Capítulo 1

6 2 0
                                    

Los mensajes no dejan de llegar a mi teléfono, pero yo no quiero leerlos.

¿Será él?

Pensarlo me genera ansiedad y eso produce que empiece a morderme las uñas, mientras camino de un lado a otro por mi habitación. No quiero parecer una chica desesperada y mucho menos desinteresada.

Curiosamente hace poco empezamos a hablar y descubrimos que vivimos en la misma ciudad, lo raro es que nunca nos habíamos visto. Tampoco me ha dicho su nombre, lo cual resulta un poco extraño porque él si sabe el mío.

Sin embargo; él conoce a una chica que se llama Amanda, igual que yo. Aunque soy consciente de que no se trata de mí, porque si así fuera entonces ya no tendríamos la necesidad de hablar por redes sociales ¿Verdad?

Me percato de que ya ha pasado mucho tiempo y que ya no me llegan más mensajes. Me acerco al borde de mi cama donde he dejado mi celular, presiono el botón principal y se enciende la pantalla.

Es ahí donde veo mis notificaciones.

4 mensajes nuevos.

Sí, son suyos. Procedo a abrir mi cuenta de Instagram, una de las aplicaciones más concurridas en los últimos años, y la cual básicamente se ha vuelto nuestro principal medio de comunicación.

@alx.01: Hola, pecosa.

Ni bien leo su primer mensaje, ruedo los ojos y emito una pequeña sonrisa.

@alx.01: ¿Tienes planes para hoy?

@alx.01: Perdona que ayer no te respondí, quedé con unos amigos.

@alx.01: No te hablé sobre ellos antes, pero no sucedió nada interesante.

Debo admitir que me gusta cuando me habla de lo que hace, es como si yo también fuese parte de ello. Aun así, me resulta extraño lo fácil que ha sido desde un inicio para nosotros establecer una conversación y un vínculo sin habernos visto jamás. Lo más lejos que hemos llegado es describir nuestras apariencias, pues nuestras cuentas de Instagram están vacías. Yo nunca me tomo fotos porque no me considero atractiva, y a él simplemente no le gustan.

Mis mejores amigas siempre me piden que tenga mucho cuidado, pero yo no siento que estoy corriendo peligro. Incluso estoy segura de que todo lo que hemos hablado hasta el momento es real y que él tiene buenas intenciones conmigo.

Decido responder a sus mensajes, pues ya lo he hecho esperar lo suficiente.

@amanda_7304: Hola, ya debes dejar de llamarme "pecosa" y no, no tengo planes. Posiblemente surja algo de imprevisto, ya sabes cómo son mis amigas y cuánto aman organizar planes a última hora.

No esperé que leyera mi mensaje tan rápido, pero lo hace e incluso ya se encuentra escribiendo. Eso significa una cosa, después de varios días por fin tendremos una charla sin interrupciones.

@alx.01: Nunca debiste decirme que tienes pecas, ¿Te apetece ver una película? Ya sabes, por toda esa nueva tendencia podemos hacerlo virtualmente.

Su mensaje me toma de sorpresa, ¿Por qué quiere ver una película conmigo? ¿Acaso también quiere ver cómo soy? ¿Escuchar mi voz? De tan solo pensar en ello, siento como la ansiedad regresa. Yo no soy nada bonita, mi voz es irritable por lo aguda que es, odio mi sonrisa y también mis pecas.

Básicamente odio todo de mí, no estoy lista para una interacción de esa magnitud.

@alx.01: Veo que no te ha gustado mucho la idea, está bien. Sin presiones ¿Recuerdas? No tenemos porqué ver la película ahora, quizá en un futuro no te avergüences tanto.

Una punzada en el pecho, sí, eso es. Se ha desconectado y todo porque no he sabido responder a su invitación. A veces sí que puedo ser muy tonta, a este paso tendré que hacerme a la idea de que hoy no podré tener una conversación fluida con él.

@amanda_7304: Lo siento, es sólo que me pones nerviosa y no quiero que lo notes.

@amanda_7304: Sé que suena tonto y creerás que soy una niña, realmente no quiero que pienses que siempre seré así porque realmente algún día me gustaría ver una película contigo.

Decido quedarme conectada un rato para ver si hay alguna respuesta, pero nada sucede. Realmente lo he estropeado.

(...)

Después de veinte minutos, suena mi teléfono. Me encuentro sentada en mi cama pensando en lo que ha pasado y creando posibles escenarios en los cuales se da un encuentro entre nosotros, nunca antes una persona me había hecho sentir así y creo que parte de mi torpeza es por ello. Ya son dieciséis años de mi vida en los que no he dado ni mi primer beso. Mis mejores amigas, Iris y Clara, siempre cuentan sus experiencias con chicos y al inicio me resultaba muy incómodo tener que escucharlas, pero luego entendí que eso es lo que experimentan las chicas bonitas.

Estoy tan sumergida en mis pensamientos que no caigo en cuenta de que están tocando la puerta de mi habitación. Me levanto y me asomo a la misma, al escuchar murmullos decido abrir. Es así como dos pelinegras se abalanzan encima mío para darme un abrazo.

—Te hemos estado escribiendo toda la tarde y nos has ignorado completamente—Me reprocha Iris una vez terminado el abrazo.

—Lo siento chicas, estaba ocupada.

—Ajá claro, ocupada con el chico misterio—Dice Clara, suelto una risa ligera por el apodo que le han puesto y que le queda perfectamente. —Bueno, ese no es el punto ¿Salimos? Iris y yo tenemos pensado ir a comer algo, ya sabes...plan de último momento.

Asiento.—Claro, no tengo más cosas por hacer. Antes de salir...—Titubeo un segundo —¿Creen poder darme un minuto?—Ambas me miran extrañadas, pero aceptan y salen  de mi habitación.

Inmediatamente aprovecho para leer el mensaje que me ha llegado hace ya varios minutos atrás.

@alx.01: No creo que sea tonto, me gusta que me cuentes cómo te sientes. Ya te dije que sin presiones, sé que fue una propuesta muy rápida, así que descuida porque podemos ir a tu tiempo. De verdad es genial hablar contigo y no quiero arruinarlo. 

Mi respiración se acelera, este chico va a matarme. ¿Acaso tiene un manual llamado "Formas de responder ante las inseguridades de Amanda"?

Opto por contestar algo preciso, pues en cualquier momento mis dos amigas van a desesperarse.

@amanda_7304: Gracias por comprenderme. Te hablo más tarde, plan de imprevisto, ya sabes.

La respuesta no tarda en llegar, me ha enviado un emoticón sonriente. Suspiro y dejo el móvil, entonces aprovecho en peinarme y sujetar mi largo cabello castaño en una coleta. Me miro en el espejo que tengo aquí dentro y considero que lo que llevo puesto no está tan mal. Agarro un bolso en el que meto algo de dinero y también mi celular.

—Amanda, ¿ya estás lista?—Grita Iris.— Juro que si no sales en dos minutos, voy a buscar yo misma a ese chico en Instagram para pedirle que no deje tan embobada a nuestra amiga.

Niego con la cabeza divertida, me sonrojo y abro la puerta de mi habitación.

¡Qué día! Después de todo, parece que no lo he estropeado.

Detrás de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora