006. jelly pt.2

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Llegaron al departamento de Roseanne. La rubia seguía jalándola hasta la cama, la tiró bruscamente y comenzó a desabrochar los pantalón de Lisa, pero era imposible, vió sus manos, se asustó al ver cómo se derretían.

Lisa rió y Roseanne alzó su rostro confundida, volvió a mirar sus manos, estaban normales otra vez.

—Estás loca —dijo antes de volver a lo de antes, los pantalones de Lisa, finalmente pudo desabrocharlos.

Sin mucho cuidado introdujo dos dedos en la entrepierna de Lisa. La menor soltó un chillido de placer.

Todos esos secretos tan profundos que guardaba el ser de Roseanne eran tan ricos. Quería probar si había algún otro.

Roseanne mientras más se había contenido estos últimos días más quería probar. No lo podía ocultar, era tan celosa.

Las reacciones sensibles de la mayor hacían que Lisa quiera molestar aún más.

Roseanne y Lisa se estaban besando. Roseanne sintió cómo la lengua de Lisa cambiaba a una afilada y partida a la mitad. Abrió sus ojos en busca de la mirada de Lisa, y ahí estaban de nuevo esos ojos oscuros que no demostraban ningúna reacción.

Cuando Lisa la empujó contra la cama y quedó arriba de ella todo lo que había visto volvió a la normalidad, sus ojos eran cafés y mostraban placer, su lengua era normal.

Roseanne se estaba volviendo muy pegajosa, los toques que le daba a Lisa eran ya tipo románticos.

Lisa rodó los ojos y alcanzó la corbata de Roseanne para amarrar sus manos.

—Si me tocas pierdo la concentración.

Lisa sonrió. Esa sonrisa radiante hacia que Roseanne se mareara. La forma en la que hablaba con los demás también, eso le recordó porque estaban ahí. Roseanne arrugó el entrecejo y se mantuvo seria a los movimientos de Lisa sobre ella. Lisa se sentó por completo y aún así trataba de mantener su vista seria.

—Seguramente estoy a punto de perder el empleo, más te vale que me complazcas.

—Sólo piensas en eso, en la escuela —comenzó a moverse constantemente más fuerte y rápido.

Lisa solo quería escuchar esa voz, esos gemidos que le recordaba que Roseanne ya estaba arruinada.

Y sí. Roseanne seguía buscando lo que sólo Lisa le daba.

Cómo una niña pequeña, no lo puede ocultar, era tan celosa.

Lisa sonrió cuando escuchó aquellos jadeos y por fin un gemido. Es una emoción hormigueante que se siente muy bien.

Cuanto más te enamoras más quieres probar. Y Roseanne estaba completamente ya enamorada de aquel monstruo que le daba placer.

Incluso estaba sorprendida por verse actuar así.

Tan celosa.

monster | chaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora