Parte1: Solo un niño

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-¡Padre!- estaba arreglando el jardín enfrente de nuestra casa, cuando escuche que abría la reja de la entrada- ¡Bienvenido!- me levanté del suelo y comencé a caminar en su dirección-.

-¡Sousuke… ¿fuiste el hombre de la casa mientras no estuve?!- extendió sus brazos para darme un abrazo, el cual correspondí-.

-Oye ya no tengo 10 años…

Era un soleado día de verano, 14 de septiembre de 1936, papá había ido a un viaje de trabajo en esa ocasión, era un sencillo hombre de negocios.

-Sousuke fue un buen chico, querido… ¿Y a ti que tal te fue?- mi madre había preparado un almuerzo al que invito a mis abuelos, el cual no solo era para celebrar el regreso de mi padre, sino que también mi cumpleaños número 17-.

-¡Me fue muy bien! ¿Sabes quienes se van a casar? ¡Sakura y Nozomi! ¿No nos ha llegado la invitación?- entramos a casa y él comenzó a quitarse su traje, yo le di una camiseta, su favorita, para que estuviera más cómodo-.

-No querido… tal vez luego...-se escuchó que alguien tocó la puerta, fui a abrir y eran mis abuelos-.

-¡Sou-kun! ¡Feliz Cumpleaños! –decía el abuelo al entrar con una bolsa llena de verduras-.

-Sou-kun, mi niño, Feliz Cumpleaños…-la abuela traía una pequeña bolsa con manzanas y cerezas, hasta donde pude ver-.

-Pasen, pasen- papá se levantó y comenzó a ayudarlos- Hoy tendremos el favorito de Sousuke, un estofado de cerdo y verduras-.

-Papá, no era necesario decir eso…- estaba a punto de sentarme cuando volvieron a tocar la puerta- ¿Buenos.. Días?

*-era el hombre que repartía el correo, solo hizo una reverencia, ni siquiera saludo- ¿Está el señor Yamazaki?- tenía un paquete y un par de cartas en las manos-.

-Si… ¡Papá! –dejó de ayudar a mis abuelos y se dirigió a la puerta-.

-¿Qué necesitas Yoshino?

*Señor… le traigo… la correspondencia… y… necesito que me dé una firma de enterado…-le extendió una lista llena de nombre, solo eran hombres del pueblo, el último de la lista era papá-.

-Sousuke… entra a ayudar a mamá… yo recibiré esto… ¿Te parece?

-Oh… si… claro…-fui donde mi mamá y mis abuelos, escuche como se cerró la puerta-.

-¡Adivinen quien tiene una invitación a la boda!- gritó papá mientras se sentaba en la mesa-.

Me quedé con algo de intriga, pero lo dejé pasar. El almuerzo fue muy divertido, papá y el abuelo compitieron por ver quien soportaba más el curry picante de mamá, a lo que ganó la abuela sorprendentemente. Descansamos un poco, mamá hizo unos raspados, dormimos todos juntos, como cuando yo estaba pequeño. Cuando comenzaba a ponerse el sol los abuelos se fueron, y papá nos dijo que viéramos el atardecer juntos.

-Sousuke…-de la nada nos abrazó a mamá y a mí- vas a tener que ser el hombre de la casa por un tiempo…

-¿Qué? ¿Otra vez tienes un viaje de negocios?- dije despreocupadamente-.

-Esto… será más largo que mis viajes…-estaba confundido con lo que papá decía, y de la nada mamá se echó a llorar- Calma querida… estaré bien…-le dio un beso en la frente a mamá-.

-¿Qué significa eso?- pregunté algo molesto-.

-Sousuke… el país me necesita… no sé muy bien por qué… pero me han comunicado que debo asistir al servicio militar…Por eso, desde la otra semana, tú deberás cuidar a mamá y a tus abuelos…- me solté de su abrazo-.

-¡Quienes te necesitamos somos mamá, los abuelos…-se me comenzaba a cortar la voz-… yo te necesito! ¡Eres mi padre! ¡¿Por qué tienes que hacer eso?!

-No es por mi gusto… al parecer, los que yo creía rumores, se volvieron realidad, y el país comenzará una pelea, en la que debo ayudar, para mantenerlos a todos a salvo- se levantó de donde estábamos sentados y me tomó por los hombros- nunca me ha gustado separarme de ustedes… ni siquiera en mis viajes de negocios… pero debo mantenerlos a salvo de cosas peores… por eso te estoy pidiendo que cuides lo más que puedas, desde aquí, a tu mamá y a los abuelos- me abrazó, yo solo comencé a llorar- yo los cuidaré desde afuera… y te estaré cuidando especialmente a ti…

Solo quedaba lo inevitable, papá se fue el lunes en la mañana, sin decir nada. Mamá llegó a mi habitación, me abrazó y comenzó a llorar “Sousuke” “Sousuke, mi pequeño bebé” repetía una y otra vez. Fuimos a visitar a los abuelos, les dimos la noticia, el abuelo solo se levantó y se fue al cuarto, que era de mi padre cuando joven, la abuela solo comenzó a sollozar en los brazos de mi mamá.

-Ve a ver a tu abuelo, Sousuke…-dijo mamá mientras consolaba a mis abuelos, sí, mis abuelos eran de parte de mi papá, los padres de mi madre la abandonaron en un orfanato y nunca los conoció-.

-Si…-comencé a subir las escaleras, la casa de los abuelos era de dos pisos, y allí lo vi, a mi abuelo, llorando en silencio, sentado en la orilla de la cama en el cuarto, de mi padre, mientras abrazaba el uniforme con el que él se había graduado de la escuela-.

-Sou-kun… tu padre tal vez nunca vuelva…-sentí como si una estaca se encajara en mi corazón- solo parecían locas ideas… pero ahora…-me senté a su lado y lo abrace-.

-Abuelo…-no pude evitar soltar en llanto- ¡Él va a volver! ¡Yo… yo sé que sí!

-Sou-kun… -allí estábamos, mi madre llorando junto a mi abuela en la sala, el abuelo y yo abrazando el uniforme de papá, solo nos quedaba eso, aún si volvía o no, era una triste escena-.

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*¡Yamazaki! ¡Deja de estar en las nubes! ¡Pronto vamos a embarcar en Singapur! –la voz de mi superior me sacó de mis pensamientos, mis recuerdos-.

-¡Sí!- me había perdido recordando el día que papá se fue, y los último días que vi a papá con vida… en este preciso día, que puede ser mi último día, el último día que vivirá Sousuke Yamazaki, sin haber logrado sus metas, dejando a su madre y a sus abuelos, sufriendo otra perdida-.

Nada de esto vale la pena, lo único que me ha mantenido cuerdo en estos 3 años ha sido regresar con mamá, cuidar hasta el último día a mis abuelos… y cumplir lo que me pidió papá “tú debes cuidarlos, desde aquí…” Papá, perdóname si no pude hacerlo, “…Yo te estaré cuidando especialmente a ti” Tal vez hoy nos volvamos a reunir, para poderte abrazar, como ese chico de 17 años, tal vez vuelva a llorar en tus brazos, vuelva a sentir tu calor, esperando desde allí a mamá y a los abuelos. Solo eso me reconfortaba un poco.

*¡Primer batallón!- gritaba el superior-.

-Esto no va a mejorar…-dije en voz baja mientras salíamos del trasbordador, levanté la mirada- ¿Verdad, papá? –luego solo me quedó correr y disparar-.

En otra vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora