{[𝕋𝕖 𝔼𝕟𝕔𝕠𝕟𝕥𝕣𝕖́ 𝕖𝕟 𝔼𝕤𝕥𝕒 𝕍𝕚𝕕𝕒]} 𝔾𝕚𝕪𝕦𝕦𝕋𝕒𝕟 :3

|ℂ𝕒𝕡𝕚𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟚|

Pov Narradora:

Después de su largo día de escuela, Tanjiro salió de la universidad dirigiéndose a su casa, ya que tenía que ayudar a su familia con el negocio familiar.

Los Kamados eran conocidos por su muy famosa panadería, era la más rica y de mejor calidad en la ciudad, se encontraba en el centro, por lo cual estaba muy llena todo el día. Solo que había un problema, les faltaba personal, así que Tanjiro se ofreció a trabajar por mientras en la panadería. Por este gesto de amabilidad, su padre se le hizo justo pagarle como cualquier otro empleado, pero Tanjiro se negó rotundamente, aún así su padre insistió hasta que Tanjiro por fin acepto.

Cuando llegó a su parada, salió de la estación de metro y camino unas cuantas cuadras, llegando por fin a su casa. Pero no contaba con que lo recibieran con una sorpresa tras la puerta.

- Ya llegue mamá- fue interrumpido por su hermanos que se abalanzaron hacia el.

- ¡Tanjiro!- sus cuatro hermanos menores lo tenían atrapado, era un agarre que casi lo hacen caer.

- ¡A-ah! ¡Chicos! ¡Me asustan! ¡Jaja!

- ¡Hoy llegaste temprano! ¿Vas a pasar tiempo con nosotros?- pregunto la hermana menor de los Kamado.

- Lo siento Hanako, pero no puedo, vine temprano para poder abrir temprano la tienda.

- ¡Pero trabajas mucho hermano! ¡Juega un rato con nosotros!- está vez hablo Shigeru.

- De verdad, quisiera, pero no puedo- se arrodillo para quedar a la altura de sus hermanos- pero les prometo que el fin de semana los llevaré al parque a jugar un rato y a darle de comer a los patos, ¿si?

- ¡Si! - dijeron los cuatropara salir corriendo.

- Ahh... que cansado es ir y venir...

- Lo se hermano, pero tú te ofreciste- se escucho una voz femenina, tenía el cabello largo, con puntas castañas, ojos rosas y piel pálida. Tenía puesta una pijama de ositos y estaba comiendo un croissant de relleno de manzana.

- A mira mira, ya se porque nunca hay croissants de relleno de manzana- dijo tensando a la menor- Nezuko, por eso subes de peso.

- ¡N-no es cierto! ¡No subo de peso! ¡Ahora ya no me puedo comer mi croissant a gusto!- se retiro indignada por el comentario de su hermano.

- ¡Yo también te quiero hermanita!

- ¡Cállate! ¡Solo tengo cuatro hermanos! ¡Y todos son menores!- grito desde más adentro de la casa.

- ¡Oye! ¡Más respeto a tus mayores!- dijo divertido por el puchero de su hermana, que ya no le contesto y solo oyó el sonido del cerrar de su puerta- Creo que está en sus días...- se quito sus zapatos y se adentró en la pequeña casa en dirección hacia su cuarto, se cambió de ropa para ir en dirección hacia el pequeño local de la panadería, que no se encontraba muy lejos de ahí.