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Hambre, historia, caldera
"¿Puedes sentirme ahora?"
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CW: Light nsfw; Naga
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La noche no era piadosa con aquellos que no la conocían.
Las entrañas del chico rugían peor que cualquier bestia, devorándole desde dentro en cada paso que daba entre las espinosas hierbas. Cada gota de energía la estaba gastando en buscar una señal, cada músculo gritaba de cansancio y aquello pesaba en los débiles pasos del muchacho.
El chico cayó de rodillas luego de un tiempo, ambas manos hundiéndose en la tierra húmeda, llenándole de barro una vez más; ya había caído antes, pero se rehusaba a regresar sin algo que lo ayudase, ya estaba cansado, pero no podía simplemente arrastrarse con las manos vacías de regreso a su hogar.
Luo Binghe estaba decidido a encontrar a ese Dios que las personas decían rezarle, dar con la deidad de la que los adultos hablaban y rogar por un simple deseo; daría la vida por ese deseo, se entregaría de ser necesario, intercambiaría su existencia por la de aquella persona a la que necesitaba salvar, pero haría lo que fuese.
El niño tragó en seco luego de respirar unos momentos, buscando los últimos céntimos de fuerza en sus músculos para poder ponerse de pie y seguir caminando, aunque fuese un poco más.
Un ligero brillo le llamó desde la distancia.
Tan tenue y pequeño, pero tan claro en medio del oscuro bosque, Luo Binghe ni siquiera lo pensó cuando corrió hacia la zona brillante, a esperanza floreciendo en su pecho con fuerza.
La ilusión se cortó rápidamente, pues el brillo no pertenecía a ninguna deidad, sino a unas pequeñas flores. Tan pequeñas como la yema de un dedo, de pétalos plateados y centros ligeramente rojizos, como pequeñas piezas de joyería que crecían de la tierra misma.
Luo Binghe se arrodilló junto a las flores, admirándolas por largos segundos.
Su madre siempre dijo que no había que tocar lo que era del bosque.
Se suponía ese territorio pertenecía a un dios distante y celoso, pero que cumplía las peticiones de aquellos que le adoraban y presentaban sacrificios a él; hacer algo como arrancar sus flores sería faltar el respeto, insultarle incluso, y su madre insistió en que no había que hacer algo en contra de alguien que había ayudado a muchos.
Alguien que no estaba ahí ahora mismo, alguien que no les había ayudado nunca a ellos.
Su madre siempre dijo eso.
Pero, también le dijo que dejarla morir era la mejor opción.
Luo Binghe no podía obedecer a su madre si se trataba de algo como eso.
Estaba solo, en medio de un bosque a medianoche, con las ropas manchadas en barro y lluvia, frente a unas flores que podrían significar la diferencia entre quedarse huérfano esa misma noche o tener a su madre un día más. No había forma de pelear contra ello, no tenía manera de negarse, bien esta podría ser la señal de que el Dios del bosque le había escuchado.
Estas flores podrían ser su respuesta.
El chico no esperó demasiado luego de tal conclusión, se acercó un poco más a las flores antes de tomarlas entre sus manos, sujetando cuidadosamente aquellas pequeñas maravillas en sus manos manchadas de lodo.