Parte7: Promesa

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¿Alguien ya coquio por qué el título del fic? ¿No? ¿Nadie? Okey xD solo porque ando inspirada y no quiero que me odien TwT

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Al día siguiente nos embarcaron, muchos de los soldados se dieron cuenta por cierto superior hablador, de la relación que tenía con Makoto, trataron de hacerme sentir mejor con chistes y anécdotas de ebrio.

Llegamos a puerto, allí estaban muchas familias, me despedí de mis compañeros. Me dirigía a donde estaba mamá y mis abuelos, me alegré al verlos pero no paraba de pensar  “Esta maldita guerra me quitó a dos de mis seres más queridos, no dejaré que me quite a nadie más”. Fuimos a casa, desempaque mis cosas mientras me preparaban la cena. Guardé mi uniforme, y coloqué, los lentes del Doc en una pequeña caja con la que dormía siempre, donde tenía cosas de papá, de mamá y de los abuelos.

Cenamos, mamá notó que estaba triste, sabía que ellos comprenderían así que les conté todo. Mamá y la abuela me abrazaron, el abuelo fue a traerme “un trago” de sake, casi un vaso entero, lloraron un poco por mí, pero yo ya no podía llorar. Mamá durmió ese día conmigo. Conseguí seguir con la vida que había dejado, pero todos los días recordaba a mi querido Makoto, siempre me dolía el pecho.

Casi un mes después me llegó una carta, tenía una dirección y decía “Te hará bien ir allí”, cuando leí de quien era, era del Doctor Ryugazaki. Mamá me dijo que fuera, quedaba lejos de casa, pero igual fui en tren, no sabía que me encontraría, pensé que tal vez sería un estúpido grupo para superar el servicio militar. Yo no quería superar una mierda de todo eso, iba a amar a Makoto hasta el día en que muriera, y eso nada ni nadie lo iba a cambiar.

Me bajé del tren, pregunté por la dirección, un anciano me ayudo. Era un cementerio, “Es famoso por que tiene muchos árboles y flores que florecen en distintas épocas, en resumen es un cementerio vivo todo el año, irónico, ¿no cree?”. Toda la vida no es más que una ironía tras otra, pensé para mi mismo.

Entre, y era verdad, no habían cerezos, pero sí árboles de pinos y muchas flores silvestres, “Busca el 18 desde la entrada” decía la carta, le pregunté al encargado que significaba, él me llevó.

“Tachibana Makoto.

Amado hijo, hermano y compañero.

Dedicado doctor y soldado, sirviendo a su nación, hasta la muerte”

Era una inscripción en, la tumba 18, estaba llena de flores como todo el cementerio, me senté en el suave césped, hacía una brisa bastante fresca. Tenía rosas, margaritas, lirios secos, tulipanes, yo no llevaba nada.

-Hola, Makoto… Bueno…-mi bufanda, me la quite y la puse alrededor de la lápida- hace frío…-apreté el césped con las manos- es un lindo lugar…y… yo me estoy convirtiendo en Ingeniero… ¡Sí! Je… -observe la lápida por un momento- Sabes… muchos me dicen que debo dejarte ir… y eso no lo haría ni aunque tú me lo pidieras… -me recosté, tenía un poco de sueño- me dolería más olvidarte… que vivir con tu recuerdo…-poco a poco sentí los ojos pesados-.

-Sousuke…-esa voz, es… levanté la mirada y allí estaba, recostado a mi lado- También te sigo amando… -su cara, podía ver la cara de Makoto, él me acarició la mejilla- solo que ya no estoy a tu lado ahora mismo…

-Preferiría morir y estar contigo... –tomé su mano-.

-Eso no decía el chico que se preocupaba por su familia... –me sonrió y me besó en los labios, pude sentir esa suavidad otra vez- ¿Puedes prometerme algo?

-Ya te dije que olvidarte no… -respondí inmediatamente, él soltó una risita y topó su frente con la mía-.

-No quiero eso… me dolería ver que me olvides… -tomó aire- Quiero que des lo mejor de ti en lo que te quede por vivir… tráeme tulipanes de vez en cuando… come saludable, cuida tu herida, no arriesgues mucho tu vida… -se detuvo y me observó- Y también…

En otra vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora