-Narra Hiro-
(Recomendación, lean este capítulo con Reik - Vuelve)
Los recuerdos rondan en mi mente mientras camino por las calles desoladas, con hacha en mano y una linterna en la otra veo como el sol se pone de a poco. Han pasado tres días… Tres días desde que todo se fue a la mierda…
(Hace tres días)
Salgo disparado del baño y veo a Hana tratando de huir de un hombre la persigue, agarro el hombro del hombre para que pare.
¡Oiga! ¡¿Qué le pasa?! – Le grito pero el hombre parece haber cambiado de objetivo dándome caza a mí, lo agarro con fuerza del cuello y de la frente para retenerlo. - ¡Mierda!
¡Halo! ¡¿Policía?! ¡Necesito ayuda! ¡Un hombre desconocido entro a mi casa y está atacando a mi esposo! – Escucho a Hana hablar por teléfono, creo que a la policía.
El hombre abre y cierra la boca tratando de morderme, parece enloquecido.
Lo empujo lejos de mí pero vuelve a arremeterme, no se detiene con nada, le miro los ojos pero veo algo raro cuando lo miro bien, tiene los blancos, ni siquiera tenía pupilas, solo los ojos totalmente blancos.
Veo como trata de morderme las manos por lo que le doy un puñetazo en la cara que cae al suelo, sin embargo se vuelve a levantar para volver a atacarme.
Se abalanza sobre mi haciendo que caiga al suelo, pongo mis manos en el pecho del hombre enloquecido para alejarlo de mí.
Repentinamente escucho un sonido de disparo y el grito de Hana, el hombre se desploma sobre mí, asqueado y sorprendido lo arrojo a un lado. Miro la puerta principal abierta con un policía apuntando hacia el hombre.
¿Q-Que demonios? – El disparo me desoriento ligeramente, por lo que me siento mareado.
¿Está bien? – Pregunto el policía hacia mí mientras se acercaba al cadáver tumbado en la alfombra de la sala.
¡L-Lo mato! – Grito Hana en pánico mientras se tapaba la boca horrorizada, me levanto para acercarme a ella y estrecharla en mis brazos.
¿Qué demonios pasa? ¿Por qué ese hombre estaba así?
Por favor, vengan para que se lleven al número veintinueve. – Dice el hombre, no parece que se dirigía a nosotros sino a su radio en el hombro.
¿Número veintinueve? ¿Qué significa eso? – Le pregunto aun aturdido mientras abrazo más a Hana para que deje de temblar. Veo como otros dos policías entran a mi departamento y meten al cadáver a una bolsa negra para llevárselo.
Por favor, manténgase en casa, la ciudad será puesta en cuarentena porque ha habido una serie de ataques de humanos con rabia que atacan a las personas, este es el caso número veintinueve en esta ciudad, en las ciudades cercanas he incluso en todo el país ha habido ataques masivos. No se sabe cómo inicio ni como detenerlo, los hospitales están colapsados en otras ciudades y se pide discreción, manténganse en la seguridad de su hogar. – Dijo el hombre para después retirarse.
¿Cuarentena? Debe ser una broma… - Miro la ventana nervioso.
Hana parece perdida en sus pensamientos mientras se sienta lentamente en el sofá mirando su brazo, tenía una mordida muy profunda en su brazo. Suspiro y voy por el botiquín de primeros auxilios para curarla.
Al regresar a la cocina veo a Hana mirar la televisión ansiosamente mientras se cubre la mordida en su brazo.
Eh relájate, seguro es una exageración. – Rio mientras me siento al lado de ella para curar su herida.
Mira… - Dijo señalando la pantalla, miro con curiosidad lo que el periodista dice.
Dadas las circunstancias que está pasando el país debido a una enfermedad misteriosa que hace que las personas se vuelvan sumamente violentas, se pide por favor que se mantengan alejados de cualquier persona posiblemente contagiada. Escucharemos al científico Daiki Ruiz, para que nos diga más al respecto. – ¿Daiki? Ese es el nombre del hermano mayor de Demetrio.
Las personas contagiadas pueden ser descritas como agresivas y con un fuerte deseo de atacar para devorar a las personas, pueden ser identificadas por sus ojos blancos como si estuvieran muertos y porque todos los contagiados son mordidos con anterioridad antes de empezar a atacar. – Siento como mi corazón se paraliza y mi respiración se hace pesada. – Si se encuentran con algún infectado lo más recomendable seria llevarlo a un hospital o centro médico más cerca… ¿Qué pasa? – Se escucha un leve alboroto detrás de cámaras. – ¿Qué sucede? – Daiki rápidamente se aleja cuando se cae la cámara y se corta la trasmisión. Me quedo mirando la estática en la televisión y miro a Hana, la cual tiene una mirada perdida.
¡Hana! – La abrazo y siento como las lágrimas se forman en mis ojos, esto no puede ser… Debe ser una broma…
(En la noche de ese día)
Cariño… No estés triste - Escucho lejana la voz de Hana, después de descubrir que estaba infectada le dio una fuerte fiebre cayendo en cama. – Fui… Tan feliz mientras estuvimos juntos… Por favor, si muero no hagas te hagas daño y se feliz, vive.
Las lágrimas vuelven cálidas a mis ojos. – No quiero, no quiero vivir si no estás tú… – Miro sus ojos que habían empezado a sangrar… Pronto… Ya no sería ella…
Por favor… Yo te cuidare y elegiré alguien ideal para ti… – Su voz se fue apagando poco a poco, agarro fuertemente el cuchillo en mis manos. – Estoy… Feliz de haberte conocido… Adiós mi amor…
Con esas últimas palabras su voz se apagó junto a la llama de su vida… Bajo la cabeza temblando. – Tengo que hacerlo. – Ella me pidió que la matara antes de que se convirtiera… Quería morir siendo ella. – Lo siento… Descansa… – Sentencio dejando caer mi mano junto al cuchillo rápidamente hacia su cráneo con los ojos cerrados.
Me quedo estático unos segundos… Acto seguido abrazo el cuerpo de Hana sin vida…
Por favor, vuelve. – Susurro sintiendo como las lágrimas caían por mis mejillas.
(Después de unas horas)
Escuchaba el alboroto y gritos desgarradores que venían desde la calle, todos los sonidos golpeaban feroces contra mi ventana, yo solo veía el rostro de Hana con lágrimas secas.
No me importaban, no me importaba nada ¿Por qué debería vivir ahora? Sería mejor suicidarme, pienso mientras veo el cuchillo en mis manos pero el recuerdo de Hana invade mi mente y la palabra “vive” se grabó con fuego en mi mente.
Suspire levantándome con pereza de su lado, si quería cumplir su último deseo debía estar lejos. Escucho como el teléfono fijo suena desde hace un rato, descuelgo el celular y me lo acerco.
¿Hola? – Digo en un suspiro cansado.
Cabron ¿Por qué no respondías? No importa ¿Esta Hana contigo? – Se escuchaba un leve griterío al fondo, era Demetrio.
… – Me quede en silencio unos minutos pensando. – Hana murió…
... Mierda… Escucha ¿Cómo estás? – Su tono de voz se suaviza, era algo duro de palabras pero era buena gente.
Vivo… - Lo digo completamente desanimado, la verdad estaba vivo por fuera pero muerto por dentro.
¡Y debes seguir así! ¡Eso es lo que ella querría! Escucha, alista lo necesario, yo te sacare de la ciudad ¡Tienes 30 minutos! ¡Te llamare! – Colgó cuando termino de hablar. ¿Debía ir? Donde sea que vaya me sentiré igual…
Miro la puerta de mi habitación y a paso rápido entro, camino a mi armario agarrando mi mochila de alpinismo, meto un cambio de ropa, botas y mis papeles legales.
Me cambio rápido de ropa poniéndome un pantalón de mezclilla negro, una playera manga larga negra y encima me pongo un abrigo verde militar, agarro mis botas militares y mientras me lo pongo me siento raro, parecía como si todo se me viniera abajo.
Recordé algo de golpe ¿Cómo estarán mis padres? De todo lo que paso ni siquiera los llame.
Agarro mi móvil para buscar el numero mientras me dirijo a la cocina para agarrar agua y comida, metí en mi bolso sin mirar que ponía dentro, no podía gastar tiempo.
Trate de llamar a la casa de mis padres pero nadie me contesto, ni en el fijo ni en móviles.
Suspiro resignado y miro la puerta entre abierta de mi habitación.
… – Camine a paso lento hasta mi habitación, sabía que no tenía tiempo pero me pesaba el cuerpo… Antes de cerrar la puerta susurro un “Adiós” muy tenue que se lleva el viento, cierro la puerta y agarro el hacha que tenía escondida en la habitación donde guardábamos cajas.
Me había quedado mirando el filo del hacha… Buscaba respuestas de que hacer… De repente escucho disparos y salgo rápidamente a mirar por la ventana de mi cocina que daba a la calle principal, miro un tanque de militar de guerra.
Hay alguien sobre saliendo de la parte de arriba, por el cabello rubio con mechones verdes podía distinguir que era Demetrio que disparaba impecablemente hacia todos los infectados haciendo que el numero disminuyera breve mente. Vi como hacia una seña hacia mi ventana.
¡¿Te quedaras hay todo el día o vendrás?! – Su grito calo en mis huesos, era terrorífico, a pesar de estar en el cuarto piso lo escuche perfectamente como si estuviera a mi lado.
Sin perder tiempo salgo de mi departamento sintiendo como se me humedecían los ojos, sabía que dejaba toda una vida atrás pero debía hacerlo.
No me esperaba cruzarme con infectados dentro del edificio los cuales trataron de atraparme, con un revés de mi hacha le volé a dos infectados la cabeza, seguí mi camino hasta las escaleras las cuales baje a toda velocidad, se escuchaba el sonido de disparos afuera de mi edificio, Demetrio trataba de mantener a los infectados afuera a raya para que pudiera salir ileso.
Tras bajar rápidamente las escaleras empujo a un lado al gerente del edificio que desprendía un olor indescifrable para mí.
Salgo abriendo de un portazo la puerta principal y cierro ligeramente mis ojos al sentir la luz en mis ojos.
¡¿Qué haces?! ¡Corre! – Escuche el grito de Demetrio y sintiendo una presencia detrás de mí haciendo que salte a un lado esquivando a una infectada tratando de agarrarme para morderme.
Cuando pude ver bien a mi alrededor todo era caos, las personas que no eran infectados corrían por todos lados siendo perseguidas por diez o más infectados, corrí hasta al tanque tratando de estabilizarme cuando Demetrio disparaba por unos centímetros sobre mi cabeza, este desgraciado estaba loco.
¡¿No puedes correr más rápido?! – Dijo mientras trataba de mantener a los infectados lejos de mí, no puedo reprocharle nada porque me estaba ayudando y estoy seguro de que se está quedando sin municiones, por eso esta tan alterado.
De un salto subí al tanque y Demetrio me metió de golpe dentro del tanque. – ¡Ayúdame a cerrarla! – Grito cerrando la escotilla y yo lo ayude dándole vuelta para asegurarla mientras Demetrio le ponía el seguro a su rifle de asalto.
Joder… – Dijo mientras se dejaba caer en una silla frente a unos monitores y palancas que supongo controlaban el tanque.
Yo sentía un poco de claustrofobia estar dentro y saber que habían miles de esas cosas afuera tratando de abrirlo no me hacía sentir mejor aunque era imposible que lo abrieran.
Al final me senté recostado en la pared fría del tanque, estaba agotado.
Duerme un poco, duraremos en llegar al refugio de civiles. – Escucho levemente hablar a Demetrio y siento que nos movemos, lentamente me dejo caer usando mi mochila de almohada.
¿Qué me pasara a partir de ahora?
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Continuara.
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¿Soy un zombie?
FanficSoy nueva escribiendo así que por favor tenganme paciencia :'3 tratare de subir capítulos una vez por semana.