero siendo ropa obscura.

Nayeon: ¿Son ellas? - pregunto uno a Jihyo, él asintió. 

Jihyo: Chicas, les presento a las hermanas Hirai -las chicas se miraron entre sí, aún sin poder creer que volvían a reencontrarse. 

Minutos después, empezó el interrogatorio y propuesta. 

Momo: ¿Porqué estamos aquí?- pregunto mirando de reojo a sus hermanas. 

Jihyo: Eso, lo hablaremos más tarde- dijo- Por ahora, pueden ponerse al día sobre su distancia, ¿Eso no es lo que hacen los hermanos cuando se reencuentran? 

Sana: Es algo muy estúpido a simple vista, ya que nosotras no nos llevamos bien- inquiere 

Mina rueda los ojos. Otra vez. 

Tzuyu: Son hermanas, ¿Porqué no se llevan bien?

Sana: Verás amor, hay cosas que algunos hermanos no les gusta, compartir- le giño el ojo a la alta. Sí, Sana había encontrado a Tzuyu  frente a ella, se volvió completamente loca (más de lo normal) y desde entonces no deja de coquetearle. A Tzuyu tampoco parece molestarle. 

Mina: Momo y Sana no se llevan porque Momo mato al oso de felpa de Sana- dijo.

Todas miraron a ambas hermanas. 

Momo: El peluche estaba muy feo- se excusa.

Sana: Señor Pooh no tenía la culpa de estar discapacitado visualmente - añadió, mirando mala su hermana. 

Momo: Tú le arrancaste el ojo cuando estabas pequeña, en conclusión, tú tenías la culpa de que el estúpido peluche, sufriera, yo sólo lo ayude. 

Sana: ¡Le arrancaste la cabeza y le sacaste el relleno de su pancita! - gritó.

Momo: Ya te dije que trataba de extirparle un tumor en el estómago, que no haya sobrevivido a la operación no es mi problema. 

Sana soltó un grito agudo. Cuando se quedó callada, la mas pequeña hablo hablo. 

Mina: Son así todo el tiempo, por eso me fui. 

Jihyo pensó que tal vez, esto iba a ser más difícil de lo que pensaba. Incluso las chicas, que miraban la escena divertidos.

Las Hermanas HiraiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora