007. uncover

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—Está despedida.

Las palabras del hombre frente a ella la hicieron temblar.

—Me avergüenza saber que solo estuvo menos de un año, es la vergüenza de la escuela. Está despedida y olvídese de la carta de recomendación.

Roseanne no dijo nada, asintió y salió de la oficina.

Regresó al salón donde se encontraba dando clases antes, ya no había nadie, solo Lisa.

—¿Qué ocurre? —preguntó con inocencia.

Roseanne suspiró, se giró hacia ella y plantó una bofetada en la mejilla de Lisa.

—¡Por tu culpa! No debí haber dejado Nueva Zelanda.

Ahora Roseanne podía ver el verdadero color de las cosas; Negro.

No debió meterse con Lisa.

"No debiste meterte con ella". Eran las palabras que giraban en su cabeza.

Lisa sonrió cuando Roseanne se fue.

La penúltima fase de su plan había terminado bien.

...

Roseanne no la estaba pasando bien.

Era momento de descubrir todo, descubrir su mente, saber qué haría ahora.

En el momento de recuerdos, se detuvieron en los recuerdos donde Lisa estaba. Debió haber seguido su instinto.

Ahora se vió a sí misma abrir los ojos. Mirar la realidad no era fácil.

Pero, en la pieza más pequeña de su corazón roto, brillaba para que Lisa pueda encenderla. Quería a Lisa, no podía dejar de pensar en nada que no fuera Lisa.

Lisa. Lisa. Lisa.

Ni siquiera se acordaba del rostro de sus padres, solo era Lisa en su mente.

Sus sentimientos cubiertos por la oscuridad comenzaban a salir.

Todo a su alrededor brillaba cuando Lisa estaba con ella. Brillaban con tanta intensidad que nadie podía pararlas.

Su celular sonó. Con emoción contestó al ver que se trataba de Lisa.

—Lisa, lo siento mucho, no quise decir eso hace rat--

—Te tengo un trato —la voz de Lisa se escuchaba serena.

—¿Qué?

—Todo se jodió, alguien se enteró de nosotras, parece que nos vieron aquel día en la discoteca.

—¡Mierda! —gritó Roseanne— ¿Dónde coños estás?

—Afuera de tu departamento —de repente el timbre de su casa sonó—. Abre ya.

Roseanne tiró el celular y corrió hacia la puerta. La mayor no dijo nada y se abalanzó a ella en un abrazo. En solo un mes había generado una dependencia emocional y física hacia Lisa, eso eran un récord para las víctimas de la "menor".

Esa luz que los ojos de Roseanne emitían al ver a Lisa era como el de las estrellas.

—Nunca debimos conocernos, Roseanne —dijo Lisa, aceptó el abrazo, sería el último abrazo que Roseanne le daría.

—No más, no digas nunca. Me lastima. Comencemos de nuevo.

Lisa comenzó a besarla. Este beso era diferente, era como de despedida. Sonrió.

—Descubre tu mente, abre la puerta secreta. Busca tus verdaderos sentimientos, escucha a tu corazón, ¿me quieres? —preguntó.

Roseanne asintió sin dudarlo. Todo de repente se volvía negro.

—Hagamos un trato.

monster | chaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora