Capítulo 4

5 2 0
                                    

Su voz es tal como me la imaginé, aunque al mismo tiempo se me hace familiar.  

Hablamos por más de una hora, fue algo increíble que jamás pensé que podría suceder. No obstante, tuve que dar por finalizada nuestra llamada, pues mis padres acaban de llegar a casa. 

Definitivamente aún no caigo en cuenta de que he hablado con él por primera vez y pese a que no fue algo del otro mundo, resultó mucho más agradable que simplemente mensajearnos por Instagram. Posiblemente me tome el atrevimiento de llamarlo nuevamente, espero que no se sienta incómodo. Incluso después de hablar con él he podio darme cuenta de que mi timidez no me va a llevar a ningún lado y que debería empezar a soltar mis inseguridades para no perderme de los buenos momentos. 

Ya quiero contarle a mis amigas, seguro se pondrán como locas y como siempre armarán especulaciones al respecto. Me lo puedo imaginar e inclusive ya no me resulta tan fastidioso, es más; me intriga y entusiasma lo que dirán de todo esto. 

Es como si luego de aquella llamada, mi perspectiva sobre la vida ha cambiado. Mi única cuestión a ese cambio repentino es ¿A qué se debe? ¿Por qué algo tan simple como una llamada puede llegar a cambiar mi forma de pensar?

Estoy tan sumida en mis pensamientos y dilemas que no me percato de la presencia de mi mamá  en el umbral de la puerta de mi habitación, llamándome para cenar. 

—Amanda, te llevo hablando por más de dos minutos y tu no me estás escuchando. ¿Acaso estás enamorada y por eso tienes esa cara?

¿¡Qué!?

—¡Mamá! ¿Qué cosas estás insinuando? Eso es ridículo—Respondo avergonzada.

—Descuida, cariño. Una mujer enamorada reconoce a otra—Dice con una sonrisa cómplice en el rostro.

Agh.

Esto es demasiado incómodo para mi gusto. Además, de tan solo pensar en la posibilidad de estar enamorada se me revuelve el estómago a tal punto de querer vomitar. 

—Bueno no me apetece escuchar nada de eso, ahora bajo a cenar—Mi mamá se la está pasando fenomenal con mi reacción, tiene una cara de diversión totalmente única.—Y no quiero que vuelvas a insinuar algo así, no estoy enamorada de nadie porque es imposible.

—Lo que tu digas, cielo. Pero esa cara y ese sonrojo no te lo quita nadie. 

¿Sonrojo?

Ni bien mi mamá sale de mi recamara, corro en dirección al espejo y efectivamente parezco un tomate. Odio cuando mis padres insisten en este asunto de conseguir un enamorado o de presentarles un chico, es realmente embarazoso. 

La pregunta es, ¿de quién puedo estar enamorada a estas alturas? y la respuesta es que no tengo a nadie rondando en mi cabeza o en mi corazón. Incluso con el único chico que hablo es con él, quien es sumamente amable, comprensivo, decente y respetuoso; también es una maravillosa persona y siempre sabe sacarme una sonrisa. Literalmente es la única persona que ha logrado tenerme pegada al celular por horas.

Mierda, no es cierto.

Esto no puede estar pasando.

(...)

Luego de cenar y escuchar sobre el incidente en el trabajo de papá el día de hoy. Me dirijo a mi habitación, me echo en mi cómoda cama y espero unos minutos a que mis padres se encierren en su pieza para no tenerlos husmeando a mi alrededor. 

Mientras tanto me coloco mis audífonos, sujeto mi teléfono y abro la aplicación de Spotify. Inmediatamente le doy a la opción de reproducción aleatoria y comienza a sonar "mirrorball" de Taylor Swift. Admiro mucho a esta cantante, creo que siempre muestra lo valiente que es para expresar lo que siente y dar a conocer parte de sus inseguridades. 

Esta canción me recuerda algo curioso de mi persona, lo cual es que mis inseguridades no son creación de mi familia, dado que mis padres siempre valoran quien soy e intentan que me ame. Sin embargo; mis miedos e inseguridades se han vuelto parte de mí, se trata de una creación propia a causa de todo lo que he podido percibir a mi alrededor. Básicamente lo que hago es minimizarme frente a cualquiera y  me sucede frecuentemente en el colegio con mis mejores amigas: Iris y Clara. Ellas siempre resaltan por ser las bonitas del grupo y yo solamente soy considerada una más del montón, porque soy tan común que ya ni genero impacto en las demás personas de mi círculo. 

Siento mis ojos humedecidos y me percato de que toda esa euforia que sentía horas atrás, no es real; porque un minuto después de haber colgado esa llamada, he intentado definirme u originar una nueva versión mía en base a lo que un chico me hace sentir. 

No sé si debería volver a llamarlo después de haber tenido este pequeño momento de reflexión. La verdad es que desconozco que si lo que estoy haciendo o incluso sintiendo, es válido o si se trata de una simple ilusión que he creado en mi cabeza. De lo único que estoy prácticamente segura es que pese a los malos ratos que yo pueda atravesar, él es una de esas pocas personas que me roba una sonrisa.

Antes de que pueda siquiera tomar una decisión, observo en mi teléfono que él se encuentra llamando. A veces parece que puede leer mi mente y que por eso siempre se anticipa a mis ganas de tomar la iniciativa.

Seco mis ojos que continúan llorosos y contesto. 

—Hola, pecosa sé que hablamos en la tarde y no quiero que pienses que soy intenso o algo por el estilo. Es solo que...

Interrumpo su pequeño discurso para poder decir la cosa más descabellada del mundo:

—Creo que me gustas.

Acto seguido, cuelgo la llamada. 


Detrás de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora