Hirai Sana

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Cabello rosa, piel pálida, sonrisa encantadora y una personalidad instintivamente peligrosa. 

A sus 18 años fue arrestada por la interpol debido a un asesinato de un político, casi 100 policías, y robo de billones de dólares a los mas grandes bancos de corea. 

Sus antecedentes penales fueron creciendo mediante el tiempo, y sus problemas mentales igual. El juez decidió mandarla al hospital psiquiátrico, ya que su actitud empezó a ser mas agresiva. Pero desgraciadamente, escapo a los tres meses. 

Ahora es prófuga de la justicia y es una delincuente muy peligrosa, y la mas buscada para resolver asuntos pendientes de otras personas.

Ahora es prófuga de la justicia y es una delincuente muy peligrosa, y la mas buscada para resolver asuntos pendientes de otras personas

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...

Sana: Si! ¡Gané otra vez! - la peli-negra, levantó las manos y grito con felicidad. 

Xx: Maldición - se quejó un hombre, soltando sus cartas de golpe en la mesa. Los demás hombres le siguieron al instante. -¿Porqué ganas tan seguido, eh? - preguntó enojado hacia la chica, que recogía sus ganancias. 

Sana: Es suerte, cariño-  le giño el ojo. 

Xx: ¡Tiene una carta escondida ahí!- un chico grito, mientras señalaba sus pechos. 

Sana: Ups - rió con su tono inocente. 

Xx: Maldita perra, nos has estado robando- el hombre hizo un ademán de sacar algo de sus espaldas, pero la chica fue más rápida, y para cuando se dieron cuenta, ya los estaba apuntando con un arma a todos.

Sana: ¿Porqué eres tan grosero, baby?- preguntó con un puchero al hombre que habló antes. Soltó una risita- Yah, soy tan buena con ustedes que en vez de matarlos rápidamente, me senté a jugar una partida de cartas - se cruzó de brazos e hizo un puchero. -Deberían ser más agradecidos de vez en cuando. 

Todos se miraron entre ellos, tratando de armar un plan mediante miradas, para evitar salir sin un rasguño por esa chica loca que hablaba sola. 

Cuando un hombre se quiso hacer el valiente, se levantó y trato atacarla para quitarle el arma, la chica le disparo justo en la frente, el cuerpo de aquel hombre cayó sin piedad al suelo. 

Sana: Maldito perro - dijo mirándolo con desdén. -Bueno... - sonrió. -¿Quién sigue?

Nadie habló, así que Sana tomó la última opción. Su arma apunto a todos, y empezó a disparar a los hombres al azar, sin ni siquiera dejarlos hablar. 

Xx: ¡Espera, espera, espera!- su última víctima la detuvo, ella alzó una ceja, realmente interesada. 

Sana: ¿Qué información valiosa tienes para mí, cariño? - él hombre se arrodilló ante ella, tratando de evitar que lo asesinara. Que mal que no sea lo que él piense. 

Xx: Y-Yo, yo sé todo sobre la organización que están creando los Chou's- Sana saboreó esas palabras en su paladar. La ponía mucho que hablaran de su pareja cuándo estaba por matarlos.- C-chou Tzuyu se está aliando con los Yoo-Im, los Park, los kim y los Son- Sana enarco una ceja.- Ellos te quieren a tí, y a otras dos chicas más- paso saliva- n-no sé para qué, ni quienes son...pero harán un arma mortal, yo...

Y entonces un disparo hizo un hermoso hueco en su frente.

Sana suspiro y miró sus botas manchadas de sangre. 

Sana: Agh, malditos idiotas. 

Estaba por caminar hacia la salida, pero el sonido de unas sirenas la hizo entrar en alerta. Maldijo, guardó su arma en el cinturón de su cintura. 

Corrió hacia la ventana, miró a ambos lados y miró que la ventana de la otra habitación, estaba abierta y por supuesto, había alguien ahí. Con una agilidad increíble, se subió en la orilla de la barda que hacia el balcón. Tomó vuelo y segura de que sus habilidades como escaladora, no le iban a fallar. Corrió y se impulsó al final, su cuerpo voló como una pluma hasta el otro balcón, donde se sostuvo de la orilla y con sus pies y manos logro entrar. 

Se dió la vuelta y entro a la habitación.

Xx: Oye, ¿Quién eres tú? -un chico de cabello medio largo, y de un extraño color rosa, salió por la puerta de la cocina, con un plato de ramen en sus manos. 

Sana sonrió y se acercó al chico, tomó su rostro y juntó sus labios con los de aquel desconocido. El chico tampoco protesto mucho que digamos, dejo el plato en la mesita que estaba a su lado y se aferró a la cintura de la chica. 

Sana posó sus manos en la nuca del chico, al separarse le sonrió y mordió su labio inferior.

Sana: ¿Cuál es tu nombre, cariño?- preguntó. 

Xx: Mark- dijo, con su respiración agitada. 

Sana: Perfecto - se separó de él. -Me voy cielo, pero te encontraré y siempre trata de cargar contigo un condón... por si las dudas -le giño el ojo y salió de su departamento.

El chico se quedó mirando un momento la puerta y salió corriendo hacia su habitación, abrió un cajón y saco un condón y lo guardo en su pantalón. 

Mark: Jamás te dejaré en casa de ahora en adelante, amigo- palmeo el bolsillo de su pantalón y regreso a lo que estaba. 

Los tacones resonaban por el pasillo, hasta que escuchó como los uniformados subían las escaleras de forma precipitada. Maldijo en su interior. Miró a su alrededor y miró un carrito de limpieza, con algunas toallas, jabones y productos de limpieza. Al diablo. 

Sana empezó a quitarse su ropa, hasta dejar sus bragas, los tirantes del brasier, los quito, dejando sólo las copas sosteniendo sus pechos, tomó una toalla y la enredo en su torso, al final, con una mano, removió la peluca negra que había tenido ese día, y dejo su largo y rosa cabello a la vista, con otra toalla lo enredo y se quitó los zapatos, cabe destacar que todo lo que se quitó, lo metió en el carrito doméstico, dejándolo bien escondido en la parte de abajo.

Policía: ¡Alto ahí! - para cuando los uniformados entraron, descubrieron a una mujer muy bella en toalla, bajando las escaleras. 

Sana: L-Lo siento, e-es sólo que ví a muchos policías en el edificio, t-tengo miedo -su rostro inocente y ese tono de voz que pudo contra los policías, era indiscutible. 

Policía: Oficial Kim, llévela abajo y que la revise una ambulancia - el oficial asintió, ayudo a bajar las escaleras a la pobre e inocente mujer que se había asustado por tantas policías. 

Sana sonrió contra el pecho del policía, y salió del hotel siendo escoltada por el mismo. 

Hirai Sana, había burlado nuevamente, a la justicia.

Las Hermanas HiraiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora