Récord of Ragnarok: Last Hope [Pausa Indefinida]

Capítulo 94

Banquete de Héroes
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Hubo un silencio agobiante ante la culminación de la décima ronda. Nadie pronunció una sola palabra después de este pasmante momento en la historia de él universo entero, sencillamente no se podían creer tan rápido lo que sus oídos y ojos habían captado hace no menos que unos miserables segundos.

Los dioses, que siempre habían venerados como los entes más allá de la mortalidad, aquellos que hacen con su creación; la humanidad, lo que se les place, y está misma facción de humanos que desde el inicio de los tiempos siempre vivieron en los confinosos límites que dios les imponía y obedecían tan fieles y otros a regañadientes... y aun así, dios tan omnipotente y todopoderoso había perdido la delantera frente a los humanos.

En ello la humanidad por fin promulgó un fuerte vítreo que resonó junto a los tambores y cánticos del clan Oda, alegres porque su poderoso rey demonio había puesto el pie de la humanidad por primera vez en la perenne existencia por delante a la de los dioses. Nobunaga soltó dos débiles risas sarcásticas por el exageradamente ruidoso momento que había desencadenado, pero que de alguna forma le era reconfortante volver a sentir.

Heimdall se deleitó. ─ ¡¿Es esto posible?! ─y soltó un estoico comentario. ─ ¡¿Acaso la humanidad ha superado al mismísimo dios?! ─

¡EL GANADOR DE LA DÉCIMA RONDA ES ODA NOBUNAGA!

Los mortales sólo arrancaron con más festejos con este triunfal comentario, el mismo guardián del Ragnarok sintiendo un fuerte instinto asesino sobre su nuca que lo hicieron cerrar la boca durante todo este histórico momento; una mirada dirigida por parte del viejo escandinavo, Odín, quién desde su cómoda vista había sido de los que mejor vio todo el encuentro más que nadie en otro lado del coliseo. Loki partió de él espectáculo a otro lugar dentro de él recinto, no hacía falta un vistazo a su rostro para entender su furia latente que fue compartido por otras entidades como Zeus, Ares y hasta el mismísimo Hermes no pudo contenerse de expresar su desagrado.

Pero no todo eran gritos triunfales para las valquirias, que muy a pesar de haber dado un enorme paso para evitar la incineración de la humanidad, la valquiria Svipul había caído en la batalla. Oda vio en primera plana como los restos de su compañera desaparecían en cristales verdosos frente a sus ojos y se perdían en el cielo oscuro, tan sólo quedando el anillo en su dedo como único recuerdo de esta dantesca batalla contra el relámpago de los dioses.

Hombres como mujeres lloraban de alegría con esta nueva posibilidad, un bonito paisaje quedaba como la paz después de la tormenta para este desventurado hombres que apenas y tenía las fuerzas para mantenerse de rodillas frente a todos, pronto acudiendo en su ayuda sus mismos hombres que no pensaron dos veces en lanzarse al agua y ir a socorrer al grandioso luchador de la humanidad, sin embargo las puertas a la salida de la plataforma no fueron bajadas sino por hombres armados con el reconocido logo del clan Tokugawa.