Ya falta poco. Las tropas avanzan hacia el norte, todo recto, sin mirar atrás ni a los hombres que han ido cayendo por el camino. Somos menos que antes, me atrevería a decir que más de la mitad han fallecido durante la travesía. No cederemos ante los enemigos. Vamos armados. Heridos, pero preparados para la batalla final. Puedo distinguir los gritos de los demonios, las risas de las brujas, el gruñir de los ogros y el aullar de los lobos. Están cerca. El olor de las cenizas se intensifica hasta crearme un peso en los pulmones. No importa. Por mis hermanos fallecidos que no perderemos esta pelea. Alzamos las lanzas al viento, todos los supervivientes gritamos al unísono y extendemos nuestras alas para distribuirnos por el campo. Las mías, más pequeñas, no iban a fallar en el combate. Todas las sombras que se habían arremolinado a nuestro alrededor empezaron a tomar forma; desde a más horrorosas a más atractivas para distraer nuestra atención. No lo van a lograr. Mi lanza empieza a brillar, emanando la luz celestial por la cual fui bendecido tiempo atrás en los cielos delante de todo mi pueblo y mi nación. Aquella chispa creadora obtuvo el poder necesario para, al ser lanzada, crear un bucle que absorbiera toda oscuridad. Para eso fue creada. Eliminar, absorber, restar... No cualquier cosa, no la obtuve por fines malvados. Solamente se debía usar en la batalla. Y esa, no era una excepción. Con la lanza lejos de mí, desenvaino mi reluciente espada de oro para atravesar a otro de los demonios que quería atacarme por la retaguardia. No iba a dejar que me mataran, aun no era mi hora. Un grito desgarrador fue captado por mis sensibles orejas. Otro acababa de caer. Y otro más... Y cada vez éramos menos. Mis hermanos... No debo permitir que eso ocurra. Y por ello, mis ojos se volverán rojos como la sangre que salpica mi armadura, mis alas se turnarán negras como las oscuras nubes que borraron cualquier rayo de sol proveniente de mi pueblo y mi espada dorada obtendrá el corte de los más afilados dientes del dragón creador de esta batalla. Quizás no lo parezca, pues mi aspecto sigue siendo el mismo, pero dentro de mí algo cambia. Aquel yo que acabo de crear me domina, me hace desear más pelea, más gritos de dolor, más sangre, más muertos... más venganza.
Porque así me apodaron, así me defino, así soy yo: La Venganza de los Ángeles Caídos
El único superviviente de alas negras y ojos rojos. El Portador del Sable Ocre.
-----------------
Hecho con un amigo: @Zeroff_Sama
ESTÁS LEYENDO
Historias Sueltas
FantasíaEn este Wattpad estarán escritos los relatos cortos que suelo escribir en clase cuando principalmente me aburro. Suelen ser de género fantástico o amoroso y no son demasiado amplios a la hora de leerlos. Quizás como máximo ocupen tres páginas. Pero...