002. monster pt.2

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—¿Ya nos vamos? —Lisa se encontraba recargada en el marco de la puerta del salón donde se había llevado la última clase de Roseanne.

—Síp... Solo deja termino de recojer.

Lisa pasó y cerró la puerta a sus espaldas, caminó hasta el escritorio y se sentó en él.

—Profesora Park...

—Por favor no me digas así después de clases.

Lisa ignoró.

—Profesora Park, ¿iremos a su casa o a la mía? —preguntó mientras movía sus pies.

—A la mía, solo deja que todos salgan.

—Ay, pero ¿por qué? Solo iremos a su casa a trabajar. Ya vamos antes de que sea más tarde.

Roseanne torció los ojos y se levantó.

—Lisa, aquí habrá reglas —dictó mientras se quitaba sus lentes pero Lisa se los arrebató.

—¿Se los puede poner cuando tengamos sexo?

Roseanne suspiró. Le quitó los lentes y caminó dejándola atrás. Subieron al carro nuevo de la mayor. Lisa se iba a subir en el asiento del copiloto pero antes de que abriera la puerta la rubia le señaló que se subiera atrás.

—No me respondió —dijo Lisa cuando estuvieron cuadras lejos de la escuela. Antes de que Roseanne respondiera se pasó al asiento de enfrente.

—¡Ey! Lo vas a ensuciar y lo acabo de comprar.

—¿Apoco le pagan tan bien por aguantarnos?

La mayor torció los ojos.

Lisa llevó su mano a la pierna de la profesora pero esta la quitó.

—Bien, te comenzaré a decir las reglas... Cuando estemos fuera de la escuela me dirás "Roseanne", nada de profesora, menos si tenemos sexo, sería muy kinky.

Lisa rió al escucharla.

—Cuando estemos dentro de la escuela trata de no acércate mucho a mí. Cuando estemos fuera háblame de "tú", si me hablas de "usted" me haces sentir vieja y esto se tornaría aún más raro.

—Vaya, veo que ya no tiene miedo porque ya está pensando en sexo cuando yo no he dicho nada, pero la entiendo, ¿quién rechazaría a alguien como yo?

—Esto es serio. Sí, me excitas pero hasta ahí, olvídate de lo romántico.

—No se preocupe, profesora, diga lo que quiera que la haré soñar solo conmigo.

La mayor la miró por el rabilllo de su ojo. Miró esa orgullosa sonrisa y por inercia también sonrió.

—¿Ve? Solo con mi sonrisa la torturo.

Roseanne apretó sus labios al oírla.

—Supongo que algo más despertó dentro de mí, también tengo derecho a disfrutar mi vida sexual.

Lisa miró sorprendida a la rubia, sonrió con orgullo.

—Entonces... ¿aceptas?

—Sí —dijo Lisa sin dudarlo.

...

Roseanne se mentiría si dijera que odiaba aquel sentimiento de locura. Se estaba divirtiendo, era como si no pudiera huir de ahí aunque quisiera. Si lo intentaba saldría herida por aquellas blanquecinas manos que apretaban su espalda.

Lisa la hacía sentir rara, era como si la hubiera salvado pero a la vez sentía que la atormentaba. Una relación con su alumna era lo único que su cabeza repetía.

"Para, echarás todo a perder"

—No puedo... —susurró.

—¿Qué? —preguntó Lisa al oírla.

—Nada, nada. Solo que... realmente eres un mounstro —dijo para después embestirla con más fuerza.

Lisa soltó una carcajeada junto con un gemido.

—Ajá, pero uno muy sexi —dijo, seguido mordió el hombro de Roseanne para comenzar a moverse más rápido arriba de ella.

Todo estaba pasando muy rápido, pasaron de estar en el comedor haciendo la clase de mañana a estar siendo embestida en la gran cama de Roseanne. La rubia se sentía hechizada, sentía un choque eléctrico cada vez que sus labios se unían de nuevo.

Y sí. Roseanne traía aquellos lentes que hacían excitar a Lisa en plena clase.

Y un gran gemido por parte de Lisa fue el que concluyó su primer, pero no último, encuentro.

...

Roseanne veía algo sonrojada la espalda desnuda que sobresalía por aquel espacio de la puerta del baño.

Cuando Lisa salió fingió no haber estado espiando.

—Oye... No tengo malas intenciones, pero sé como persona adulta que esto está mal —dijo la mayor mientras perseguía a Lisa por la habitación.

Lisa rodó los ojos.

—Mira, sólo estoy jugando. Pero si quieres parar esto adelante. Ya veremos quién será la que busque a la otra primero —sonrió y se dió la vuelta para comenzar a alistarse.

Las mejillas de Roseanne se enrojecieron.

—Ahora que ya no tienes miedo intenta salir de este sueño, pero yo siempre viviré y estaré ahí para hacerte sufrir, porque sé que en fondo tú me deseas.

Roseanne apretó su mandíbula y está vez vió sería a la menor.

—¿Cómo me habías dicho? ¿Monstruo? Sí, tal vez sí lo soy, así que tememe. Seré la pesadilla que no te dejará dormir en las noches.

monster | chaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora