En algún punto comencé a pensar en alguien, alguien a quien quise demásiado incluso puedo decir que esa persona era realmente mi persona favorita sin embargo como siempre la perdí, perdí a aquella persona que realmente me escuchaba que me decía que el decir que no estaba bien, que no era nada malo como las personas solían decirme.
Aún recuerdo cómo lucía aquella mujer que usaba ese perfume tan encantador, la recuerdo bien como para decir que lo que más me gustaba de ella era esa sonrisa que te hacía sentir como si todo lo que estuviese mal se arreglaría con una sonrisa lo cual me pareció tan increíble pero algo imposible en la vida real.
Ella me ayudó como nadie más, era la clase de persona que con solo verla sabrías que era tan dulce como las palomitas de caramelo y siempre tan amable ante cualquier cosa, cada semana el ir a verla se hizo algo tan normal en aquel cuarto donde el hablar era algo que me salía sin problema el contarle cada pequeña cosa mientras ella escuchaba en silencio y de vez en cuando me decía algo a lo cual yo solo asentía, muchas veces no podía prestarle atención ya que no sabía si su amabilidad era real o solo parte de todos los días pues ella tenía que serlo.
Un día ella me vio llorar y solo me miró sin decir nada, era la primera vez que lloraba frente a alguien y me sentí tan mal por romper en llanto aquella mañana, siempre escogía verla en la mañana ya que el echo de tan solo saber que iría me hacía sentir bien, esperaba pacientemente por ella hasta que me diera una señal para entrar y sentarme enfrente de ella, ella usualmente me preguntaba cosas que nadie me pregunto nunca, el echo de que ella me preguntará mi día era totalmente un sentimiento agradable.
Ese lugar se había convertido en mi lugar favorito, un lugar donde podías sentir comodidad al momento de poder un pie en la puerta ya que sabías que aquella mujer haría lo posible por ayudarte y aconsejar de una forma tan sencilla y amable, ella nunca te obligaría a nada que no quisieras hacer pues ella realmente era un sol.
Cuando entre en aquel lugar ella ya no estaba más y ahora en su lugar había alguien, esa persona era más dura al hablar no tenía ese brillo de querer saber lo que había sucedido solo se sentó y me preguntó cosas simples con un tono frío entonces quise salir corriendo pero no podía hacerlo y esa hora me pareció eterna pues yo no quería estar frente a esa persona y unas inmensas ganas de vomitar comencé a sentir y entonces la hora termino, fue algo totalmente agotardor y nunca más volví a ir a ese lugar.
Y ahora solo puedo quedarme con el recuerdo de una mujer amable, desearía poder despedirme correctamente y decirle que todo lo que hizo por mí no se cómo agradecercelo y que siempre la recordaré como la primera persona que me ayudó.
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Líneas en vida.
Historia CortaLas palabras no suelen salir y se quedan dentro de mi, solo suelen ser escrituras ya que solo de esa forma son capaces de tener un color más lindo.